
Clima
Bruselas propone reducir un 90 % sus emisiones para 2040, pero permitirá compensarlas fuera de la UE
La introducción de ciertas flexibilidades en la política climática europea genera críticas de expertos y ONG, que consideran que restan ambición al objetivo

La Comisión Europea ha presentado este miércoles su propuesta legislativa para establecer como objetico una reducción del 90% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en la Unión Europea para 2040, respecto a los niveles de 1990. Si bien esta meta reafirma el compromiso climático del bloque, la introducción de ciertas flexibilidades ha generado críticas de expertos y ONG, que consideran que restan ambición al objetivo.
Entre las flexibilidades que introduce están los llamados créditos internacionales de carbono. Este mecanismo permite a la UE contabilizar como propio el recorte de emisiones conseguido con proyectos de terceros países (normalmente, países en vías de desarrollo) tras pagar un precio determinado por tonelada de CO2, informa Efe.
Esta compra-venta de derechos de emisión se remonta al Protocolo de Kyoto y también está contemplada en el Acuerdo de París. Bruselas acepta ahora su uso para la meta de 2040 por ser un objetivo intermedio, pero la Ley europea del Clima impide que se puedan utilizar en las metas de 2030 y de 2050, cuando el bloque quiere conseguir la neutralidad climática.
La Comisión defiende que estos créditos solo podrán utilizarse a partir de 2036, estará limitados al 3 % de las registradas por la UE en 1990 y estarán sujetas a una serie de condiciones de verificación y transparencia. Además, la propuesta de Bruselas contempla otras flexibilidades, como la eliminación doméstica de emisiones dentro del sistema europeo de comercio de derechos (ETS) y facilidades para que los sectores económicos logren sus propias metas.
La mano más abierta de la Comisión choca con la posición trasladada a principios del pasado mes por la red de organizaciones ecologistas CAN Europe que abogaba por que la meta de recorte de emisiones de la UE para 2040 fuera únicamente "doméstica" y no incluyera la opción de utilizar estos créditos de carbono globales.
La oposición no se limita a ONG verdes, puesto que el propio Consejo Asesor Científico Europeo sobre el Cambio Climático de la UE recomendó que la meta se fijase hasta en un 95 % y también criticó que se tengan en cuenta estos créditos en la meta europea porque "corren el riesgo de desviar recursos de inversiones domésticas y podría menoscabar la integridad medioambiental".
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