Reformas financieras

El Papa recorta 500 euros al sueldo de los cardenales

Se elimina un extra creado por Juan Pablo II para quienes trabajan en la Curia

Reunión de cardenales
Reunión de cardenalesAndrew MedichiniAgencia EFE

En paralelo al canto al amor que el Papa rubricaba con su nueva encíclica «Dilexit nos», Francisco continúa con las reformas financieras en el Vaticano para salir de la bancarrota que los cardenales encargaron en las reuniones previas al cónclave hace doce años. Precisamente son los purpurados los afectados en una nueva reducción salarial en la Curia romana para contener el déficit de la Santa Sede.

A partir del 1 de noviembre, se esfumará del la nómina de los purpurados que trabajan en Roma el llamado bono por secretaría y asignación de oficina, que corresponde a un diez por ciento de su sueldo. Se trataba de un extra que decidió incluir Juan Pablo II y que ahora Francisco anula. O lo que es lo mismo, de los 5.000 euros de media que cobran los cardenales que trabajan en la Santa Sede, dejarán de percibir unos 500 euros. Es la segunda rebaja salarial que aplica el pontífice argento, que se suma a la ratificada en marzo de 2021 donde ya vieron reducidos sus ingresos otro 10 por ciento. Esta medida afectará a una treintena de cardenales puesto que aquellos que están al frente de una diócesis, sea Madrid o Washington, perciben salarios diferentes según el país.

No es el único privilegio que han perdido los curiales. Hace un año, Jorge Mario Bergoglio decidió eliminar la estancia gratuita de los cardenales en los apartamentos en los que residen y que estaban cedidos por la Santa Sede. Desde entonces han de pagar de su bolsillo.

Aunque el nuevo recorte ha trascendido ahora, fue en septiembre cuando fue notificado a través de una carta firmada por Francisco. «En términos de reducción de costes, debemos dar un ejemplo concreto para que nuestro servicio se realice con espíritu de esencialidad, evitando lo superfluo y seleccionando bien nuestras prioridades», exponía el máximo responsable de la Iglesia católica.

Ahora, ante el revuelo generado al trascender a los medios este reajuste, el prefecto de la Secretaría de Economía, el español Maximino Caballero, ha enviado una nueva misiva en la que apunta que los recursos eclesiales «son limitados y deben gestionarse con rigor y seriedad para que no se desperdicien los esfuerzos de quienes han contribuido al patrimonio de la Santa Sede».

Por eso, reclama a los «príncipes» de la Iglesia «un mayor esfuerzo por parte de todos para que el ‘déficit cero’ no sea solo un objetivo teórico, sino una meta realmente alcanzable». Lo cierto es que el Vaticano cerró las cuentas de 2023 con un déficit operativo fue de 83 millones de euros, cinco más que el año anterior. Hay que tener en cuenta además que los gastos de la Curia, esto es, los organismos que conforman el Gobierno de la Iglesia católica, ascendieron a 90 millones.