Cómo comer bien, barato y sin correr riesgos

1. ¿Se puede comer sano aunque haya disminuido el consumo de carnes (como la ternera y el cordero) y haya bajado un 3% el consumo de frutas?

Respecto al consumo de carnes, que principalmente aportan proteínas a nuestra dieta, y hablando en términos generales, la alimentación que sigue la población se puede calificar como abundante en proteínas, por lo que una disminución del consumo de estos productos no sería alarmante, ya que además hay otros alimentos que nos proporcionan proteínas como el pescado, huevo, legumbres, lácteos, cereales y frutos secos.

La disminución del consumo de fruta si nos preocupa más ya que partimos de la base de que el consumo de fruta y verdura fresca en la población es por lo general deficitaria. Recomendamos tomar 5 raciones al día entre fruta y verdura para asegurar la ingesta adecuada de minerales, vitaminas y fibra.

2. ¿Se puede comer bien con menos presupuesto?

Si la población planifica sus menús y acude a la compra habiendo elaborado una lista será capaz de adquirir sólo los alimentos que necesita y de esa manera no caer en "la tentación"de adquirir productos que no sea necesario utilizar. Además se puede fraccionar la compra en vez de cargar la despensa una vez al mes y dirigirse a establecimientos que le ofrezcan la mejor oferta calidad/precio.

3. Los restos de alimentos que comemos ¿conservan las mismas propiedades que los que tienen nada más ser cocinados?

Puede haber una ligera variación en cuanto al contenido de algunas vitaminas que se va perdiendo cuando son sometidas a calor, pero la pérdida nutritiva se produce sobre todo en el primer cocinado. La pérdida que más se acentúa es la de sus cualidades organolépticas como el olor, color, sabor de los platos, y es fundamental conservar refrigerados los restos de alimentos cocinados y su posterior calentamiento para asegurarnos su calidad higiénica.

4. ¿Qué tipo de menús recomendaría en estos tiempos de crisis que además de ser económicos sean saludables?

Recomiendo una alimentación muy variada y compuesta por alimentos de temporada y preferiblemente frescos, evitando platos precocinados. Tomando por ejemplo en el caso de las frutas, si las comemos fuera de su temporada el precio es mucho mayor y el origen más lejano. Si tenemos la paciencia de esperar a que sea su temporada disfrutaremos de productos de nuestro entorno, en su mejor punto de maduración y a un precio mucho más razonable.

Luis J. Morán Fagández, decano del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía