Celebraciones

La Guardia Civil responde: ¿qué pasa si te disfrazas con su uniforme por Halloween?

El cuerpo recuerda que el uso indebido de sus uniformes o insignias puede ser delito y conllevar multas de hasta 12.000 euros o incluso penas de prisión

Un Guardia Civil en una imagen de archivo
Un Guardia Civil en una imagen de archivoMinisterio del Interior

Halloween se acerca y con él los disfraces más ingeniosos y a veces, más polémicos. Cada año, entre brujas, zombis y superhéroes, aparece algún espontáneo vestido de Guardia Civil o de policía, convencido de que la “broma” no tiene mayores consecuencias. Pero este año, el propio instituto armado ha querido dejar claro que, cuando se trata de uniformes oficiales, la diversión tiene límites legales.

“El uso público e indebido de uniformes, trajes o insignias que atribuyan carácter oficial sin estar autorizado constituye una infracción penal. No uses prendas reglamentarias para disfrazarte”, publicó la Guardia Civil en su cuenta oficial de X (antes Twitter).

El mensaje, breve pero contundente, ha corrido rápidamente por redes sociales. Aunque muchos lo han interpretado como un simple recordatorio preventivo, lo cierto es que el uso del uniforme de la Guardia Civil está regulado por ley, y su vulneración puede implicar desde sanciones económicas hasta penas de cárcel.

¿Qué pasa si te disfrazas de guardia civil?

El Real Decreto 967/2021, de 8 de noviembre, publicado en el Boletín Oficial del Estado, regula de forma precisa el uso del uniforme y de todos los elementos que lo componen: insignias, emblemas, condecoraciones o cualquier distintivo reglamentario. Esta norma deja claro que el uniforme tiene carácter institucional y solo puede ser utilizado por miembros en activo del Cuerpo, salvo excepciones muy concretas, como producciones audiovisuales o actos culturales, siempre con autorización expresa.

Incluso los guardias civiles retirados deben cumplir límites: pueden vestir el uniforme solo en actos solemnes o institucionales y dentro de los parámetros que fija la propia norma. En cualquier otro contexto, el uso se considera inadecuado y sancionable.

El problema, según explican desde el propio cuerpo, no es el disfraz en sí, sino la confusión que puede generar. “El uniforme representa la autoridad del Estado”, recuerdan, “cuando alguien lo porta sin autorización, aunque sea con fines festivos, puede inducir a error y deteriorar la confianza ciudadana”.

Del disfraz a la infracción penal

El Código Penal español contempla dos posibles delitos relacionados con estos casos: usurpación de funciones públicas (artículo 498) y uso indebido de uniformes o insignias oficiales (artículo 402 bis).

  • El primero, más grave, se aplica cuando quien viste el uniforme actúa como si fuera realmente un agente: da órdenes, pide documentación o simula intervenciones. En ese supuesto, la pena puede ser de uno a tres años de prisión.
  • El segundo castiga a quienes, sin llegar a hacerse pasar por autoridad, utilizan prendas o emblemas que puedan atribuirles ese carácter. En ese caso, la sanción prevista es una multa de uno a tres meses, calculada mediante el sistema de días-multa. Dependiendo de la capacidad económica del infractor, la cantidad puede oscilar entre 60 y 12.000 euros.

Además, si el uniforme se utiliza con ánimo de engañar o cometer otro delito, por ejemplo, estafas o amenazas, las penas pueden agravarse, al considerarse un medio para la comisión de un delito mayor.

Por ello, se recomienda optar por versiones evidentemente festivas o caricaturizadas si se desea rendir homenaje a las fuerzas de seguridad en Halloween o carnavales: uniformes con colores distintos, sin escudos reales ni insignias reglamentarias, y evitando gorras o cinturones oficiales. También se recuerda que no debe simularse ninguna acción policial, como detener a alguien o pedirle documentación, aunque sea “de broma”.

La Guardia Civil recalca que la suya no es una simple advertencia puntual por Halloween: se trata de proteger la imagen institucional y evitar confusiones. El uniforme, recuerda la ley, simboliza la “dignidad y responsabilidad” del servicio público y, por tanto, no puede usarse como elemento de entretenimiento o sátira sin autorización.

Si este 31 de octubre estás pensando en disfrazarte de agente, asegúrate de que tu atuendo sea claramente ficticio. Porque lo que empieza como una broma inocente podría acabar costándote más que el propio disfraz.