
Entronización de León XIV
Una ceremonia solemne y de significado simbólico
La misa en el Vaticano dará comienzo al Pontificado de León XIV. En ella recibirá las antiguas insignias asociadas a Pedro

La misa de inicio de Pontificado se lleva a cabo bajo un protocolo estricto, y los escenarios son la Basílica de San Pedro, la tumba del apóstol y la Plaza San Pedro, el imponente espacio que Gian Lorenzo Bernini creó entre los años 1656 y 1667.
Alrededor de las nueve de la mañana, León XIV recorrerá la plaza en papamóvil. Descenderá de él con tres cardenales, uno por cada orden (diáconos, presbíteros y obispos), y con patriarcas de las Iglesias Orientales, que sujetarán el palio pastoral, el anillo del pescador y el libro de los Evangelios, se dirigirá al sepulcro del apóstol Pedro, e iniciará el rezo.
Este rito presenta varios momentos de profundo significado simbólico, entre ellos los relativos a las antiguas insignias episcopales asociadas a Pedro. A continuación, dos diáconos tomarán el palio, el anillo del pescador y el libro de los Evangelios y se dirigirán en procesión hacia el altar, frente a la basílica de San Pedro, en la plaza.
El Papa León XIV se unirá a la procesión mientras se cantan las Laudes Regiae, un himno letanía, invocando la intercesión de los santos pontífices, mártires y santos de la Iglesia Romana.
Las hornacinas que acogen a las estatuas de los 39 santos fundadores de las órdenes religiosas y las 22 pilastras flanquearán el recorrido del Santo Padre hacia la Plaza San Pedro. En total, 130 metros separan la tumba de San Pedro y el escenario donde se celebrará la misa del inicio de su Pontificado.
De la fachada central de la basílica cuelga un tapiz que representa la pesca milagrosa y el diálogo que mantuvieron Jesús y Pedro, un tema central en la Liturgia de la Palabra y en toda la celebración. Se trata de una reproducción del tapiz flamenco realizado originalmente para la Capilla Sixtina a partir de un diseño de Rafael, que actualmente está en los Museos Vaticanos.
Cerca del altar acompañará a León XIV la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo del Santuario Mariano de Genazzano.
El rito continuará con el incienso en el altar y le seguirá el canto del Gloria y la Colecta. Se iniciará entonces la Liturgia de la Palabra. La primera lectura, proclamada en español, es de los Hechos de los Apóstoles, en la que Pedro proclama a Cristo como «la piedra desechada por los constructores». El salmo responsorial será en italiano. La segunda lectura, en inglés, es de la primera carta de Pedro, y subraya la conexión entre Pedro, la Iglesia de Roma y el ministerio de su sucesor.

Tras la proclamación del Evangelio y la homilía, el nuevo Papa recibirá dos de los símbolos más importantes de su ministerio: el palio, que lo identifica como obispo de Roma, y el anillo del pescador, signo de su misión como sucesor del apóstol Pedro.
La entrega del anillo marcará un momento solemne y cargado de significado: con este acto, el nuevo Pontífice asume plenamente su papel como guía espiritual de la Iglesia universal. Es la concesión de la insignia episcopal petrina.
El cardenal diácono Mamberti le colocará el palio, el cardenal presbítero Ambongo ofrecerá una oración especial por la presencia y asistencia del Señor sobre el Papa, mientras que el cardenal obispo Tagle presentará el anillo a León XIV. Esta parte concluirá con una oración al Espíritu Santo, pidiéndole que dote al nuevo Papa de fuerza y dulzura para preservar a los discípulos de Cristo en la unidad de comunión. A continuación, Prevost bendecirá a la asamblea con el Libro de los Evangelios.
El rito de la obediencia
Es el rito simbólico de obediencia, en el que doce representantes de las diferentes categorías del Pueblo de Dios de todo el mundo juran su obediencia al Papa. Es la oración universal al Señor por la Iglesia difundida por toda la tierra; por el Romano Pontífice, que comienza su ministerio; por los que tienen las responsabilidades del gobierno; por los que se encuentran en sufrimiento y dificultades, y por la asamblea misma.
En la oración después de la comunión, el nuevo Pontífice pide a Dios que confirme a la Iglesia en la unidad y en la caridad, y que se salve y proteja junto con el rebaño que le ha sido confiado. La bendición entonces vuelve de nuevo a la imagen bíblica de la vid y de la viña, aplicada a la Iglesia invocando que el Señor "vigile" y "proteja" el tocón y la vid plantados por él y pide que su rostro de salvación"resplandezca" sobre todos.
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