
Opinión
El laberinto de los cambios en el sistema MIR
Muchos médicos se encuentran atrapados en su especialidad. El modelo actual es encorsetado, burocrático e impide el progreso de los mejores

El sistema de Médico Interno Residente (MIR) en España, pieza central de la formación especializada de nuestros médicos, es fundamental para nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS). Sin embargo, no todo es perfecto. Una de sus rigideces más acuciantes se manifiesta cuando un profesional desea, o necesita, cambiar de especialidad.
Imagina a un médico que, tras años de estudio y dedicación, inicia su residencia en una especialidad. Con el tiempo, o quizás tras descubrir nuevas pasiones o aptitudes, se da cuenta de que su verdadera vocación, o donde podría ser más útil, reside en otra rama de la Medicina. Pues bien, el sistema actual le pone un laberinto de obstáculos casi insuperables.
No hay nada más descorazonador que un profesional talentoso sintiéndose atrapado. Esta inflexibilidad puede llevar a la desmotivación, el agotamiento e incluso al abandono de la profesión o, como ya vemos, a la búsqueda de oportunidades en otros países con sistemas más flexibles.
Un médico que no está en su sitio óptimo es un talento infrautilizado. El sistema invierte cuantiosos recursos en su formación. Impedirle una reorientación eficiente significa que esa inversión no rinde al máximo y se pierde la oportunidad de tener a ese profesional rindiendo al 100% en una especialidad donde podría destacar. Pero si quiere cambiar, a menudo, la única vía es reiniciar todo el complejo y competitivo proceso: volver a presentarse al examen MIR, competir con las nuevas promociones de egresados, y quizás incluso con la desventaja de los años ya invertidos en una formación anterior. Esto no solo consume un tiempo y un esfuerzo ingente, sino que también puede tener un coste económico considerable para el profesional.
En un contexto donde constantemente hablamos de la escasez de médicos y la presión asistencial,mantener esta rigidez es contraproducente. Facilitar mecanismos ágiles para que los profesionales puedan transitar entre especialidades podría ser una herramienta valiosa para cubrir necesidades urgentes en diferentes áreas, optimizando la distribución de nuestros recursos humanos y reteniendo a profesionales valiosos.
Necesitamos claramente un sistema más flexible, es hora de que el sistema MIR evolucione. Necesitamos mecanismos que permitan una mayor fluidez en las trayectorias profesionales. Esto podría incluir vías de revalidación o convalidación de conocimientos y experiencia entre especialidades, programas puente que faciliten la transición sin la necesidad de repetir íntegramente una nueva residencia y una mayor autonomía para los hospitales en la gestión de sus plazas de residente y la adaptación a las necesidades de formación de sus profesionales.
La rigidez actual del MIR en cuanto a los cambios de especialidad no es solo una cuestión burocrática; es un factor que impacta directamente en la calidad de vida de nuestros médicos y, por extensión, en la eficiencia y la capacidad de respuesta de nuestro propio SNS. Es imperativo que abordemos este desafío con valentía y visión de futuro.
En España, el procedimiento para realizar dos o más especialidades médicas presenta grave problema debido a la estructura actual del sistema MIR, ya que no existe un camino directo para ello, e implica reiniciar el proceso. Actualmente la vía principal es realizar el MIR de nuevo. Un médico que ya ha completado una especialidad (o incluso si está en proceso y desea cambiar) debe presentarse nuevamente al examen MIR. Esto implica repetir el examen y competir de nuevo con miles de aspirantes de nuevas promociones, con la presión de obtener un número de orden suficiente para acceder a la plaza deseada en la segunda especialidad.
Después, debe realizar la residencia completa.Una vez obtenida la plaza, debe cursar íntegramente la duración de la nueva especialidad (entre 4 y 5 años, o incluso más, dependiendo de la rama), con el régimen de residencia asociado (rotaciones, guardias, exámenes). Todo ello significa pérdida de años de experiencia laboral ya que durante este tiempo, el médico vuelve a tener un contrato de residente, con una retribución inferior a la de un especialista y sin poder ejercer plenamente su primera especialidad. De locos. El sistema MIR es un sistema soviético, burocrático, encorsetado y anti libertario que impide el progreso de los mejores.
Otra opción es la acreditación de Áreas de Capacitación Específica (ACE). Este es un mecanismo más reciente, introducido por el Real Decreto 639/2014, que permite adquirir una capacitación avanzada en un área concreta dentro de una especialidad ya obtenida, o en la intersección de varias especialidades. No es una "segunda especialidad", sino una subespecialización o una cualificación adicional. Para ello se requiere tener ya una especialidad troncal. La formación y la acreditación son más cortas y específicas que una residencia completa, pero su implementación ha sido lenta y aún no está plenamente desarrollada para todas las áreas posibles.
Son múltiples los problemas asociados a la doble especialización en España. El sistema no suele convalidar de forma automática los años o conocimientos comunes entre especialidades, forzando al médico a repetir formación que ya posee. El tiempo y el esfuerzo necesarios para una segunda residencia son inmensos, afectando la vida personal y la estabilidad económica del profesional. El sistema está diseñado para una trayectoria lineal de "una especialidad, una vida profesional", lo que choca con la evolución del conocimiento médico y las necesidades asistenciales que a menudo demandan perfiles más híbridos o con doble capacitación. Además, la clave del acceso sigue siendo el número de orden en el examen MIR, lo que no facilita la progresión profesional interna o los cambios de rumbo vocacionales.
En contraste con otros países (como Estados Unidos, donde hay programas combinados o una mayor facilidad para "fellowships" tras la primera residencia, que permiten una especialización más profunda o en áreas transdisciplinares sin tener que repetir la totalidad del tronco), el sistema español es considerablemente más restrictivo. Reformar este aspecto sería crucial para una mejor gestión del talento médico y para permitir a los profesionales adaptar sus carreras a las crecientes complejidades y super especializaciones de la Medicina moderna.
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