Desapariciones

«El Moya» trató de violar a una peluquera en 2008

Laura había comentado a su novio que le incomodaba su vecino, ahora principal sospechoso

Laura Luelmo
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Laura había comentado a su novio que le incomodaba su vecino, ahora principal sospechoso.

Le llaman «El Moya» y tiene un hermano muy parecido o incluso mellizo. Tanto es así que estos días, por los grupos de WhatsApp del pueblo, circulaba una foto del sospechoso de la muerte de Laura Luelmo y, al parecer, no se trata de él. «Yo le antendí hace bien poco y juraría que es el de la foto pero si tiene un gemelo, eso ya no lo sé», explica un vecino que prefiere no revelar su identidad. «Hoy tenemos todos mucho miedo, más aún sabiendo que sigue por ahí. Porque no lo han cogido, ¿no?», pregunta. Este vecino, que tiene un comercio donde vende todo tipo de productos recuerda cómo hace poco más de una semana este hombre se presentó en el local. «No tenía buena pinta y la dependienta se atemorizó un poco. Pedía cosas raras o, más bien, lo pedía raro. Me dijo “dame algo para oler bien”, en lugar de pedirme una colonia o un bote de gel. Y luego dice “dame algo para las moscas” y miraba para todos lados. Serían las 20:30 horas y creía que nos iba a atracar».

Muchos no le conocían y pocos sabían que se trataba de «El Moya», un viejo conocido de El Campillo. Al parecer, sus familiares tienen casa en el pequeño pueblo onubense, donde vivieron hace muchos años, antes de mudarse a Cortegana. La familia, de etnia gitana, no es muy querida en la zona y, menos el tipo en cuestión, famoso por sus antecedentes. La mala suerte quiso que viviera justo en la casa de al lado a Laura, que llegó al pueblo pocos días más tarde que él.

«Apenas llevaría aquí un mes», dicen de «El Moya». El tiempo suficiente para que a Laura ya le incomodara su presencia. Al parecer, la joven zamorana ya había comentado a su novio que había un tipo que se sentaba en la entrada de la casa de al lado, donde vivía, a mirar y que no le daba buena espina. Aunque es pronto para afirmar que esté detrás de la desaparición y muerte de la joven, los investigadores se centran en él. Tampoco descartan, por su puesto, otras líneas de investigación.

«El Moya» fue condenado por el homicidio de una mujer en su casa de Cortegana. Al parecer, entró a robar y la acabó apuñalando. Por ello fue condenado a 15 años de prisión y por eso, dicen los vecinos, fue «repudiado» de Cortegana. «Allí no le quiere nadie», asegura una vecina de El Campillo. Aquí, en el año 2008, protagonizó otro episodio violento. Aseguran que éste se produjo precisamente durante un permiso penitenciario por la anterior condena. Fue en un parque local cuando se acercó a Sonia, una peluquera del pueblo, y trató de agredirla sexualmente, según publicó este diario el domingo. La víctima, que iba acompañada de su pastor alemán, logró zafarse del tipo y éste acabó apuñalando al perro. La historia la conoce todo el pueblo y era el tema de conversación desde que conocieron la desaparición de Laura. A ella, sin embargo, apenas tuvieron tiempo de conocerla. Se acababa de mudar a la localidad onubense a principios de diciembre y aún no había hecho amigos. El 4 de diciembre comenzó a dar clases de Plástica en el Instituto Vázquez Díaz de Nerva. Sus abuelos y su novio eran de Villabuena del Puente (Zamora). El joven, Teófilo Jiménez, ha sido campeón de España de motociclismo. El pueblo ya ha decretado tres días de luto oficial. Tanto en Zamora como en El Campillo se vivieron ayer concentraciones de repulsa por la muerte de Laura.