Barcelona

A favor: «Los horarios de verano e invierno son distintos»

Jorge Mira, catedrático en la facultad de Física Aplicada de la Universidad de Santiago de Compostela. De 49 años, es físico, investigador y divulgador científico. Cuenta con varios galardones. Foto: Pepe Ferrín
Jorge Mira, catedrático en la facultad de Física Aplicada de la Universidad de Santiago de Compostela. De 49 años, es físico, investigador y divulgador científico. Cuenta con varios galardones. Foto: Pepe Ferrínlarazon

A pesar de que parezca lo contrario, no todo el mundo está contento con la propuesta de la Unión Europea de eliminar el cambio de hora que se lleva a cabo dos veces al año. Hay quien quiere seguir moviendo las manecillas del reloj los últimos fines de semana de los meses de octubre y marzo. Pero, aunque es verdad que no se trata de la mayoría, en este reducido grupo también hay expertos. Uno de ellos es Jorge Mira, director del programa «ConCiencia» y titular del departamento de Física Aplicada de la Universidad de Santiago de Compostela. Además, también forma parte del comité que evaluará si España debe cambiar de huso horario. En una conversación con LA RAZÓN, Mira se muestra rotundo: «Debemos seguir manteniendo el cambio estacional de hora». Lo mismo piensa el diez por ciento de los españoles, según una encuesta de esta semana.

Mira tiene varios argumentos que respaldan su polémica postura. Y decimos polémica solo porque va en contra de la opinión general de la población europea. El primero es que las horas en las que luce el sol no son las mismas en las cuatro estaciones. «La duración del día cambia a lo largo del año, y bastante. En verano, el día dura seis horas más que en invierno. Parece evidente que con ese cambio tan acusado no se puede mantener el mismo corsé todo el año».

La segunda razón que esgrime es que el cambio horario es una constante a lo largo de la historia. «La humanidad siempre lo ha hecho. En los años 60, los comercios tenían un horario de verano y otro de invierno, al igual que lo hacían las Cortes de Cádiz». Y eso a pesar, continúa, de que en aquella época no había luz eléctrica: «No se hacía por ahorro energético». «El cambio estacional de hora racionaliza esa circunstancia», explica.

Por otro lado, Jorge Mira recuerda que, en el caso de que no haya que volver a adelantar o atrasar el reloj, habría que decidir con cuál de los dos horarios se queda España. «Con el de invierno, amanecería en la costa atlántica gallega entre las nueve y las diez de la mañana durante cuatro meses al año. Con el de verano, en Barcelona amanecería antes de las seis de la mañana durante cuatro meses al año. Con una opción o con la otra, se fractura el país», denuncia el catedrático de Electromagnetismo de la USC. También ilustra su postura con la percepción que tendría la población en general. «Tener horario de invierno sería como andar con abrigo todo el año (en verano también). Tener horario de verano sería como andar en bermudas todo el año (en invierno también)», subraya Mira.

El titular de Física Aplicada da una razón más para reafirmar su teoría de que debemos seguir estando como estamos: que los quebraderos de cabeza que ocasiona el cambio son un mal menor en comparación con los innumerables beneficios que proporciona durante los 363 días restantes. «Porque las molestias o incomodidades que puede haber los días después del cambio son un precio razonable para estar después durante medio año con el horario que mejor encaja». Según diversos estudios que cita Jorge Mira, estas molestias no se alargan mucho en el tiempo. La mayor parte las sitúan en dos o tres días. Otros elevan este periodo hasta los diez días, e incluso las dos semanas, pero solo en los casos de población más sensible.

Sin embargo, estos argumentos no resultan suficientes para una buena parte de la población. En concreto, nueve de cada diez españoles abogan por que el horario permanezca fijo. El porcentaje entre los europeos es similar: según un estudio encargado por la Comisión Europea, el ratio que respalda la iniciativa se eleva hasta el 84 por ciento. Sin embargo, lo único que parece claro por el momento es que el de esta noche no será el último cambio horario. La decisión final de los dirigentes de los estados europeos se hará esperar, al menos, hasta el año 2019.