¿Por qué va el Papa a Mongolia?

Desde ya algún tiempo me han hecho esta pregunta, a veces con tonos ligeramente críticos como:¿qué se le ha perdido a Francisco en ese país? del cual muchos tendrían dificultad para situarlo en el mapamundi.

Yo no soy nadie para responder en nombre del Papa pero conociendo algo sus puntos de vista y sus objetivos pastorales puedo aventurar alguna aclaración. En primer lugar conviene recordar que uno de los criterios que le animan a viajar es visitar las periferias tanto geográficas como espirituales es decir acercarse para conocer mejor a iglesias locales de las que se habla poco o se encuentran en situaciones especiales.

Mongolia responde perfectamente a esa tipología. Es un país con una de las superficies mayores del planeta, habitado por poco más de tres millones de habitantes, muchos de ellos nómadas que se desplazan a través de sus inmensas estepas. Aunque el cristianismo fue implantado en el alto medievo y conoció un cierto desarrollo durante el imperio de Gengis Khan, llegó casi a desaparecer.

A partir de la independencia del país a comienzos del siglo XX comenzaron setenta años de dictadura comunista con un ateísmo militante que, al caer el régimen dio paso a una renovada presencia de las religiones, especialmente del budismo y del Islán. La católica se consolida hace treinta años con la llegada de algunos misioneros/as de la Consolata y sucesivamente de los salesianos y de las Hijas de Madre Teresa de Calcuta.

Entre estos se encuentra el hoy cardenal Giorgio Marengo que hace dos años acompañó a una delegación de líderes budistas mongoles que en mayo del 2022 visitaron a Francisco y le invitaron a viajar a su país. El Papa comenzó entonces a madurar su decisión que se hizo pública el 6 de julio pasado.

Dos objetivos principales caracterizan ese desplazamiento papal: dinamizar el diálogo inter religioso y fortalecer a la pequeña grey católica ( apenas 15 fieles) a fin de resaltar la universalidad de la Iglesia que no conoce fronteras.