Sequía

El arzobispo de Barcelona implora al patrón de Madrid para que llueva

Omella recuerda la figura de San Isidro Labrador en su carta dominical

Cardenal Juan José Omella
Cardenal Juan José OmellaGiorgio OnoratiAgencia EFE

El arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el cardenal Juan José Omella, ve "con preocupación" la situación de sequía, pide hacer "todo lo que esté en nuestras manos" y ruega a san Isidro, patrón de los agricultores, que "nos conceda el agua que tanto necesitamos".

En su carta dominical de hoy, titulada "La popularidad de San Isidro Labrador", el cardenal recuerda que está a punto de clausurarse, el próximo 15 de mayo, el Año Santo Jubilar de san Isidro Labrador, concedido por el papa Francisco con motivo de la celebración del 400 aniversario de la canonización de este santo.

Tras repasar la historia de san Isidro Labrador, el arzobispo de Barcelona aborda el problema de la sequía, que ya provoca restricciones en Cataluña, y escribe: "desde el campo, los agricultores, pero también desde la ciudad, vemos con preocupación la sequía que sufrimos".

"Seamos muy conscientes de lo que esto significa y puede significar, si no cambia la situación actual. Hagamos todo lo que esté en nuestras manos. Pidamos a Dios que, por intercesión de san Isidro, nos conceda el agua que tanto necesitamos. Que la lluvia sea signo del amor de Cristo, fuente de agua viva", ruega el cardenal Omella.

El presidente de los obispos españoles explica en su carta dominical que el 15 de mayo la Iglesia celebra la fiesta "de un santo que era hombre de campo y padre de familia, Isidro de Merlo y Quintana".

"Nació en 1080 en el seno de una familia pobre y, según la tradición, fue un campesino de los alrededores de Madrid que trabajó toda su vida como jornalero. Se casó con María de la Cabeza, canonizada en 1697, tuvieron un hijo y se santificaron dentro de la sencillez de la vida familiar y de su trabajo. Murió el 15 de mayo de 1130", especifica Omella.

A san Isidro, que es el patrón de Madrid y también de los agricultores, se le reconocieron varios milagros, entre ellos el de unos ángeles que le labraban las tierras mientras él oraba, para que no fuera acusado ante su dueño de muy piadoso y poco trabajador, y otro cuando hizo brotar agua de una roca viva para dar de beber a un sediento.

San Isidro fue canonizado en 1622 por el papa Gregorio XV y su devoción se extendió por Castilla y por Cataluña, sobre todo desde el siglo XVII, como escribió el sacerdote e historiador Joan Galtés, que recuerda que en 1624 se dedicó la primera capilla a san Isidro en Tossa de Mar (Girona).

"La devoción creció hasta el punto de desplazar progresivamente la veneración que los agricultores catalanes profesaban a san Galderico y a los santos Abdón y Senén, y el culto y la devoción a san Isidro se extendió aún más entre la gente del campo en Cataluña durante el siglo XVIII, hasta el punto de convertirse en el patrón indiscutible de los agricultores", concluye el arzobispo, informa Efe.