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El menor guardaba en casa dos escopetas de balines, dos ballestas y un machete

Una mujer deposita flores a las puertas del instituto Joan Fuster de Barcelona.
Una mujer deposita flores a las puertas del instituto Joan Fuster de Barcelona.larazon

M. P., tenía una lista con nombres de docentes y compañeros y un plano que podría ser del centro, así como ballestas caseras y escopetas de juguete. Además, escondía libretas con frases del tipo «tenemos que matarlos a todos».

Los Mossos d’Esquadra registraron ayer la casa del menor que el lunes mató a un profesor e hirió a cuatro personas en el Instituto Joan Fuster de Barcelona. En la habitación del chico los agentes hallaron dos escopetas de balines, ballestas artesanales y machetes. Precisamente este último tipo de arma fue la que se utilizó para apuñalar a Abel Martínez, el profesor de Ciencias Sociales muerto a manos del agresor.

El registro fue ordenado por un juzgado de Barcelona, y se realizó junto a los padres del menor. Los agentes se llevaron el ordenador del chico para rastrear e investigar todo lo que había leído y buscado en los últimos meses. Algunos de sus compañeros de instituto señalaron el mismo día de los hechos que el menor decía que quería agredir a algunos profesores, y también a alumnos. Nadie le tomaba en serio.

En el registro, además de las citadas armas, se encontraron libretas con frases del tipo «tenemos que matarlos a todos», y también un mapa del instituto que teóricamente habría sido realizado por el mismo menor. En este mapa, aparecen inscripciones como «conserje» o «lavabos». También había grabaciones y películas de zombis, «gore», y series como «The Walking Dead», en la que uno de sus personajes va siempre armado con una ballesta. Se trata de Daryl, que al parecer era un ídolo para el menor agresor. Fuentes judiciales explicaron que la ballesta que el menor llevó al instituto oculta en una mochila, se la regalaron al padre hace más de 20 años.

A última hora del lunes, fuentes cercanas a la investigación descartaron que el alumno tuviera una lista negra de profesores y alumnos a los que quería atacar. No obstante, el registro del piso del menor permitió desmentir este hecho. El estudiante de segundo de ESO tenía una lista con nombres de docentes y compañeros, además del citado plano del centro.

Esta lista podría estar formada por 25 nombres, extremo que no pudo ser confirmado. Estaría formada por maestros y alumnos, y lo demuestra el hecho de que el menor recorrió algunas aulas antes de cometer sus ataques, en búsqueda de víctimas. Algunos alumnos dijeron que comentó: «A vosotros os dejo salir». Fuentes policiales no confirmaron este hecho.

Respecto a las pertenencias incautadas al menor, se registró la mochila que llevaba encima cuando cometió el crimen. Según las fuentes consultadas, entre las pertenencias intervenidas al menor figura un manuscrito con nombres de profesores y estudiantes del instituto, documento que los Mossos están analizando para averiguar si podría ser una relación de potenciales objetivos. Además, en el registro de su domicilio familiar, los Mossos se incautaron en la habitación del menor de otros documentos personales, que podrían ser de utilidad para averiguar las motivaciones que le llevaron a asaltar el instituto. Entre esos documentos figuran dibujos y manuscritos, entre ellos un plano que se está analizando si podría ser del centro educativo.

En el domicilio se encontraron también dos ballestas caseras, que el menor supuestamente habría fabricado artesanalmente, y dos escopetas de juguete. Falta por concretar si la ballesta que utilizó el menor en su ataque a profesores y alumnos del instituto también fue fabricada en casa. Algunas fuentes apuntaron que el arma fue realizada con bolígrafos.

Por su parte, la Generalitat prevé que el menor, que según las primeras evaluaciones padece un trastorno mental, reciba un tratamiento especializado de entre dos y tres años de tutoría social y docente, hasta que esté preparado para regresar con su familia.

Todas las escuelas de Cataluña guardaron ayer minutos de silencio en homenaje al profesor fallecido, un joven de 35 años que era maestro de ciencias sociales y que solo llevaba una semana en el centro. Mientras, la dirección general de Atención a la Infancia de la Generalitat (Dgaia) sigue evaluando el estado del menor, para determinar qué tratamiento se le asigna.

La consejera de Enseñanza, Irene Rigau, avanzó que el chico tendrá que integrarse con toda probabilidad en un servicio especializado del departamento de Bienestar y Familia, en el que los alumnos con comportamientos conflictivos o que han sufrido situaciones traumáticas reciben tratamiento tutorial continuado, tanto desde la vertiente docente como social.

Rigau insistió que todo apunta a que el chico actuó cuando estaba sufriendo un «brote psicótico». «Estamos ante un caso claro de enfermedad mental», subrayó la consejera, tras advertir que el estudiante no tenía ningún expediente abierto ni había sido conflictivo, si bien «se había ido cerrando» en las últimas semanas.

Por su parte, el profesor de Educación Física que consiguió calmar y desarmar al chico, explicó ayer que lo hizo «hablando, sólo hablando», ya que su objetivo era «que ningún alumno saliera herido». «Fuera del brote psicótico es un alumno fantástico», indicó David Jurado, que aseguró que no había notado ningún síntoma. «A veces, los adolescentes acumulan tensiones y, si se junta con un brote, se da la tormenta perfecta», dijo.