Ecoturismo

Aves que transforman vidas y economías

Noam Shanya, agrónomo y observador de aves, explica cómo esta actividad es capaz de cambiar países y personas

Aves que transforman vidas y economías
Crear espacios específicos para avistar las aves es algo cada vez más común en los destinos con rica biodiversidadLa Razón

"Nunca imaginé que el vuelo de un cernícalo cuando era niño marcaría el rumbo de mi vida, llevándome a descubrir cómo las aves pueden transformar economías, proteger ecosistemas y dar propósito a nuestras vidas.

Tenía nueve años cuando vi a un ave aterrizar ruidosamente en una ventana del edificio de enfrente. Movido por la curiosidad, busqué los binoculares del teatro de mi madre y, al observar al animal, quedé fascinado. Era una pareja de cernícalos que había construido su nido. Durante semanas, observé con asombro cómo incubaban sus huevos, alimentaban a los pichones y, finalmente, les enseñaban a volar. Esa experiencia no solo me marcó profundamente, sino que también despertó en mí una pasión que me ha acompañado hasta el día de hoy: la observación de aves o 'birdwatching'", narra Noam Shanya.

"En mi adolescencia, me asombró descubrir que no era el único con esta pasión. Cuando encontré turistas británicos y nórdicos que viajaban a mi ciudad exclusivamente para observar aves, no lo podía creer. Por primera vez, sentí que formaba parte de un círculo único de personas que compartían mi fascinación por estos animales, una conexión que trascendía fronteras y culturas. Sin embargo, en el momento de elegir mi carrera, nunca imaginé que esta afición pudiera convertirse en una profesión y opté por algo más práctico: la agronomía", añade.

Noam Shanya con sus prismáticos en uno de sus viajes destinados a avistar aves
Noam Shanya con sus prismáticos en uno de sus viajes destinados a avistar avesLa Raz

Completada la universidad, en California, descubrió una comunidad vibrante de observadores de aves organizada en clubes con miles de miembros. "A diferencia de mis viajes austeros, estas personas contrataban paquetes turísticos diseñados con una logística impecable, guiados por expertos que conocían cada detalle de las especies y los destinos. Allí descubrí que el «birdwatching» no era sólo una afición, sino también una industria en expansión con gran capacidad transformadora", dice.

"En Arizona, hogar de varias especies de colibrí, fui testigo de cómo la observación de aves generaba actividad económica: ofertas especiales en alojamientos, restaurantes con ofertas para madrugadores y entradas a jardines que atraían aves instalando comederos. Estas iniciativas facilitaban la observación y fotografía de especies, atrayendo a turistas y generando ingresos. Es difícil no enamorarse de los colibríes, esas pequeñas gemas voladoras que fascinan con sus colores iridiscentes y su velocidad. En Estados Unidos habitan pocas especies y cuando corrió la voz de que en Costa Rica era fácil observar más de 50 especies distintas, se desató un «boom». Inicialmente, solo los más fanáticos viajaban, pero pronto comenzaron a llegar acompañados por sus familias y amigos, creando las bases de su industria ecoturística. Hoy, Costa Rica ofrece guías cualificados, eco-albergues de lujo, yoga, masajes y gastronomía… todo bajo el lema. «Pura Vida». Sin grandes ciudades, maravillas icónicas ni una gastronomía sofisticada, Costa Rica se ha posicionado como la capital mundial del ecoturismo gracias a su biodiversidad. En 2023, atrajo a 2 millones y medio de turistas de los que 288.000 son observadores de aves. Estos recorren el país durante 18 días de media y visitan zonas rurales contribuyendo directamente a las economías locales. Para proteger este recurso natural, el 28% del territorio está bajo régimen de protección.Colombia, tras décadas de conflicto, apostó por replicar el éxito de Costa Rica. Diseñó rutas, transformó en guías locales especializados a exguerrilleros y lanzó campañas de promoción internacional para atraer «birdwatchers». Los resultados han sido extraordinarios, distribuyendo beneficios en regiones rurales marginadas tras décadas de conflicto armado", explica Shanya.

La covid jugó un papel inesperado en el auge del aviturismo. Durante los confinamientos, millones de personas descubrieron las aves en sus entornos cercanos. Este efecto positivo del virus inoculó la pasión por las aves a 120 millones de personas en todo el mundo. Empresas de óptica y agencias de viajes se adaptaron a este nicho, mientras emprendedores crearon eco-albergues que combinan naturaleza, fotografía y servicios turísticos especializados.Otros países también han sabido aprovechar las ventajas del turismo ornitológico. Mientras que el turista promedio permanece de 4 a 7 días en destino, los «birdwatchers» suelen extender sus estancias más de 14, recorriendo las regiones menos exploradas y favoreciendo sus economías. También, buscan servicios locales auténticos, garantizando que su dinero impacte directamente en las comunidades rurales. Sólo en Estados Unidos, esta actividad genera 60.000 millones de dólares anuales.

La Universidad de Cornell de Nueva York, que creó «eBird» (una página web que permite compartir información georreferenciada en tiempo real) también puso en marcha una aplicación (Merlin Bird ID) que facilita enormemente la identificación de especies e incluso reconoce sus sonidos. Las redes sociales también han propiciado la creación de grandes comunidades ornitológicas, facilitando compartir información y asegurando que el aviturismo continúe creciendo y generando oportunidades en destinos emergentes. No todos los destinos necesitan una lista extensa de especies; basta con ofrecer algo único, como aves endémicas o experiencias fotográficas exclusivas. El mercado está en constante búsqueda de novedades, y los avances tecnológicos han potenciado esta conexión, asegurando que el aviturismo siga creciendo y brindando nuevas oportunidades en destinos menos explotados.

"Muchos años han pasado desde aquella infancia inocente, y nunca imaginé que ese cernícalo sería la puerta a una vida llena de exploraciones y aventuras. He llegado a visitar más de 100 países y a observar más de 8.300 especies. Cada especie y cada lugar son una historia, y en cada destino hice amigos que ahora forman parte de la historia de mi vida. Es cierto que las aves generan mucha economía, apoyan la conservación y fortalecen la autoestima local, mejorando la calidad de vida en muchas comunidades. Pero, para mí, las aves son una pasión que ha dado sentido y propósito a mi vida. Hoy, las aves no solo generan economía y conservan nuestro planeta; también conectan vidas, culturas y sueños a través de un mundo más diverso y sostenible", concluye.