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Limpieza

Un pequeño truco en el lavavajillas garantiza que los vasos no vuelvan a opacarse nunca más

Con solo un ingrediente doméstico y una pequeña modificación en el lavado, puedes devolver a tus vasos el brillo original y evitar que vuelvan a empañarse

Un pequeño truco en el lavavajillas garantiza que los vasos no vuelvan a opacarse nunca más Freepik

Hay pocas decepciones domésticas tan sutiles y tan irritantes como abrir el lavavajillas y descubrir que los vasos, aunque perfectamente limpios, han perdido su brillo. Esas marcas opacas, casi imperceptibles, hacen que parezcan viejos o mal lavados, incluso cuando acaban de pasar por un ciclo de limpieza. Pero la buena noticia es que existe un truco tan simple como eficaz para evitarlo.

¿Por qué los vasos se vuelven opacos?

El misterio del vaso “empañado” tiene dos culpables principales: la cal y la corrosión del vidrio. Ambas actúan de forma diferente, pero el resultado es el mismo: una superficie blanquecina o con reflejos iridiscentes que le roba al cristal su transparencia.

La cal es la más común y aparece cuando el agua contiene demasiado calcio. Durante el secado, estos minerales se depositan sobre el vidrio y dejan una especie de niebla fina, difícil de eliminar. La corrosión, en cambio, es más seria: se produce cuando las altas temperaturas, el exceso de detergente o la presión del agua dañan la estructura del vidrio. En estos casos, las marcas son permanentes.

Como explica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en sus guías sobre mantenimiento del lavavajillas, “la combinación de calor, detergentes alcalinos y agua dura crea las condiciones perfectas para que el cristal pierda su brillo”. Por eso, el equilibrio entre temperatura, detergente y dureza del agua es esencial.

Dentro de un lavavajillas se produce una auténtica reacción química a pequeña escala. El agua caliente y los productos de limpieza disuelven las grasas y los restos de comida, pero también atacan los materiales más delicados. Si el ciclo es demasiado largo o la temperatura supera los 60 grados, el vidrio se vuelve vulnerable a la corrosión, y esa película opaca se vuelve irreversible.

Además, el sistema de secado puede empeorar el problema. Si el agua no se evapora del todo o si el vapor queda atrapado, las últimas gotas se secan sobre la superficie y dejan nuevas marcas minerales.

¿Cómo hacer que no le salgan las manchas a las copas y vasos de vidrio?

Afortunadamente, existe un método sencillo para prevenir este desgaste. No requiere productos especiales ni costosos abrillantadores, solo un poco de vinagre blanco.

El truco consiste en colocar un pequeño vaso (por ejemplo, uno de cerveza o chupito) con dos o tres cucharadas de vinagre blanco (5%) en la bandeja superior del lavavajillas, antes de iniciar el programa. Lo ideal es usar un ciclo a 50-55 °C, preferiblemente el destinado a cristalería o el programa “eco”.

Durante el lavado, el vinagre se irá mezclando gradualmente con el agua y actuará como un fijador del calcio, evitando que se deposite sobre el vidrio en la fase de secado. El resultado es inmediato: los vasos recuperan su transparencia y brillo, sin restos ni velos blanquecinos.

Para potenciar el efecto, los expertos recomiendan abrir ligeramente la puerta del lavavajillas al final del ciclo, permitiendo que el vapor escape. De ese modo, las últimas gotas se evaporan sin dejar marcas.

  • Dosis recomendada: 2-3 cucharadas de vinagre blanco en un vaso pequeño.
  • Programa ideal: 50-55 °C (modo Eco o Cristalería).
  • Paso final: abrir la puerta al terminar el ciclo.

Ajustar la dureza del agua: el detalle que marca la diferencia

Si los vasos siguen opacos incluso después del truco, el problema puede estar en el tipo de agua. Cada zona de España tiene una dureza distinta, determinada por la cantidad de minerales que contiene. En áreas con aguas muy duras, como Murcia, Alicante o parte de Castilla-La Mancha, conviene ajustar la configuración de dureza del lavavajillas y comprobar regularmente los niveles de sal regeneradora.

Un simple vaso con vinagre cada pocos lavados puede parecer insignificante, pero su efecto es sorprendente. No solo previene la acumulación de cal, sino que también ayuda a mantener las piezas internas del lavavajillas en mejor estado. Y si todavía guardas esos vasos “viejos” que creías arruinados, puedes probar a frotarlos con un paño humedecido en vinagre y enjuagarlos: en muchos casos, el brillo regresa.