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Bárbara Bacilieri, azafata: "Si un pasajero nos pide esto, se lo damos a escondidas"
Es gratuito y forma parte del servicio básico a bordo
No todo lo que ocurre en la cabina de un avión se ve desde el asiento. Las tripulaciones esconden pequeños secretos que solo se conocen tras muchos años en el aire. Uno de ellos acaba de salir a la luz gracias a Bárbara Bacilieri, una exazafata con 14 años de experiencia en aerolíneas internacionales.
En sus redes sociales (@barbiebac.ok), confiesa que hay algo que, aunque se ofrece con total normalidad, las azafatas prefieren entregar con discreción. "Tratamos de que nadie nos vea", explica.
Y es algo tan simple como un vaso de agua. Según Bacilieri, este gesto tan simple puede desencadenar un efecto dominó. "El agua es contagiosa", explica. "Si alguien ve pasar a una azafata con un vaso, enseguida comienzan las llamadas desde otros asientos pidiendo lo mismo. Por eso, cuando lo llevamos, lo escondemos".
No se trata de una política estricta ni de una orden de la compañía, sino de un pequeño truco aprendido con la experiencia. En vuelos largos, bastan unos cuantos pedidos simultáneos para alterar el ritmo del servicio, de ahí la necesidad de actuar con sigilo. Bacilieri incluso recomienda a los pasajeros que quieran hidratarse durante el vuelo que no utilicen el botón de llamada, sino que se acerquen ellos mismos al galley (la cocina del avión) y lo pidan allí.
Por si quedaba alguna duda, la exazafata aclara otro detalle que se suele malinterpretar: el vaso de agua no se cobra. Es gratuito y forma parte del servicio básico a bordo, aunque en algunas aerolíneas el suministro de botellas individuales sí puede tener un coste adicional.