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Polémica en redes

Una camarera denuncia su jornada laboral de 54 horas y la respuesta de su jefe incendia las redes: "Lo que cobras es para..."

Asegura que su jornada comprende nueve horas diarias, de martes a domingo. Al solicitar una compensación económica, la respuesta de su superior es cuanto menos sorprendente

Una camarera lleva una bandeja con bebidas en un restaurante de la playa de la Malvarrosa Kai FörsterlingEFE

El Gobierno español quiere reducir desde hace años la jornada laboral a 37,5 horas semanales, una medida que, aunque presentada como un gran avance social, está levantando ampollas en el tejido empresarial. Las pymes, que sostienen gran parte del empleo en el país, temen que esta reducción se traduzca en más presión, menos productividad y, en muchos casos, más gastos sin apoyo real. Algunos empresarios ya advierten que, sin una reforma integral, el tiempo que se quite del reloj se intentará recuperar a base de más exigencia por minuto trabajado o directamente con horas extra bajo cuerda. Mientras tanto, los sindicatos aplauden la iniciativa, pero saben que sin un control efectivo pueden existir ciertas "trampas" que no cambien nada.

Y es que en España, hablar de jornada laboral legal a veces resulta un tema escabroso, aunque esto se puede extrapolar a gran parte de las condiciones laborales contractuales. La economía sumergida sigue campando a sus anchas, especialmente en sectores como la hostelería, la agricultura o parte de la industria, donde el “echar unas horas de más” sin cobrar ni cotizar es casi parte del paisaje. Camareros que entran de sol a sol, peones industriales con contratos de media jornada que trabajan el doble, y jornaleros sin derechos firmados componen un escenario donde la explotación laboral es rutina disfrazada de normalidad. Mientras se discuten reformas en despachos, miles de trabajadores siguen atrapados en un sistema que premia al que esconde y castiga al que cumple.

El ejemplo que hoy nos concierne es una muestra más de los mentado y un caso que revela la efectividad de este tipo de medidas, demandando una mayor vigilancia en términos de inspección. Por no hablar de las vacaciones y los periodos libres de descanso, otro de los derechos laborales que más se vulnera tanto por la elección de los días como por el reducción de los mismos sin un sustento legal que lo avale. De esta manera, existen organismos que se encargan de denunciar, ya sea por la vía legal y mediante la exposición de lo sucedido en sus altavoces, los casos más sorprendentes de explotación laboral.

Jornada laboral de 54 horas y un día libre a la semana

La cuenta de X llamada "Soy camarero" es uno de los principales portales que centran su actividad en este tipo de demandas sociales. En unas de sus últimas publicaciones expone con todo lujo de detalle uno de los casos más anómalos de la economía sumergida. Mediante una conversación telefónica vía mensaje, la susodicha, que cuenta con un contrato a media jornada, informa a su superior sobre el descontento que tiene con respecto a su jornada laboral con vistas a exigir un cambio. "Estoy contratada a media jornada, realmente llevo trabajando 9 horas al día, de martes a domingo, durante 10 meses. Eso significa que hago jornada completa y más, aunque el contrato diga otra cosa", afirma. Por lo que, la propietaria del local, no contenta con aplicar una jornada de 54 horas semanas, es decir, catorce horas superior a la estipulada por convenio, tan solo le otorga un día libre para usos personales.

El objetivo de nuestra protagonista es claro: cambiar el contrato a jornada completa y recibir la compensación económica por trabajar por los descansos de los lunes. A lo que su jefe respondió lo siguiente: "Nosotros quedamos en lo que hay lo que cobras de más es para el día de descanso". Con total incredulidad, la empleada pregunta formalmente sobre cuáles son esos honorarios "extra" a los que se refiere pero la conversación acaba aquí hasta que se reanuda unos días después. "No quiero problemas ni malos rollos, pero sí me gustaría que se valore lo que de verdad estoy trabajando y no según lo que pone en contrato", vuelve a incidir.

"Yo te pago según lo acordado yo te valoro, pero no puedo darte más y menos ahora que hay menos gente", afirma el empresario. Finalmente, en un gesto de desesperación, la empleada sugiere un pago testimonial de al menos un ingreso de veinte euros cada lunes para subsanar este desequilibrio. No obstante, la negativa sigue siendo la misma e incluso emite un ultimátum: "No. Yo te aprecio mucho, pero si no quieres me lo dices", sentencia.

Dietas no incluidas y descontadas del sueldo

Asimismo, otro de los malos tratos que recibió la trabajadora sucedió cuando un día como otro cualquiera recibió una cantidad de dinero menor de la que le correspondía. "¿De los 55 euros que me has cobrado 5 por la comida? Al menos es lo me ha dicho que los 5 que me faltan son de la comida", pregunta. En efecto, esa suma había sido descontada de sus honorarios por la ingesta de un plato de comida del restaurante. "¿En serio me estás diciendo que me has cobrado cuando nunca puedo desayunar porque soy la que sabe hacer bocadillos? De 6 días de la semana os pido de comer 2", agrega. Terminando la conversación con un gran enfado e indicando lo siguiente: "No es por el dinero, pero me ha parecido feísimo".