Religión

El Papa desactiva un "golpe de estado" de guante blanco contra su autoridad

Francisco contesta a una carta de cinco cardenales que cuestionan su magisterio dos días antes de abrir la asamblea del Sínodo, un foro de diálogo sobre el futuro de la Iglesia

Desencuentro de cinco cardenales con el Papa a dos días del Sínodo por las uniones gays o el sacerdocio femenino
Desencuentro de cinco cardenales con el Papa a dos días del Sínodo por las uniones gays o el sacerdocio femeninoEuropa Press

Francisco ha desmontado un intento de rebelión púrpura a través de lo que en términos vaticanos se conoce como "dubia". En su sentido más estricto, una dubia es una pregunta formal presentada ante el Papa y el Dicasterio para la Doctrina de la Fe con el fin de obtener una respuesta directa ante posibles dudas teológicas. Sin embargo, en este pontificado la "dubia" se ha convertido más bien en un escrito para desafiar al pontífice argentino, intentándole poner contra las cuerdas con algunos temas eclesiales de frontera. Ya sucedió en 2016, y hoy se ha hecho pública una carta que el pasado 10 de julio escribieron los cardenales Walter Brandmüller (alemán de 94 años) y Raymond Leo Burke (estadounidense de 75) con el apoyo de otros tres cardenales, Juan Sandoval Íñiguez (mexicano de 90), Robert Sarah (nigeriano de 78) y Joseph Zen Ze-kiun (chino de 91). En la misiva de estos cinco purpurados que forman parte de la oposición visible a Jorge Mario Bergoglio incluye cinco dubia, esto es, cinco preguntas en las que exigen que se posicione sobre asuntos como las bendiciones a parejas homosexuales, la ordenación sacerdotal de mujeres, el arrepentimiento como condición necesaria a la absolución de los pecados en la confesión, la actualización de la interpretación de la Biblia y el significado del término "sinodalidad" acuñado por Francisco.

Según ha podido confirmar LA RAZÓN de fuentes vaticanas, el Papa ya conocía esta carta antes ni tan siquiera de que la registraran para hacérsela llegar. Tanto es así que, solo 24 horas después de recibirla, firmó un texto de vuelta a los cardenales respondiendo de forma directa a sus dudas. Francisco comienza su misiva explicando que “si bien no siempre me parece prudente responder a las preguntas dirigidas directamente a mi persona, y sería imposible responderlas a todas, en este caso me pareció adecuado hacerlo debido a la cercanía del Sínodo”. Así, el Santo Padre desmonta a los purpurados, por ejemplo, recordándoles que el matrimonio es solo la unión entre un hombre y una mujer y que, por tanto, “la Iglesia evita todo tipo de rito o de sacramental que pueda contradecir esta convicción”. Eso sí, el Papa, reivindica, como hace constantemente que “en el trato con las personas no hay que perder la caridad pastoral”.

Con todo esto, Francisco detalla que “la prudencia pastoral debe discernir adecuadamente si hay formas de bendición, solicitadas por una o por varias personas, que no transmitan una concepción equivocada del matrimonio”. “Porque -continúa el Papa- cuando se pide una bendición se está expresando un pedido de auxilio a Dios, un ruego para poder vivir mejor, una confianza en un Padre que puede ayudarnos a vivir mejor”. Es más, echando mano del magisterio de Juan Pablo II, les recuerda a los purpurados que “si bien hay situaciones que desde el punto de vista objetivo no son moralmente aceptables, la misma caridad pastoral nos exige no tratar sin más de ‘pecadores’”. De esta manera, Francisco no condena las bendiciones a los homosexuales, pero advierte de que “no es conveniente que una Diócesis, una Conferencia Episcopal o cualquier otra estructura eclesial habiliten constantemente y de modo oficial procedimientos o ritos para todo tipo de asuntos”. En relación con las mujeres, Francisco se remite a Juan Pablo II que cerró la posibilidad de que sean sacerdotes, si bien deja caer al hilo de la cuestión que todavía “no se ha desarrollado exhaustivamente una doctrina clara y autoritativa acerca de la naturaleza exacta de una ‘declaración definitiva’”.

Los cardenales no debieron quedar satisfechos, porque según ellos mismos han desvelado, el 21 de agosto volvieron a mandar sus preguntas “reformuladas” para “obtener una respuesta clara basada en la doctrina y disciplina perennes de la Iglesia”. A día de hoy aseguran no haber recibido nuevas explicaciones de Francisco.

En cualquier caso, si algo ha quedado al descubierto es que esta dubia se trataría de una operación orquestada, no para resolver inquietudes doctrinales como para generar ruido mediático contra el Papa. De hecho, aunque en apenas un día se plantearon las preguntas y el Papa las resolvió, no fue hasta ayer cuando se hicieron públicas, contando como principal altavoz al periódico National Catholic Register, perteneciente a la EWTN, un emporio multimedia norteamericano, católico y de tinte ultraconservador, que tanto en su agencia de noticias, tertulias y artículos de opinión ha buscado generar controversia e incluso cuestionar cada decisión o reflexión del Papa argentino. De ahí que no sea casualidad que este intento de golpe de estado de guante blanco, saltara este lunes, dos días después de crear 21 nuevos cardenales con una llamada papal a la “diversidad” y, sobre todo, dos días antes de que dé pistoletazo en Roma a uno de los proyectos más ambiciosos de sus diez años como jefe de la Iglesia católica: el llamado Sínodo de la Sinodalidad. Se una asamblea consultiva que arrancará este miércoles en Roma, en la que participarán 464 católicos de los cinco continentes, entre obispos, religiosos y cristianos de a pie y donde las mujeres votarán por primera vez.

Es más, los cuatro purpurados dirigen una “notificación a los fieles de Cristo” en la que argumentan su ataque el Papa “dada la gravedad del asunto de la dubia, especialmente en vista de la inminente sesión del Sínodo de los Obispos, juzgamos nuestro deber informaros a vosotros, los fieles, de manera que no quedéis sujetos a confusión, error y desaliento”.

A nadie se escapa por tanto que este cuarteto buscaba reventar este foro de reflexión en su víspera. Lo que quizá no contaban era con la capacidad de reacción del Vaticano, que hizo pública la carta del Papa a los cardenales unos minutos después del órdago púrpura. Y, con un añadido más. El nuevo prefecto para la Doctrina de la Fe, Víctor Manuel Fernández, que es un neocardenal argentino y teólogo de cabecera de Bergoglio, desvelaba que el pasado 25 de septiembre se dirigió en un nuevo texto a los cardenales de la dubia para “en orden a una mejor clarificación” de sus desvelos.