Opinión

Un Papa tenaz

Francisco ha cumplido 88 años y lleva al frente del timón de la Iglesia católica más de una década; a lo largo de todos estos años ha demostrado una voluntad inquebrantable de servicio

Antonio Pelayo
Antonio PelayoLa RazónLa Razón

Este comentario se escribe cuando Jorge Mario Bergoglio lucha en el hospital Gemelli de Roma contra una aguda crisis neumónica consecuencia de una bronquitis aguda que, como en años anteriores, pone en peligro su salud. Es de esperar y de desear que en los días de la próxima semana los médicos que le atienden y la terapia que le están aplicando resuelvan la crisis y vuelva a ejercer su ministerio con la tenacidad que le caracteriza.

Francisco ha cumplido 88 años y lleva al frente del timón de la Iglesia católica más de una década; a lo largo de todos estos años ha demostrado una voluntad inquebrantable de servicio a la misión que Dios le ha encomendado. Y esto pese a un creciente deterioro de sus fuerzas físicas: en los últimos meses manifiesta una dificultad para caminar que le obliga a usar casi siempre la silla de ruedas, esto es debido a una gonalgia o herida dolorosa en su rodilla derecha; su creciente inmovilidad ha sobrecargado su peso con las consecuencias negativas que lleva consigo; en los últimos cuatro años ha sufrido dos intervenciones quirúrgicas de cierta importancia y cuando llega el invierno se ve atacado por una agua bronquitis acompañada de problemas respiratorios.

Cualquier otra persona con este cuadro clínico llevaría una vida sedentaria con una actividad muy reducida. No es el caso, en absoluto, del papa argentino. Repasando su agenda de viajes cabe recordar los últimos llevados a cabo en el 2024: el más largo de todo su pontificado le condujo hasta Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur; apenas regresado a Roma voló hacia Luxemburgo y Bélgica rematando sus desplazamientos con una visita a la isla francesa de Córcega.

Pero es aún más sorprendente su agenda de audiencias: en el curso de los últimos meses ha recibido a más de cien jefes de estado y de gobierno a los que hay que hay que sumar numerosos cardenales y obispos de todo el mundo más un número incontable de personalidades e instituciones de muy diversa índole religiosa, cultural o social. En la mañana en que fue ingresado en el Gemelli había celebrado en Casa Santa Marta cinco audiencias, una de ellas con el Primer Ministro de Eslovaquia.

¿Es este papa un estajanovista o un hombre atacado a su poder? En absoluto. Más bien me parece que alguien que nunca pensó en llegar a ser el Sucesor de San Pedro decidió entregarse sin retención alguna a su misión evangelizadora, sin perder nunca la esperanza.