Religión

Francisco abre hoy un Sínodo para escanear a la Iglesia

Tras una consulta mundial de dos años, el Papa convoca a 454 católicos en Roma para estudiar posibles reformas

Hoy arranca el llamado Sínodo de la Sinodalidad, una de las principales apuestas de Francisco para una renovación de la Iglesia. Desde este miércoles hasta el próximo día 29, el Papa ha convocado en Roma a 464 participantes para que se pronuncien en un foro de debate inédito en la Iglesia por varios motivos. El más llamativo es que entre los 365 convocados con derecho a voto habrá 54 mujeres. O lo que es lo mismo, por primera vez en la historia de la Iglesia su voz no solo se escucha sino que cuenta numéricamente en este órgano consultivo que convocó por primera vez Pablo VI. Y es que, hasta ahora, tan solo los obispos, que componen el 75% de la asamblea, votaban. Por tanto, aunque lejos del sufragio universal, el paso dado por el pontífice argentino es algo más que un gesto. Además, la propia temática del Sínodo también resulta inédita. Habitualmente los papas convocan estos encuentros para reflexionar sobre determinados temas –familia, jóvenes…– o por áreas geográficas –África, La Amazonía…–.

Sin embargo, Francisco quiere llevar a cabo una analítica global del catolicismo hacia lo que ha llamado «la sinodalidad», que traduce como «caminar juntos», esto es, conformar una Iglesia más participativa que se implique más con las urgencias del mundo de hoy. Por eso, a esta reunión en el Vaticano le ha precedido una consulta mundial durante dos años en la que los católicos de todo el planeta han expuesto las fortalezas y debilidades eclesiales. Así han surgido cuestiones como la necesidad de una renovación litúrgica, la apuesta por un gobierno eclesial más colegial, la opción preferencial por los pobres, la acogida a los divorciados y al colectivo LGTBI, o el propio protagonismo de la mujer. Conscientes de lo espinoso de cuestiones que hasta hace dos días eran tabú en las sacristías, el Sucesor de Pedro dejará reposar durante un año las conclusiones de este octubre con el fin de celebrar una segunda sesión del Sínodo en otoño de 2024.

No es baladí esta prudencia papal puesto que le preocupa que la asamblea se convierta en un enfrentamiento entre conservadores y progresistas, izquierdas y derechas. Por eso, en no pocas ocasiones ha instado a los participantes en el Sínodo a no dejarse llevar por la ideología y que este foro no se identifique con el «parlamentarismo político».

Muestra de lo avezada que es esta propuesta de Francisco es la corriente en contra que ha generado. Ahí está la carta enviada en julio por cinco cardenales para plantear algunas dudas doctrinales al pontífice que hicieron pública precisamente ayer, en vísperas del Sínodo, para torpedear su autoridad. Sabedor de estos ataques, el pasado sábado, durante una vigilia preparatoria, el Papa aseveró que «a Dios no le gustan las proclamas y los alborotos, las habladurías y la confusión».