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«No sabemos cuándo podremos regresar a casa»

Florida ha quedado devastada por el embiste de uno de los peores huracanes de la historia de EE UU que ayer alcanzó Georgia convertido en tormenta. La estela de Irma deja siete millones de residentes sin electricidad y se alerta de «marejadas ciclónicas» que pueden anegar las zonas cercanas a la costa

La huella del huracán. Imagen de Irma a su paso por Miami Beach, en Florida, donde provocó grandes inundaciones en el interior
La huella del huracán. Imagen de Irma a su paso por Miami Beach, en Florida, donde provocó grandes inundaciones en el interiorlarazon

Florida ha quedado devastada por el embiste de uno de los peores huracanes de la historia de EE UU que ayer alcanzó Georgia convertido en tormenta. La estela de Irma deja siete millones de residentes sin electricidad y se alerta de «marejadas ciclónicas» que pueden anegar las zonas cercanas a la costa.

«No sabemos si tenemos electricidad y no podemos volver a casa hasta saberlo con seguridad porque tengo dos hijos pequeños», cuenta a LA RAZÓN Marta Izuel, una española residente en Miami que se ha refugiado en un hotel-búnker de Orlando. La noche del miércoles ella y su familia abandonaron su casa en South Miami y condujeron hasta Orlando: «Llegamos sobre las cuatro y media de la madrugada». Ahora se preguntan cuándo podrán volver a casa. «Por nosotros volveríamos hoy», pero conducir en Orlando no es seguro porque «hay unas rachas de viento por la tormenta tropical que sales volando». De todas formas, tampoco es seguro que pudiesen llegar a casa: «Hay muchos árboles caídos. El tendido eléctrico y las carreteras están fatal y nos da miedo bajar y que no podamos cruzar Miami».

A la familia de Marta le costó decidirse por la evacuación, pero al final el miércoles por la mañana se convencieron de que era lo mejor y pasaron el día preparando la casa. «Cubrimos las ventanas con metal y movimos todos los muebles al centro de la casa». Sin saber exactamente cuándo podrían volver hicieron la maleta para una semana: «Nos llevamos objetos de valor y documentos, porque no estábamos seguros de qué nos íbamos a encontrar a la vuelta». Marta relata que van a tener que comprar una motosierra «para cortar los árboles que han caído al jardín». En las fotos que le han enviado sus vecinos tras el desastre se puede apreciar «un montón de barro y cosas que han llegado volando al jardín».

Irma se ha ido de Florida, pero ha dejado una estela de destrucción e inundaciones. Cuando llegó a este estado del sur tenía la categoría 5, la más letal. Ayer por la tarde el huracán ya se había debilitado a la uno. Pero eso no supuso una tregua para los residentes de Florida. Más de 6,2 millones de hogares y negocios permanecían sin electricidad debido a los vientos del gigante. Y la previsión apunta a que más hogares sufrirán restricciones de luz en las próximas horas. Las autoridades advirtieron de que llevará semanas restablecer el servicio a todos los residentes de Florida. «¿Cómo vamos a sobrevivir así?», se preguntó Gwen Bush mientras caminaba con el agua por la cintura después de salir de su casa en busca de los soldados de la Guardia Nacional. «¿Qué va a ocurrir ahora? No lo sé», se respondió a sí mismo después del paso del huracán. Al cierre de esta edición no se había facilitado una cifra oficial de víctimas mortales.

En su camino hacia el noroeste de Florida, Irma dejó vientos de hasta 136 kilómetros por hora que se extendían hasta 665 kilómetros, con casas destruidas, árboles arrancados, calles inundadas, barcas arrastradas hasta la tierra, postes de electricidad caídos y grúas de obra en el suelo.

Tras pasar por Tampa y Panhandle, estaba previsto que el huracán llegara hoy al este de Alabama, probablemente convertido ya en una depresión tropical. Ayer ya se dejaron sentir los primeros efectos en el sur de Georgia, donde la tormenta dejó a cientos miles de personas sin electricidad y provocó la cancelación de unos 800 vuelos en el aeropuerto de Atlanta, el que más trafico tiene de todo el país. El Centro Nacional de Huracanes advirtió del peligro de marejadas ciclónicas en Florida que pueden anegar áreas cercanas a la costa habitualmente secas, elevando el nivel del mar hasta casi dos metros.

Ayer por la mañana los primeros equipos de emergencia empezaron a acudir al rescate de los damnificados en Florida que no habían sido evacuados. También comenzaron las valoraciones de los daños causados por el desastre natural, considerado entre los diez peores de la historia de Estados Unidos.

En los Cayos, donde primero se sintieron los rugidos de Irma, el domingo por la mañana, con vientos de más de 200 kilómetros por hora, los equipos de salvamento fueron puerta por puerta para comprobar el estado de los vecinos. En Coral Gables, cerca del casco viejo de Miami, sólo se veían árboles. Más de 640 kilómetros al norte, en Jacksonville, al menos 46 personas habían tenido que ser rescatadas de sus hogares prácticamente sumergidos en agua.

En las próximas horas, mientras se asiste a los damnificados y se evalúan los daños, el desafío será mantener las zonas afectadas a salvo de saqueos y posibles altercados. Ayer se había detenido a 32 personas en todo el estado de Florida por intentar robar pequeños negocios y casas vacías. Las autoridades también investigarán los casos de abandono de animales y estudiarán la posibilidad de presentar cargos contra sus dueños. La directora del Cuidado y Control Animal del Condado de Palm Beach, Dianne Sauve, indicó ayer que su agencia ha recuperado al menos 40 animales. Algunos de ellos estaban atados y otros encerrados en jardines, sin posibilidad de escapar.

Las pérdidas para el sector de las aseguradoras tras el paso del huracán oscilarán entre los 20.000 y 50.000 millones de dólares, según dos firmas especializadas en el cálculo de riesgos ante catástrofes. Las primeras estimaciones eran de hasta 150.000 millones.