Las secuelas del calor extremo

Un observatorio climático para evitar 13.000 muertes al año

Las ministras Teresa Ribera, Mónica García y Diana Morant presentan el OSCC, un nuevo organismo para abordar de manera transversal el impacto de las temperaturas extremas en la salud

La vicepresidenta Teresa Ribera junto a las ministras Diana Morant y Mónica García, presentan el observatorio de Salud y Cambio Climatico © Jesús G. Feria.
La vicepresidenta Teresa Ribera junto a las ministras Diana Morant y Mónica García, presentan el observatorio Jesus G. FeriaFotógrafos

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera; la ministra de Sanidad, Mónica García, y la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, realizaron ayer la presentación oficial del Observatorio de Salud y Cambio Climático (OSCC), un nuevo organismo (que lleva rodando desde julio del año pasado) para abordar de manera transversal el impacto que el cambio climático tiene sobre la salud.

Se trata de un órgano colegiado intersectorial para apoyar el análisis, diagnóstico, evaluación y seguimiento de los efectos de la emergencia climática en la salud, al tiempo que ofrece apoyo científico y técnico a las diferentes administraciones públicas.

«No ha sido ni el primer ni el segundo intento para conseguir que este observatorio se haga realidad», aseguró Ribera al inicio de su intervención, quien añadió que este organismo tendrá una función clave en los sistemas de alerta climática para lograr el progreso y la protección de los ciudadanos ante la amenaza, entre otros aspectos, del aumento descontrolado de la temperatura global.

Por su parte, la titular de Sanidad relató cómo los efectos del cambio climático tienen un impacto desigual en la sociedad, afectando especialmente a la población más vulnerable, entre la que se encuentran «los mayores, las mujeres embarazadas, los enfermos crónicos o aquellos que disponen de rentas más bajas».

«Es por ello que debemos ir más allá. También nuestro sistema sanitario debe trabajar para no contribuir a hacer más daño al planeta. Por este motivo, desde Sanidad lo descarbonizaremos para que no sea fuente de residuos sino de energías limpias», sentenció Mónica García, quien además, quiso dejar claro que «la evidencia científica y social del cambio climático es una realidad y esta es una crisis de salud publica».

Colaboración institucional

La responsable de la cartera de Ciencia, Innovación y Universidades subrayó las terribles cifras que arroja el calentamiento global y su impacto directo en la salud humana: «La velocidad a la que aumenta la temperatura de nuestro planeta es alarmante: si no reducimos las emisiones de gases invernadero, se pasarán de las 428 olas de calor anuales que tenemos en la actualidad a las 2.200 entre 2050 y 2100. Es decir, que se multiplicarán por cinco y con ellas la mortalidad asociada, que pasará de las 1.300 defunciones a 13.000», reveló Morant.

Y, aunque el 80% de la sociedad española considera que el problema del cambio climático es algo muy grave, las tres ministras coincidieron en la necesidad de no solo investigar y adelantarse a los efectos nocivos, sino elaborar guías para que los ciudadanos puedan reducir el impacto en su día a día y pautar los protocolos administrativos con los que se pueda advertir de forma segura y unificada de temperaturas extremas.

«Una alerta mal dada, una falta de información sobre cómo se debe reaccionar ante una alerta, puede suponer un riesgo y, en los casos más extremos, la pérdida de vidas humanas. Por este motivo, la colaboración institucional es indispensable», insistió Ribera.

La vicepresidenta confesó que el camino para llegar a conformar este observatorio no ha sido sencillo pero que hasta entonces se han dado pasos muy importantes desde el Gobierno para paliar los efectos climáticos: «La falta de información sobre cómo reaccionar ante estas situaciones puede suponer la pérdida de vidas humanas, por todo esto la colaboración institucional es indispensable», dijo. Es más, recordó que tal es la magnitud de decesos por este motivo que ya hay un día en recuerdo a los fallecidos por el cambio climático, cada 15 de julio.

«El cambio climático es la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI», agregó García, aludiendo también al elevado número de fallecimientos por esta causa. Y es que, tan solo el año pasado más de 11.000 personas murieron en España por las temperaturas extremas y más de 60.000 en toda Europa. «Esta situación nos hace estar más agobiados, más estresados, nos hace enfermar más, tener una mayor morbimortalidad y, en definitiva, también tener una mayor mortalidad. Además, va a amplificar y redistribuir las enfermedades en los próximos años, como podría ser el caso del dengue», añadió.

Alertas por amenazas

El OSCC, que ya se ha reunido en dos ocasiones, está integrado por una decena de organismo con tres objetivos claros: definir los riesgos sobre la salud de las personas asociados al cambio climático, crear un sistema integrado de avisos y alertas por amenazas para la salud derivadas del clima, y promover una cultura de autoprotección en la sociedad, especialmente en los grupos más vulnerables.

En el último encuentro que tuvo lugar el 12 de febrero se sentaron las bases para la creación de una serie de equipos de trabajo de carácter temático que van a realizar las aportaciones necesarias con las que se puedan prevenir los efectos sobre la salud que se derivan del cambio climático.

Y es que las cifras de diferentes estudios son altamente preocupantes. Según la OMS , 3.600 millones de personas ya viven en zonas muy vulnerables al cambio climático y se prevé que, entre 2030 y 2050, el cambio climático cause unas 250.000 muertes adicionales cada año solo como consecuencia de la desnutrición, el paludismo, la diarrea y el estrés térmico. Además, se estima que el coste de los daños directos para la salud oscilará entre los 2.000 y 4.000 millones de dólares al año de aquí a 2030. Una respuesta urgente es necesaria.