Meteorología

El policía del tiempo

Desde hace 35 años Juan Amela recoge cada día los datos meteorológicos de Morella antes de ir a trabajar. Es uno de los voluntarios de Aemet que recopila la información como hace un siglo, de forma manual.

Juan Amela es uno de los 3.000 observadores voluntarios de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet)
Juan Amela es uno de los 3.000 observadores voluntarios de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet)larazon

Desde hace 35 años Juan Amela recoge cada día los datos meteorológicos de Morella antes de ir a trabajar. Es uno de los voluntarios de Aemet que recopila la información como hace un siglo, de forma manual.

Juan Amela lleva oficialmente desde 1983 recogiendo datos a mano para la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) de forma altruista. Él se encarga de la estación de Morella (Castellón). Día tras día acude por la mañana y por la tarde a la estación a analizar la pluviometría, si ha habido rocío, el estado de las nubes, la temperatura, etc.

Se declara como un gran aficionado a la meteorología, un gusto que le vino con el tiempo. «Cuando mi hermano era el que se encargaba, me hacía ir todos los días en verano. Iba a las 09:00 de la mañana. Entonces, no lo llevaba bien, porque en aquella época yo era muy jovencito y me acostaba a las 02:00 o 03:00 de la madrugada, así que imagínate, iba obligado». Junto con su hermano, «observaba si había rocío, para lo que antes de llegar me fijaba si la hierba estaba mojada. También analizaba las nubes, el estado del cielo, la temperatura mínima y utilizaba un evaporímetro para saber cuánto agua se evaporaba de un día a otro. ¡Ah! Y tuve, durante muchos años, un heliógrafo que marcaba las horas de sol», recuerda Juan. Eso sí, «después de apuntar todos estos datos, «me volvía a la cama».

«Juan es uno de los 3.000 voluntarios que tenemos en Aemet», explica Rubén del Campo, portavoz de Aemet. Y es que a pesar de la automatización de muchas de las estaciones, la agencia sigue recibiendo datos a diario «manuales, y a veces nos los envían por correo postal».

No es el caso de Juan, que los sube a diario a su página web. «Después, Aemet Valencia se lo pasa a Madrid», explica. Su estación empezó a funcionar el 18 de enero de 1916. «El primer observador meteorológico de Morella fue el padre José María Tous. De 1916 a 1972 los padres escolapios de Morella se encargaron del observatorio. Del año 1972 hasta noviembre de 1988 hubo un lapsus en el que nadie llevó la estación. Mi hermano llegó a Morella como profesor en 1977 y empezó con los trámites para montar una estación meteorológica». «Él era el más aficionado a la meteorología de la familia. Bueno, a la meteorología, a la astronomía... se podría decir que era una enciclopedia andante».

«Mi hermano –prosigue– era profesor y yo soy Policía Local. Ninguno de los dos hemos vivido nunca del tiempo». Y, sin embargo, los vecinos le preguntan como si él fuera un meteorólogo. «Me hacen bromas. Estos días me han comentado que yo era el culpable del calor, y si llueve, lo mismo. O si hace unos días dijeron que llovía y no llueve me lo dejan caer igualmente. Pero claro, vete tú a saber dónde lo miraron y si lo vieron solo una vez, porque para esto del tiempo hay que entrar todos los días y ver las predicciones».

Desde 1983 hasta hoy, Juan no ha dejado de ir a la estación. Los días que ha estado enfermo o no ha podido acudir hace lo mismo que su hermano, mandar a la familia. «Antes, iban mis hijos. Ahora mi hija ya está en Castellón y el que está en el pueblo no va ni de broma, pero de jovencito sí iba. Así que cuando no puedo va mi mujer». Juan, por cierto, está ahora de baja. «Me caí el pasado mes de junio y tengo una fisura en el pie. Está yendo a recoger los datos mi mujer. A ella no le gusta, pero sabe que es mi afición, así que si yo no puedo va ella», explica Amela.

Aunque desde que, en 2016, Aemet puso otra estación –ésta sí automatizada– Juan está tranquilo. «Ahora, si yo me fuese una semana de Morella me iría muy tranquilo porque sé la diferencia de datos que registra la estación vieja y la nueva. Por ejemplo, varía la dirección del aire, ya que la primera se ve influida por el castillo y la muralla y en caso de soplar mucho viento marca viento del este, cuando en realidad hay viento del noroeste. La estación nueva sí marca esto último debido a su ubicación. La temperatura, en cambio, no varía mucho de una a otra. Bueno, la mínima puede ser más baja en la estación vieja. Pero poco más», explica.

Y es que Juan va cada día a mirar la estación vieja, la automática y otra que tiene en su casa por si hubiera lluvia torrencial. «Aunque lo que anoto para Aemet son solo datos de la estación manual», asegura.

Le preguntamos si estos días ha hecho calor, y este policía del tiempo nos asegura que lo hace, «pero que para calor el registrado en agosto de 1925 en Morella. Ese día se alcanzaron 40 grados de máxima». «La temperatura ha subido. Cada año, cuando hago el resumen de temperaturas y las comparo se observa esta tendencia y es porque hay un cambio climático muy claro», explica Juan, que hace hincapié en que tenemos que guardar bien el agua cuando llueve porque después vamos a estar tres meses sin ella». Con respecto al frío, asevera que «viene, pero más retrasado. Antes, en diciembre, llegaba y nevaba, ahora nevar nieva, pero más tarde. De hecho, durante ese mes nieva ya poco, pero en enero, febrero e incluso en marzo caen unas buenas nevadas».

Por cierto, que aunque Juan ama su afición, tiene claro que de haber sabido antes que le iba a gustar tanto, «yo hubiese seguido siendo policía porque esto del tiempo es pura afición. Además, gracias a mi profesión estoy aquí, en mi pueblo, que es lo que a mí me gusta» aunque llueve, granice o haga sol.