Opinión
La edad, un modulador de las emociones
A medida que envejecemos los sentimientos intensos son más «templados» y no interfieren en la toma de decisiones, algo que es clave en la elección del nuevo Papa
Las emociones no son ni buenas ni malas, todas son necesarias para la supervivencia del ser humano. Todas tienen una función, tanto las denominadas negativas como las positivas. Además, están relacionadas de forma estrecha con la salud física y mental y con los procesos cognitivos entre los que se incluyen la toma de decisiones, el razonamiento o la ejecución de tareas perceptivas, atencionales y memoria.
Con respecto a la relación de las emociones con la toma de decisiones, encontramos ejemplos que nos ayudan a explicar esta asociación. Por ejemplo, durante la pandemia, el miedo hizo, por un lado, que algunas personas siguieran las recomendaciones sanitarias para evitar consecuencias más negativas y, por otro lado, hubo otras que se saltaron todas esas recomendaciones. ¿Qué diferencia existe entre unas personas y otras? La frecuencia e intensidad de la emoción, es eso lo que influye en la toma de decisiones. El miedo, al ser muy frecuente e intenso hizo que las personas tomaran decisiones inadecuadas, que pudieron ponerles en peligro a sí mismas y a otras porque la emoción «bloqueó» a la cognición. Esto también se tiende a entender bien con otras emociones negativas, como la tristeza o la ansiedad. Pero lo mismo ocurre cuando nos referimos a emociones positivas como la alegría. Por ejemplo, cuando el día del Gordo de la Lotería Nacional preguntan los periodistas a un agraciado qué siente, qué piensa, en muchas ocasiones escuchamos decir «no sé, no te lo puedo explicar con palabras» debido a que la intensidad emocional es muy elevada y de nuevo impide pensar con claridad. Incluso en los medios de comunicación observamos casos de personas que han ganado la lotería y al poco tiempo lo han perdido todo. De ahí la importancia de conocer cómo deben ser nuestras emociones cuando tenemos que tomar decisiones importantes, como por ejemplo la situación actual en la que se encuentran los cardenales que tienen que elegir al nuevo Papa.
Entonces, ¿qué es necesario para un buen funcionamiento emocional? En primer lugar, ser consciente de las sensaciones del cuerpo. En segundo lugar, ponerle nombre a lo que estamos sintiendo. En tercer lugar, comprender la emoción y validarla, y finalmente aceptar lo que se está sintiendo. Volviendo a la situación de elección del nuevo Papa, los cardenales que van a tomar esta decisión tienen entre 50 y 80 años. Con la edad se producen ganancias asociadas en la regulación emocional, al ser usadas estas estrategias más frecuentemente y de forma efectiva, encontrándose por ejemplo que a medida que nos hacemos mayores la puesta en marcha de estrategias de autocontrol y manejo emocional es más sencilla y frecuente que en personas jóvenes. La regulación emocional consiste en la activación y uso de determinadas estrategias que las personas llevan a cabo para modificar el curso, calidad, duración y expresión de las experiencias emocionales con el objetivo de cumplir con las metas de cada persona. A medida que se envejece se produce una complejidad emocional mayor que en jóvenes, debido a la aparición de emociones simultáneas al reprimirlas menos. Además, la intensidad emocional experimentada en mayores es menor. Esto puede ser un punto positivo, ya que al tener las emociones más «templadas» no interfieren con la toma de decisiones que, en determinados casos, como la elección del nuevo Papa, son claves y trascendentes.
Existe una hipótesis de la madurez emocional que señala que en la vejez nos especializamos en mecanismos de regulación emocional preventivos con estrategias centradas en los antecedentes que hacen que la persona elija si quiere exponerse a unas situaciones o no, permite modular la atención hacia determinados elementos de la situación o cambiar la interpretación para disminuir el impacto emocional. Además, según esta hipótesis, las personas mayores parecen tener un mejor funcionamiento interpersonal al mostrar niveles más bajos por ejemplo de ira, al seleccionar estrategias más eficaces para resolver conflictos interpersonales y al emplear estrategias instrumentales y emocionales combinadas con mayor variedad, versatilidad y flexibilidad para dar respuesta a dificultades relacionadas con el contexto social.
Por tanto, la edad de los cardenales puede ayudar en general a tomar decisiones con menor riesgo de interferencia por parte de las emociones frecuentes e intensas.