
Psicología
¿Qué dice la psicología sobre quienes nunca suben estados en WhatsApp?
Aunque parezca un gesto irrelevante, el hecho de no usar esta función dice mucho más de lo que imaginamos

Desde que WhatsApp introdujo los estados en 2017 -coincidiendo con su octavo aniversario- la forma en la que nos comunicamos cambió drásticamente. Lo que comenzó como una herramienta para compartir momentos efímeros, terminó convirtiéndose en un termómetro social: ¿felicitaste a tu amiga por su boda? ¿Y lo subiste a tu estado?
En la actualidad, no basta con asistir a un cumpleaños o enviar un mensaje privado. Para muchas personas, lo verdaderamente significativo es que publiques algo en tu estado. No hacerlo puede ser visto como falta de afecto, compromiso o incluso desinterés. Este nuevo código no escrito ha generado una presión invisible: la de tener que mostrar públicamente cada emoción, cada fecha importante, cada opinión o momento de vulnerabilidad.
¿Qué significa que una persona nunca suba estados?

Desde la psicología, esto puede interpretarse de varias formas. Por un lado, quienes no usan esta función podrían tener menos necesidad de aprobación social o podrían estar más conectados con su privacidad. Por otro, podrían simplemente no querer participar en dinámicas que consideran superficiales o invasivas.
Según Rishipal Singh, conferencista especializado en liderazgo e inteligencia emocional, hay quienes optan por no publicar estados porque no buscan esa gratificación inmediata que otros sí encuentran en las visualizaciones o reacciones de sus contactos. "En muchos casos, se trata de personas que prefieren procesar sus emociones en privado y no exponer su vida o pensamientos en un entorno digital donde todo se interpreta", asegura Singh.
El fenómeno del desahogo digital

Para muchos, los estados se han vuelto un espacio para canalizar frustraciones, mostrar posturas políticas o lanzar indirectas. Singh explica que este comportamiento responde a una necesidad de reconocimiento social, que puede surgir por carencias emocionales, inseguridad o incluso soledad.
Al no poder expresar ciertas cosas en su entorno físico -ya sea en casa, en el trabajo o en sus relaciones-, algunas personas encuentran en los estados una vía para "decir sin confrontar", buscando que alguien vea, entienda o reaccione. Sin embargo, esta forma de desahogo puede volverse un ciclo poco saludable.
En el plano emocional, especialmente en relaciones de pareja o amistad, abundan los estados con frases ambiguas, canciones melancólicas o citas cargadas de doble sentido. Según Singh, esto es una forma de evitar conversaciones incómodas. Se lanza el mensaje, pero sin asumir responsabilidad directa. "Lo preocupante es que estas publicaciones muchas veces no solo no solucionan nada, sino que generan más confusión y deterioro en los vínculos", señala.
¿Qué podemos aprender?

Lo más importante es entender que los estados no reflejan necesariamente la realidad. "No hay que tomar lo que se ve en redes sociales como una verdad absoluta, ni usarlo como vara para medir nuestra vida o relaciones", asegura. Publicar o no publicar no define quién eres. Y tampoco debería ser el criterio para medir cuánto te importa alguien. A veces, el silencio digital dice más de una persona que cualquier estado.
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