Muere Benedicto XVI

Llanto por un peregrino «especial» para España

El presidente de los obispos agradece sus tres viajes, el doctorado de San Juan de Ávila y las beatificaciones martiriales

MISA DE DESPEDIDA DEL PAPA BENEDICTO XVI EN CUATRO VIENTOS _ JORNADAS MUNDIALES DE LA JUVENTUD MADRID 20100 _ (JMJ 2011)© ALBERTO R. ROLDAN21 08 2011
MISA DE DESPEDIDA DEL PAPA BENEDICTO XVI EN CUATRO VIENTOS _ JORNADAS MUNDIALES DE LA JUVENTUD MADRID 20100 _ (JMJ 2011)© ALBERTO R. ROLDAN21 08 2011albertoroldan.com

«Benedicto XVI tenía una vinculación especial con España». Es la reflexión que nace del presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, así como del secretario general de los obispos, César García Magán, tras conocer el fallecimiento de Benedicto XVI.

Ambos aglutinan el sentir de los católicos de nuestro país que ayer encomendaron a Dios el alma del fallecido Papa emérito en las eucaristías dominicales celebradas desde Ferrol a Tenerife.

«Quedará para siempre en nuestro corazón su cercanía con la Iglesia que peregrina en España», destacaba el purpurado aragonés en una declaración institucional.

«Además de canonizar y beatificar a un gran número de hijos de la Iglesia que peregrinan en España, proclamó el doctorado de San Juan de Ávila y en tres ocasiones vino hasta aquí con motivos destacables», detalla el también arzobispo de Barcelona.

A partir de ahí, el cardenal ha repasado estas tres peregrinaciones. Por un lado, su viaje a Valencia con motivo del Encuentro Mundial de las Familias en 2005.

Por otro, su visita exprés a Santiago de Compostela y a Barcelona en 2010, «donde quedó maravillado» por la basílica obra de Antonio Gaudí. A la par, también puso en valor su presencia en la Jornada Mundial de la Juventud que Madrid acogió en 2011.

«Tras aquella tormenta, nos dijo a todos que habíamos vivido una aventura juntos y nos llamó a afrontar con Cristo las pruebas de la vida», asevera Omella.

«Pedimos por su eterno descanso, agradecemos su profundo ministerio como Papa, sus escritos teológicos y su profundo amor a la Iglesia», verbaliza el cardenal, que manifiesta su deseo de que «desde la Casa del Padre siga mirando con ternura nuestro mundo y a cada uno de nosotros».

En esta misma línea, el secretario general de los obispos recuerda su estancia en las cuatro ciudades de nuestro país, haciendo especial énfasis en cómo acudió a Compostela «como un peregrino que fue a venerar los restos del apóstol, raíces de nuestra fe en España», y se detuvo también la «misa impresionante» que presidió en la basílica de la Sagrada Familia «por la que quedó abierta al pública».

Por último, ahondó en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid en 2011, «con la multitud de jóvenes rezando con el Papa, con aquella adoración eucaristía con la custodia de Arfe de Toledo».

Para el obispo auxiliar de Toledo, Ratzinger refleja una «dignísima sucesión al larguísimo pontificado de Juan Pablo II» y, a la vez, «un adviento, una alborada al pontificado de nuestro Papa Francisco». Así, a pesar de que su pontificado no ha sido «largo en el tiempo», sí lo ha sido «intenso en el magisterio, intenso en realidades pastorales».

A la par, plantea cómo «su magisterio que no se reduce a sus tres encíclicas, sino que se extiende a homilías, discursos, su trilogía de Jesús de Nazaret, sabiendo transmitir la fe con la cercanía del catequista». «Ha dejado una huella imborrable y se une a la lista de los grandes papas del siglo XX y XXI», apostilla García Magán.

«Su magisterio se inscribe a la altura de los grandes papas, de los grandes teólogos que han sido calificados como doctores de la Iglesia», expone además el secretario general como un deseo, consciente de que «el juicio definitivo lo tiene la Iglesia».

El supervisor que respaldó al Camino Neocatecumenal

«Serían muchos los hechos que habría que recordar, de su apoyo constante y de su cariño por mí y por Carmen y por el Camino Neocatecumenal, especialmente en Alemania». Son las palabras que nacen de Kiko Argüello, iniciador de esta realidad eclesial tras conocer la muerte del Papa emérito.

No en vano, como prefecto de la Congregación de la Fe, a instancias del Papa Juan Pablo II inició el proceso de examen para la aprobación de las Catequesis y de los Estatutos, y que, nombrado Papa como Benedicto XVI, aprobó definitivamente. Así, Argüello hace un llamamiento global a la oración por su alma, agradecido «por los muchos dones que nos ha dado durante su pontificado».

«Lo que le importaba era la verdad»

El prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, ha destacado de Benedicto XVI su capacidad de escucha: «Edificaba percibir la gran consideración que le merecían las opiniones de los demás, aunque en ocasiones fueran distintas a las suyas».

«Se le podían exponer con toda tranquilidad pareceres contrarios y no se molestaba, a pesar de que vinieran de un interlocutor de menor edad, preparación o experiencia. Lo que realmente le importaba era la verdad», reflexiona el máximo responsable de esta realidad eclesial. Ocáriz colaboró con Ratzinger cuando, en 1986, fue nombrado consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe.