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Reportaje

Familias XXL: cuando la maternidad no es un trabajo sino una misión

Estas mujeres rompen con la estadística de 1,2 hijos por fémina y, pese a ser rara avis (o quizá por ello), sus vidas despiertan un gran interés tanto en la calle como en las redes. «Somos gente normal, no personas de otro siglo»

La familia de Mar Dorrio CEDIDA

España está en números rojos en materia de natalidad. En el primer semestre del año, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), hubo 76.051 muertes más (231.687) que nacimientos (155.636). Además, 2024 cerró como el octavo año consecutivo en el que las defunciones superaron a los alumbramientos. Un saldo vegetativo negativo que, precisamente esta semana, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, calificó de «invierno demográfico» durante una entrevista concedida a la Cadena SER.

«Si no se combinan políticas de natalidad, de familia y de inmigración regular, España, dentro de 20 años, tendrá una fuerza laboral equiparable a la que tenía en 1990. Eso significará que, en lugar de crecer al 3%, España crecería por debajo del 1%», advirtió.

En medio de esta tendencia a la baja que amenaza nuestro sistema social y productivo, aparecen familias que rompen con la estadística. Y es que, si el indicador coyuntural de fecundidad de 2024 fue de 1,12 hijos por mujer, según el INE, las mujeres que participan en este reportaje son parte de quienes hacen que esa media supere la unidad.

«Las familias numerosas existimos, somos normales, no de otro siglo. Vivimos nuestro día a día como cualquiera. Ahora, por ejemplo, nosotros vamos a ser abuelos, y la gente se sorprende. Pero claro, fui madre joven y mi hijo se ha casado pronto también. Ser abuelos a nuestra edad es una bendición, porque aún tenemos energía para disfrutarlo», explica Sonia Vázquez.

En su casa son siete –cinco hijos y el matrimonio–, lo cual no está nada mal. Reconoce que todavía hay quien se asombra al verla con su prole, en tiempos en que la maternidad parece no estar de moda. Sin embargo, las redes sociales, donde Sonia tiene mucha presencia, desmienten ese prejuicio: su perfil de Instagram genera un gran interés.

La familia de Sonia Vázquez durante la presentación del libro "Madres"Cedida

En este contexto, Sonia ha decidido plasmar la realidad de las familias numerosas en un libro: «Madres» (Custodian Books), en el que recoge la vida y experiencia de siete mujeres, incluida la suya. «Son testimonios de madres que, como decimos, miran al cielo. Nos une la fe. Cada historia es distinta: hay testimonios marcados por la enfermedad, la pérdida o la superación, pero todas compartimos la idea de vivir la maternidad con fe. No somos súper mujeres, somos madres normales que hemos aprendido a abrazar nuestras cruces y a vivirlas iluminadas. Gracias a eso podemos decir que nuestras historias, con todo lo difíciles que han sido, están bien hechas. No las cambiaríamos», relata Sonia.

Para ella, la fe y la maternidad van de la mano. «Ser madre no es fácil; nadie te da un manual de instrucciones. Nunca sabes lo que va a pasar: si tendrás un hijo o varios, si habrá dificultades o enfermedades. Pero cuando vives la maternidad desde esta perspectiva descubres que todo tiene sentido, que todo está bien hecho. Encuentras la paz en medio de la incertidumbre».

Durante nuestra conversación, esta madre de familia XXL cuenta la curiosidad que despierta su familia, tanto en la calle como en las redes sociales. «Nos paran y nos preguntan. Lo más frecuente es que quieran saber cómo nos organizamos, cómo hacemos para salir a cenar con mi marido o para viajar. Les sorprende ver que se puede. Yo les explico que, con ayuda y organización, todo es posible». Y añade, entre risas, que «la gente se asombra de que todos los hijos sean del mismo matrimonio. Parece raro hoy en día, pero existimos». Reconoce que muchas personas le confiesan que les gustaría tener más hijos, pero sienten miedo. «Ver que nosotras lo hemos hecho y que somos normales les da esperanza. Hoy en día parece que ser madre está pasado de moda y no es cierto. Eso sí, la maternidad nunca tiene el momento perfecto. Siempre hay una excusa: que estás estudiando, que no tienes trabajo, que ya tienes dos hijos… Y así se va dejando. Por eso la natalidad cae tanto».

La familia de Myriam OliverCedida

¿Ser madre de familia numerosa se programa o surge sin pensarlo demasiado? «Yo nunca me planteé tener cinco hijos, igual que mi amiga Mar no planeó tener doce. Nadie lo planea. Los hijos van llegando, uno a uno, y los acoges como un regalo. Así de simple».

Su filosofía es clara: ser madre no es un trabajo, porque los hijos, literalmente, te dan la vida –aunque también te la quitan un poco–, pero si lo ves como una misión, cambia todo. «Es algo que te trasciende», afirma.

Una opinión que comparte Mar, otra de las protagonistas del libro. Ella reflexiona: «Alguien se preguntaba, en un chat de cotilleos, qué tiene de especial Mar Dorrio, además de sus doce hijos. Nada. Yo podría contestar mejor que nadie: sé que no tengo nada especial. Pero los pocos o muchos seguidores que tenga yo o que tengan otras madres de familia numerosa son fruto de la curiosidad por ver si realmente un hogar así es posible».

«Ya veremos...»

Cuando Mar se iba a casar, le dijo a su futuro marido que le encantaban las familias numerosas y que quería tener cinco hijos. «A él le pareció estupendo, y su abuela, que estaba por allí, me dijo: “Bueno, eso lo dices ahora, ya veremos cuando tengas el primero”. Y tenía toda la razón: soñé con cinco… y acabaron siendo doce», relata entre risas.

Entre las muchas preguntas que recibe, hay una especialmente recurrente: ¿cuánto cuesta un hijo? Su respuesta es tajante: «Dime tus prioridades y te diré cuántos hijos puedes tener. Las nuestras siempre fueron darles cariño y un hogar confortable».

¿Y qué define o une a los descendientes de una familia numerosa? «No necesariamente son más educados, pero sí están más forjados, más acostumbrados a esperar y a resignarse», dice.

La familia de Amparo RomeroCedida

Sonia coincide: «En una familia grande aprendes a esperar tu turno, a compartir, a entender que no todo es inmediato. Eso luego se refleja fuera de casa: en el colegio, en el trabajo, en la vida. Es un aprendizaje natural».

También quieren dejar claro que, aunque sean «cabecillas» de una familia numerosa, no solo las define la maternidad. Son mujeres, trabajadoras (las que así lo deciden), esposas… «Para mí, primero es que soy mujer y esposa, y eso los hijos también lo deben ver. Si el matrimonio no está unido, los hijos lo notan. Padre y madre deben estar juntos y los niños alrededor, no en medio. Eso también les da seguridad».

En cada una de las historias que recoge el libro se descubren realidades muy distintas, como las de Lydia, Majo, Mónica, Amparo y Miriam. Todas hablan desde el corazón. Desnudan su intimidad para hacer una oda a la maternidad y explicar que, aunque no siempre sea fácil ser madre, es algo que no cambiarían por nada del mundo.