Industria del automóvil

Experimentos con humanos y monos sobre las emisiones diésel

Los experimentos con monos ya habían generado algunas reacciones a finales de la semana pasada y hoy varios medios hablan de experimentos similares con seres humanos

Fotografía de archivo que muestra una máquina analizando los gases que salen de un tubo de escape
Fotografía de archivo que muestra una máquina analizando los gases que salen de un tubo de escapelarazon

Los experimentos con monos ya habían generado algunas reacciones a finales de la semana pasada y hoy varios medios hablan de experimentos similares con seres humanos.

iez monos y la increíble sospecha de haber experimentado con humanos. Lo que se planeó como un ensayo para demostrar que las emisiones de los motores diésel no son tan dañinas para la salud como habitualmente se piensa, ha vuelto a asestar un duro golpe al sector automovilístico alemán. Según publicaron ayer algunos medios alemanes, entre ellos el «Stuttgarter Zeitung» y el «Süddeutsche Zeitung», varias marcas de coches alemanas habrían financiado experimentos en los que se hizo inhalar gases emitidos por motores diésel a monos y seres humanos para comprobar sus efectos sobre el sistema respiratorio y la circulación sanguínea. Los primeros experimentos se realizaron en 2015 y para ello, un directivo de una automotriz germana, actualmente detenido en Estados Unidos por el escándalo de manipulación de las emisiones, habría llevado personalmente un coche al laboratorio para las pruebas.

Para el experimento, y según los diarios alemanes, las emisiones del automóvil fueron conducidas a una pequeña habitación donde se habían encerrado diez monos. Una prueba que ya había generado reacciones a finales de la semana pasada pero que ayer se convirtió en escándalo cuando la prensa germana reveló que las pruebas también se realizaron con humanos. Según estos periódicos, la Asociación Europea de Investigación para el Medio Ambiente y la Salud en el Sector del Transporte (EUGT), un centro financiado por tres automotrices, hizo ensayos con 25 personas sanas que durante varias horas inhalaron distintas concentraciones de dióxido de nitrógeno, un gas que irrita las vías respiratorias y que procede principalmente de los tubos de escape de los vehículos. De acuerdo con el informe de la EUGT al que tuvieron acceso ambos diarios, el resultado de estas controvertidas pruebas, llevadas a cabo en un instituto del Clínico Universitario de la ciudad de Aquisgrán, fue que los gases no tuvieron ningún tipo de efecto perjudicial en esas personas. Sin embargo, el director del instituto en cuestión, Thomas Kraus, dijo que los resultados, publicados en 2016, sólo tienen una validez limitada, ya que no son extrapolables a toda la población y el dióxido de nitrógeno representa solamente una parte de los gases contaminantes.

El tema alcanzó ayer tal magnitud que incluso el portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, se vio obligado a mediar sobre el tema y aseguró que «esos experimentos no tienen ninguna justificación ética ni científica» y consideró que su realización «obliga a formular preguntas críticas a todos los responsables». «Lo que tienen que hacer los fabricantes de automóviles con las emisiones es reducirlas y no pretender demostrar que no son dañinas con ayuda de experimentos con monos y hasta con seres humanos», agregó. También el ministro de Transporte, Christian Schmidt, condenó los experimentos y advirtió que el caso afecta a la credibilidad de la industria alemana. «Condeno de la manera más contundente esos experimentos con animales y personas que por las informaciones que tenemos fueron encargados por la industria automovilística alemana», manifestó. No obstante, según informó asimismo el diario «Handelsblatt», algunos políticos ya tenían conocimiento de estas pruebas desde hace año y medio. Así, y tal y como destacó este rotativo, el toxicólogo Helmut Greim informó a algunos políticos sobre la naturaleza de estos experimentos en septiembre de 2016, sin que ninguno de ellos se sintiera alarmado. Ya el viernes pasado, Daimler y BMW se distanciaron de los experimentos y aseguraron que coches de esas marcas no habían sido utilizados en los mismos. Daimler afirmó que los experimentos no tienen ninguna justificación y que habían debido impedirse. El informe de la EUGT que citan los dos diarios se refiere al periodo comprendido entre 2012 y 2015. En septiembre de ese año se destapó el escándalo de los motores diésel de Volkswagen, que reconoció haber manipulado 11 millones de automóviles en el mundo para hacer parecer que emitían menos gases contaminantes. La EUGT, con sede en Berlín, fue clausurada a mediados de 2017.