Opinión
Políticos sin alma
Tras los aplausos en los balcones la Sanidad no ha cambiado a mejor
En un mes se volverán a celebrar elecciones generales y nadie parece querer recordar que hace tres años y medio comenzamos a sufrir la peor y más devastadora crisis sanitaria de los últimos tiempos en nuestro país, con más de 120.000 personas fallecidas por la covid y cerca de 14 millones de personas infectadas.
Una crisis sanitaria que nos ha arrastrado a una crisis social y económica, cuya verdadera dimensión tendremos la oportunidad de ver y sufrir en los próximos años, si bien el inicio de las consecuencias y sus repercusiones ya nos están abordando.
Una situación que nos ha puesto a todos a prueba, instituciones, gobiernos, sociedad, profesionales de la salud y también, cómo no, a nuestra capacidad de respuesta ante una grave crisis sanitaria que nos ha pillado ciertamente de manera sorpresiva, aunque no tanto como pretenden hacer ver los políticos y algunos gobiernos para intentar justificar errores evitables, flagrante descoordinación desde el Gobierno de la nación y también comportamientos injustificables cuyas consecuencias, en algunos casos, están pendientes de actuación judicial.
Sin embargo, y a pesar de todo ello, es evidente que nuestros profesionales han dado la cara con arrojo y valor inigualable, salvando a este país de una catástrofe humana y social mucho más grave de lo que ha sido. También es evidente que nuestro sistema sanitario en materia de infraestructuras, recursos y medios ha salido adelante a duras penas, no sin el previo sufrimiento de miles de personas, unas como pacientes y otras como profesionales sanitarios.
Lo duro e inaceptable de esta situación es que, después de los golpes de pecho que los políticos se daban en plena crisis sanitaria, jurando que, tras superarla, abordarían un plan sin precedentes para reformar y proteger nuestro sistema sanitario y a sus profesionales, y tras meses de aplausos en los balcones, nada ha cambiado a mejor.
Lo lamentable y rechazable es que, después de la aprobación de más de 200 medidas sacadas adelante por unanimidad de todos los grupos políticos en el Congreso de los Diputados, ni desde el Gobierno de la Nación, ni desde el Consejo Interterritorial, donde están representadas todas las comunidades autónomas y presidido por el Ministerio de Sanidad, se ha puesto en marcha tres años después de su aprobación ni una sola medida de las acordadas, para bien de nuestra sanidad pública, los pacientes y los profesionales sanitarios.
Impresentables y despreciables comportamientos de quienes tienen la responsabilidad de liderar y coordinar la sanidad pública en nuestro país, los mismos que ahora en plena precampaña electoral vuelven a realizar las mismas promesas y los mismos compromisos que, desde hace tres años, vienen incumpliendo, en un claro alarde de falta de respeto a los 47 millones de personas de nuestro país y también a los profesionales del sistema sanitario.
¿Cómo es posible tanto político sin alma, tanto representante público que falte el respeto a quienes representan, con tanta ligereza, un día sí y otro también? Es evidente que ni han aprendido ni quieren aprender nada, no les interesa nuestra sanidad pública, ellos están a lo suyo, que no es más que ganar elecciones para seguir ocupando espacios de poder.
¿Cómo pueden convivir cada día en paz interna ante su evidente dejación de funciones, mientras más de 700.000 personas esperan ser atendidas quirúrgicamente durante meses para resolver la enfermedad que les aqueja?
¿Cómo pueden ser tan indolentes con el colapso de nuestros centros de salud y demoras inaceptables para atender a una persona enferma? ¿Cómo pueden seguir mirando para otro lado mientras cada año son agredidos miles de profesionales sanitarios en sus centros de trabajo mientras desarrollan su labor profesional?
¿Cómo pueden permanecer inactivos ante la falta de una óptima seguridad de los pacientes dentro de los centros sanitarios como consecuencia del exceso de pacientes asignados a cada enfermera?, ¿cómo pueden mirar para otro lado mientras observan impasibles cómo la sanidad privada toma cada vez mejores posiciones de negocio a costa de la sanidad pública?
¿Cómo pueden seguir ignorando las múltiples alertas que le llegan de Europa en cuanto al precario presupuesto sanitario destinado a nuestra sanidad pública, o referentes a la preocupante falta de camas, sin olvidar la negligente y arriesgada situación de nuestro país ante la grave falta de enfermeras y fisioterapeutas?
En definitiva, nada razonable que pudiera justificar en un país serio tanta indolencia y frivolidad política. Por ello, a un mes de las elecciones generales, sólo cabe pensar que en nuestro país hay demasiado político sin alma y que estaría bien que estos dejasen paso a otros con verdadero sentido de Estado en materia sanitaria. Políticos que apuesten de verdad por nuestra sanidad pública, que cumplan lo que se comprometen y que vengan provistos de grandes dosis de humanización y respeto a la dignidad de los pacientes y los profesionales.
Manuel Cascos Fernández, presidente del Sindicato de Enfermería (SATSE).
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