Educación
La generación EBAU: conseguir un título para llegar a fin de mes
La mitad de los jóvenes elegiría otros estudios si tuviera el futuro asegurado
Más de la mitad de los jóvenes españoles reconoce que habría elegido otro tipo de formación si tuviese su futuro asegurado económicamente. Así al menos lo recoge el estudio demoscópico realizado por el Observatorio de la Juventud en Iberoamérica de la Fundación SM, que se presentó ayer en Madrid, en el marco de la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) en la que se jugarán su futuro a partir de la semana que viene unos 200.000 estudiantes.
«Tienen una perspectiva pragmática sobre el estudio, se forman pensando en el mercado laboral», explica Adriana Pérez, coordinadora del informe que justifica esta mirada, en tanto que se trata de una generación que «ha concatenado tres crisis económicas seguidas, lo que desemboca en un impacto directo en cómo se sitúan ante una realidad complicada». Aun así, la encuesta, en la que han participado 400 jóvenes entre 15 y 29 años, también desvela que buscan responder a sus intereses personales.
Aterrizando en los datos concretos, el 26% considera que la vocación es la razón prioritaria de la elección de su formación, seguido de un 21% que prioriza las oportunidades profesionales. A siete de cada diez les apasiona lo que estudian.
«Por supuesto que he mirado las salidas laborales de lo que quiero estudiar, pero no me ha condicionado a la hora de elegir», plantea Carmen Marcos, alumna de bachillerato del colegio católico concertado Corazón Inmaculado de Madrid, perteneciente a la Fundación Educación y Evangelio. Con la mirada puesta en estudiar el doble grado de Administración y Dirección de Empresas con Ingeniería Informática, se muestra preocupada por la nota de corte, convencida de que «con la buena media que tengo, lo alcanzaré».
Sin embargo, los jóvenes son críticos con la realidad laboral en el que les toca moverse. Así, cuatro de cada cinco creen que la sociedad da más importancia a tener un título que a ser una persona realmente formada. En esta misma línea, el 61% de los entrevistas asegura que tener conocimientos o destrezas sobre una materia para un trabajo no sirve de nada si no se puede demostrar una titulación académica. «Hoy nadie se forma ni puede demostrar que verdaderamente se ha formado con un mero título, nos formamos en la vida», apunta Maite Ortiz, presidenta de la Fundación SM. Lo respalda Toñi Urquidi, directora del Corazón Inmaculado: «Desde el aula, buscamos transmitirles emoción en el aprendizaje para que puedan elegir desde su propia vocación y no desde lo que les marque el contexto social».
Aun así, sí se percibe un salto respecto la consideración de la Formación Profesional como una apuesta prioritaria y de calidad, frente a una salida alternativa de segunda categoría frente a las carreras universitarias. «Aunque aún queda mucho por hacer, ha mejorado la percepción porque también ha mejorado la calidad de la oferta formativa. Cuando desde los equipos de orientación compartes con ellos y les vislumbras distintas vías de futuro, sienten que es una opción potente que combina lo vocacional con una vinculación directa con el mercado laboral», aprecia Urquidi.
El estudio del Observatorio de la Juventud lanza además una voz de alarma, al constatar que los y jóvenes con menores recursos escogen en mayor proporción itinerarios formativos por la facilidad de obtener un título.
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