Turismo excesivo

Una famosa ciudad de Japón eleva su impuesto turístico un 900% para evitar colapsar

Se trata del mayor impuesto hotelero del país, con el objetivo de que los visitantes contribuyan a cubrir los costes derivados del turismo excesivo

Kioto, una ciudad milenaria
Kioto, una ciudad milenarialarazon

Japón ha aprobado un incremento histórico en las tasas de alojamiento aplicadas en Kioto, antigua capital imperial y uno de los principales destinos turísticos del país. El nuevo impuesto, que entrará en vigor en marzo de 2026, alcanzará un máximo de 48,92 libras esterlinas por persona y noche en los hoteles de categoría superior, lo que supone un aumento de hasta el 900% respecto a las tarifas actuales.

El impuesto vigente desde 2018 establecía una tasa máxima de 4,90 libras por noche. Con la nueva normativa, las estancias en habitaciones de lujo valoradas en 489 libras o más se gravarán con la cuantía más alta. Los huéspedes de establecimientos con precios intermedios, entre 246 y 492 libras por noche, deberán abonar un impuesto de 19,70 libras. Para estancias de menor coste, entre 98,50 y 246,30 libras, la tasa será de 4,90 libras, mientras que los alojamientos más económicos, por debajo de 29,50 libras, pagarán un recargo de 0,98 libras. Las tarifas intermedias estarán sujetas a un impuesto de 1,97 libras por persona y noche.

El Ministerio del Interior y Comunicaciones japonés ha indicado que la medida pretende asegurar que los turistas “asuman el coste de las medidas contra el turismo excesivo”. En 2024, el país registró un récord de 36,9 millones de visitantes internacionales, una cifra que ha acentuado los problemas de congestión en las calles de Kioto y en los enclaves más visitados, donde se concentran templos, santuarios y tiendas tradicionales que atraen a millones de viajeros cada año.

Un desafío global frente al turismo masivo

El incremento del impuesto en Kioto coincide con un debate internacional sobre los efectos del turismo descontrolado. En diversos destinos, especialmente en España, se han producido protestas ciudadanas ante el impacto del número creciente de visitantes en la vida local y el medio ambiente.

Según el informe Hábitos de vacaciones de la asociación británica ABTA, más de tres cuartas partes de los encuestados reconocen ser conscientes de la reacción contra el turismo masivo, aunque no se aprecia un cambio significativo en sus decisiones de viaje. España, destino preferido por los británicos, ha vivido manifestaciones en ciudades y costas con demandas que van desde la limitación de cruceros hasta la regulación de las viviendas turísticas.

Otros enclaves emblemáticos, como Machu Picchu en Perú, también se enfrentan a la presión del turismo. El sitio arqueológico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, recibió 3,4 millones de visitantes el año pasado, lo que ha suscitado advertencias sobre su conservación y sobre la posibilidad de perder su reconocimiento como “Nueva Maravilla del Mundo” si no se controlan los niveles de afluencia.