Medio Ambiente

Gran parte de las fuentes de agua superan los niveles recomendados de PFAS

Estas sustancias se han relacionado con problemas medioambientales y de salud, incluidos algunos cánceres

Presa de Azután en el río Tajo (Toledo)
Presa de Azután en el río Tajo (Toledo)iAgua

Un nuevo estudio internacional dirigido por la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) de Australia, publicado en la revista "Nature Geoscience", ha desvelado que gran parte de las fuentes de agua del planeta superan los límites de seguridad para el consumo de PFAS.

Las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, conocidas comúnmente como PFAS, son un grupo de más de 14.000 sustancias químicas fabricadas por el hombre que se han hecho populares desde la década de 1950 por sus diversas habilidades para resistir el calor, el agua, la grasa y las manchas.

Se han encontrado habitualmente en productos domésticos como sartenes antiadherentes, ropa, cosméticos, insecticidas y envases alimentarios, así como en productos industriales especializados, como la espuma antiincendios.

Pero a pesar de su amplio abanico de posibilidades, estas sustancias químicas tienen un lado negativo, se conocen como "sustancias químicas para siempre", ya que una vez que están en el medio ambiente, o en los cuerpos humanos, no se degradan más.

Las PFAS se han relacionado con problemas medioambientales y de salud, incluidos algunos cánceres, pero aún se desconoce mucho sobre la verdadera magnitud y las posibles repercusiones del problema, incluida la cantidad que hay en nuestro suministro de agua.

"Muchas de nuestras fuentes de agua superan los límites reglamentarios de PFAS", afirma el autor principal del estudio, el catedrático de Ingeniería de la UNSW, Denis O'Carroll.

"Ya sabíamos que las PFAS están omnipresentes en el medio ambiente, pero me sorprendió descubrir la gran proporción de aguas de origen que superan los límites recomendados para el agua potable. Hablamos de más del 5%, y en algunos casos supera el 50%", ha añadido el investigador.

El equipo de investigación recopiló mediciones de PFAS de fuentes de todo el mundo, incluidos informes gubernamentales, bases de datos y literatura revisada por expertos. En total, cotejaron más de 45.000 puntos de datos, que abarcan aproximadamente 20 años.

Estudio mundial

El estudio también halló altas concentraciones de PFAS en muchos lugares del planeta por encima de los niveles recomendados de agua potable. Esto solía ocurrir en zonas donde se habían utilizado espumas contra incendios en el pasado, como instituciones militares e instalaciones de formación de bomberos.

En este punto, O'Carroll ha subrayado que "estas trazas de PFAS se encuentran en las fuentes de agua, como las presas, y no en el agua potable en sí: el agua potable pasa por plantas de tratamiento, algunas de las cuales están diseñadas para reducir la cantidad de sustancias químicas como los PFAS en nuestra agua antes de que salga del grifo".

"El agua potable es en gran medida segura, y yo no dudo en beberla. Tampoco sugiero que el agua embotellada sea mejor, porque no significa que hayan hecho nada distinto de lo que sale del grifo. Pero, desde luego, creo que vigilar los niveles de PFAS y facilitar el acceso a los datos merece la pena", ha expresado O'Carroll.

Para los investigadores, es probable que la mayoría de ciudadanos del mundo tengan niveles bajos de PFAS en el organismo. Pero los posibles riesgos para la salud de las sustancias químicas PFAS no se conocen bien y no se han consensuado universalmente, apuntan.

Según un grupo de expertos en salud del Gobierno australiano, las pruebas de que las PFAS supongan un daño clínicamente significativo para la salud humana son escasas o nulas.

Pese a ello, los organismos más importantes de EEUU y Europa sugieren que los PFAS están relacionados con resultados adversos para la salud, como un menor peso al nacer en los bebés, niveles más altos de colesterol, reducción de la función renal, enfermedades tiroideas, alteración de los niveles de hormonas sexuales, reducción de la respuesta a las vacunas y cánceres de hígado, riñón y testículos.

En 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el PFOA, un tipo de PFAS, carcinógeno humano de categoría uno.