
La Razón Solidaria
¿Cuándo indica la caída de pelo de mi perro una patología?
Si viene acompañada de picores, enrojecimiento o calvas hay que acudir a un experto

Con la llegada del otoño, muchos dueños de mascotas notan que los sofás, alfombras y prendas de ropa se llenan de pelo. Este fenómeno, conocido como muda otoñal, es un proceso completamente natural mediante el cual los perros reemplazan el pelaje más ligero del verano por otro más denso y preparado para protegerlos del frío. Esta renovación no solo cumple una función térmica, sino que también contribuye al buen estado de la piel. Aunque pueda resultar molesto en la convivencia diaria, es una señal positiva: indica que el organismo del animal responde de forma adecuada al cambio de estación. Sin embargo, es importante aprender a distinguir entre una caída normal del pelo y una pérdida excesiva que pueda estar relacionada con un problema de salud.
La renovación del pelaje forma parte del ciclo fisiológico de los perros y está influenciada por factores tanto internos, como las hormonas, como externos, especialmente la temperatura ambiental y las horas de luz. Gracias a este mecanismo, los animales adaptan su manto a las condiciones climáticas de cada época del año, lo que les permite mantenerse abrigados en invierno y más frescos durante el verano. El crecimiento del pelo sigue diferentes fases: la anágena, en la que el pelo crece activamente; la catágena, una etapa de transición en la que se detiene el crecimiento; la telógena, de reposo, y la exógena, cuando el pelo se desprende. La duración de cada una de estas fases depende de la raza, el tipo de pelaje y el entorno en el que viva el perro.
Algunas razas, especialmente las de doble capa, pierden grandes cantidades de pelo durante las estaciones de cambio. En perros como el pastor alemán, el labrador retriever, el husky siberiano, el golden retriever o el samoyedo, la capa externa actúa como barrera frente al clima, mientras que la interna, más fina, funciona como aislante térmico. Esa doble protección hace que la muda sea más intensa y visible.
En cambio, existen razas que apenas sueltan pelo. Popularmente se las denomina «hipoalergénicas», aunque en realidad no lo son por completo, ya que lo que las caracteriza es tener un pelo de crecimiento continuo que no se renueva estacionalmente. Entre ellas se encuentran el caniche, el bichón frisé, el schnauzer, el perro de agua, el yorkshire terrier o el maltés. Estos perros suelen ensuciar menos la casa, pero requieren más mantenimiento en peluquería.
Aunque a veces se piensa que los perros de pelo corto pierden menos, también experimentan la muda. Un cepillado frecuente ayuda a eliminar el pelo muerto, mantener la piel saludable y distribuir los aceites naturales. Según Sonia Cózar, peluquera y estilista canina y felina, además de formadora de PSH Cosmetics, «la muda es un proceso fisiológico mediante el cual los perros sustituyen el pelaje viejo por uno nuevo. Es más evidente en primavera y en otoño, cuando los cambios de temperatura y de luz solar actúan como señales biológicas. El cuerpo del animal se prepara para el invierno renovando su manto; lejos de ser una alerta, es una respuesta natural de adaptación».
La experta aclara que solo hay motivo de preocupación si la caída del pelo viene acompañada de picores, enrojecimiento o calvas, ya que podría indicar un problema dermatológico o una alergia. Para ayudar al perro durante esta etapa, recomienda mantener una rutina de cepillado regular, una buena hidratación del manto y una alimentación equilibrada.
✕
Accede a tu cuenta para comentar