
Jardinería
Un jardinero convierte macetas de plástico olvidadas en algo increíble para el jardín: "¡Qué gran idea!"
Una idea brillante que ahorra tiempo y protege tus plantas sin complicaciones

A veces, los trucos más simples son los que cambian por completo nuestra rutina. Si eres de los que acumula macetas vacías en el trastero después de cada temporada de siembra, esta técnica puede revolucionar tu forma de cuidar el jardín. Garden Gate Magazine ha compartido en su canal de YouTubeun método práctico, rápido y efectivo para aplicar mantillo sin dañar las plantas, reutilizando precisamente esas macetas que ya no usas.
Este truco no solo facilita el proceso de acolchado - técnica de jardinería y agricultura que consiste en cubrir el suelo con una capa de materiales orgánicos o inorgánicos para proteger y mejorar la salud de las plantas-, sino que además mantiene intactas las hojas y flores más delicadas, evitando que se cubran de tierra o se dañen durante el proceso. Y lo mejor: convierte un residuo plástico en una herramienta útil y sostenible.
El truco: reutiliza tus macetas vacías

El vídeo de Garden Gate Magazine propone usar las clásicas macetas de vivero para cubrir las plantas justo antes de esparcir el mantillo. De esta manera, se protegen los tallos y hojas, permitiendo trabajar más rápido y sin tanto cuidado. Una vez terminado, solo hay que retirar las macetas y listo: las plantas quedan rodeadas de mantillo, limpias y seguras.
Además de ahorrar tiempo, esta técnica te ayuda a darle una segunda vida a los plásticos acumulados. Un gesto simple que contribuye al orden en el jardín y a una rutina más sostenible.
Beneficios que van más allá de la jardinería

Aplicar mantillo de manera eficiente no solo mejora la salud de tus plantas. Si cultivas tus propios alimentos, este truco puede derivar en frutas y verduras más sabrosas y nutritivas, con menos esfuerzo. Eso significa más tiempo para ti y menos estrés en tu día a día.
A nivel personal, la jardinería ha demostrado ser una actividad beneficiosa para la salud física y mental. Reduce el estrés, la ansiedad y mejora el bienestar general. Además, cultivar tus propios productos disminuye las emisiones asociadas al transporte de alimentos y ayuda a reducir el desperdicio, ya que puedes cosechar solo lo que necesitas.
En definitiva, esta sencilla idea no solo es útil y ecológica, sino que transforma una tarea rutinaria en una experiencia más eficiente, placentera y respetuosa con el entorno.
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