Canadá

Así se «coloca» Canadá

Es el primer país industrializado en legalizar el consumo recreativo del cannabis y el segundo a nivel mundial, después de Uruguay.

Fumar cannabis en Canadá ya no será delito, salvo si se incumplen los términos de la «Cannabis act»
Fumar cannabis en Canadá ya no será delito, salvo si se incumplen los términos de la «Cannabis act»larazon

Es el primer país industrializado en legalizar el consumo recreativo del cannabis y el segundo a nivel mundial, después de Uruguay.

Desde ayer ya es legal comprar y consumir marihuana en Canadá. El vecino del norte de Estados Unidos, a despecho de los nuevos vientos que soplan en Washington, implementa así la ley aprobada por el senado canadiense el pasado mes de junio. La llamada «Cannabis act» establece que, al igual que la ley dedicada al tabaco, el Estado priorice todo su esfuerzo en los objetivos relacionados con la salud pública. Por ejemplo, restringiendo el acceso a la marihuana de los menores de edad, prohibiendo su consumo en espacios cerrados, transporte público, etc., y centrándose en las campañas educativas.

La ley ya vigente, que permite comprar y portar hasta 30 gramos de marihuana en público, y que habilita para su comercialización y regulación toda una panoplia de medidas legales suplementarias, ha sido objeto de un animadísimo debate durante meses. Un diálogo en el que participaron médicos, miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, magistrados con amplia experiencia en la lucha contra el narcotráfico, asistentes sociales, periodistas, expertos en drogodependencia, así como «pacientes, activistas, gobiernos indígenas, organizaciones de todo tipo y representantes del empresariado canadiense».

Para celebrar la ley, miles de personas salieron a las calles para hacerse con una cantidad de marihuana, siquiera simbólica, e inmortalizar ante las cámaras y teléfonos el nuevo orden. A fin de cuentas, se acaba de imponer la vía que quedó inexplorada en EE UU después de la salida de Obama. O sea, el intento por asumir un nuevo paradigma legal y médico respecto a las drogas blandas, más allá de la coerción draconiana que impuso la Convención única de 1961.

Los medios estadounidenses se afanaban ayer en recordar a sus conciudadanos que ni se les ocurra viajar de vuelta a EE UU pertrechados de hierba canadiense. Allí será ya legal, pero en cuanto alguien ponga el pie en EE UU vuelve a los tiempos de las leyes Rockefeller.

Un aspecto importante de la «Cannabis act» tiene que ver con la imprescindible retroactividad de sus efectos legalizadores. De hecho, queda fijado expresamente que todas las personas condenadas por estar en posesión de hasta 30 gramos de cannabis serán perdonadas. Aunque tampoco faltan las voces críticas, la de los intelectuales y sanitarios, convencidos de que la medida propiciará un consumo irresponsable y quién sabe si también la transición hacia drogas más duras.