Atención hospitalaria

Disfrutar del sol tras siete meses en la UCI

El Hospital Gregorio Marañón de Madrid ha organizado un dispositivo para que una paciente ingresada desde el 4 de enero haya podido pisar la calle

Todos damos por sentado un acto tan simple como el hecho de salir a la calle y ver el sol, tanto que ni lo valoramos. Sin embargo, para Juana Román, de 70 años, algo tan cotidiano se convirtió en su mayor deseo. El pasado 4 de enero fue ingresada en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid por un problema cardiaco crónico que le provocó un infarto de extrema gravedad.

Después de tener que implantarle una asistencia ventricular fue ingresada en la Unidad de Cuidados Críticos Postquirúrgicos, donde lleva siete meses tras sufrir varias complicaciones. “Desde que ingresó ha estado muy malita y no teníamos la seguridad de que fuera a salir para adelante. Ha pasado por siete intervenciones quirúrgicas, ha estado intubada y tuvo un ictus. Hemos temido por su vida”, explica su hija, Raquel Luque.

No obstante, la situación de Juana mejoró hace un par de meses. “Comenzó a recuperarse, a hablar y reponerse de un proceso muy complejo, y empezó a decir que quería salir a la calle. Entre las compañeras nos planteamos la posibilidad de bajarla al patio del hospital. Se lo comentamos a su médico y nos dio su aprobación”, explica Esperanza Juria, enfermera de la Unidad de Cuidados Críticos Postquirúrgicos.

Al principio ella no se lo creyó, incluso llegó a pedir a las enfermeras que “no la mintieran”, pero cuando vio que los preparativos iban en serio “se le dibujó una sonrisa y se puso muy contenta”, recuerda su enfermera.

Ahora venía lo más difícil, la parte técnica, porque Juana todavía necesita de la ayuda de muchos dispositivos para controlar su estado. El personal del Gregorio Marañón recurrió a un sistema móvil para poder dar soporte a las necesidades clínicas de Juana y conectar a baterías móviles los aparatos que controlan los distintos aparatos. Tras prepararla, y en compañía de su marido y su hija, iniciaron el trayecto desde la Unidad de Cuidados Críticos Postquirúrgicos al patio central del hospital. “Nada más salir comenzó a decir, ‘ay los árboles, los pajaritos’, y estaba muy contenta”, cuenta Bárbara González, enfermera. Tanto, que no lo dudo y pidió: “Mañana, más”.

“Pese a que estamos muy contentas, lo hicimos todo con mucho cuidado y de forma diligente porque sabemos de su estado delicado y la cantidad de dispositivos que llevábamos para darle un soporte adecuado”, añade esta enfermera. “Para esta paciente ha sido su mejor medicina”, afirma sin dudar.

Juana evoluciona favorablemente y hoy celebra su 50 aniversario de boda junto a Luis, su marido, cuyas muestras de cariño hacia ella son constantes. Aunque aún continúa en el hospital y el alta no se espera todavía, Juana y Luis esperan, junto a su familia y todo el personal del centro, que esa celebración la pueda volver a realizar en su casa muy pronto: “Estamos locos por irnos a casa”, confiesa su marido.