Clase social

Sabes que eres de clase media-baja si tienes estos cinco hábitos cuando estas de vacaciones: la clase alta los desconoce

Estas prácticas denotan la clase social a la que perteneces y forman parte de la rutina vacacional. Son hábitos comunes que repercuten en el día a día

Cuidado con este gesto común de los españoles: en playas del extranjero te mirarán mal
Si tienes estos cinco hábitos cuando estas de vacaciones significa que eres de clase media-baja: la clase alta nunca los practicaDreamstime

Tal y como esclarecen las últimas estadísticas del Centro de Investigaciones Sociológicas, en torno al 42,5% de los españoles se considera de clase media-baja. Sin embargo, en el otro lado de la balanza, el estudio del CIS también avala que, de la masa analizada, tan solo 0,6% de los mismos se identifica con la clase más alta de la pirámide. De esta suerte, la diferencia más que notoria no solo refleja una desigualdad económica, sino también saca a la luz profundas disparidades en los hábitos rutinarios y estilos de vida. A lo largo de los años, estas diferencias se han manifestado en aspectos cotidianos como el acceso al ocio, la alimentación, la salud o la educación y, en consecuencia, esto se traslada al modo de disfrutar las vacaciones que tiene cada grupo.

La clase alta suele disfrutar de dietas más equilibradas, rutinas deportivas estructuradas y tiempo para actividades culturales o de bienestar. Mientras que la clase media, cada vez más presionada por la inestabilidad laboral y la subida del coste de vida, tiende a adaptar sus hábitos en función de la disponibilidad de su bolsillo y el tiempo disponible, que muchas veces es limitado por las jornadas laborales extensas a las que tienen que hacer frente. Estas diferencias, lejos de suavizarse, se han acentuado con el paso del tiempo, marcando una brecha social que no solo es económica, sino también en calidad de vida y bienestar personal.

Profundizando en los distintos aspectos que diferencian a estas dos clases sociales en función del periodo vacacional. La realidad es que existen una serie de nexos con los que, si te consideras clase media-baja, estarás de acuerdo. hay que destacar que, por norma general estos se rigen por las posibilidades de cada uno, teniendo en cuenta el ahorro por encima de todo para adaptarse a unos presupuestos cerrados.

Aprovechar los viajes en grupo

Esta forma no solo abarca el hecho de recortar unas cuantas monedas a la planificación económica sino que también sirven como punto de partida a la hora de visitar un país desconocido. Con vistas a recorrer el máximo espacio posible en la menor cantidad de tiempo, esta opción supone un ahorro de tiempo y una manera perfecta para conocer personas con tus mismos intereses. La desventaja más clara de esta alternativa es el hecho de que, como uno se tiene que adaptar a la gestión del resto, no cuenta con total libertad a la hora de perderse por una ciudad nunca antes explorada.

Visitar toda la ciudad en un día

Al tener recursos limitados y vacaciones más ajustadas, muchas familias intentan aprovechar al máximo cada jornada del viaje, especialmente si saben que es poco probable que puedan repetir esa experiencia a corto plazo. Además, el deseo de “sacarle el máximo jugo” al esfuerzo invertido, tanto en dinero como en planificación, lleva a priorizar un turismo rápido e intenso, en el que se busca ver todos los monumentos, recorrer los barrios emblemáticos y hacer las fotos imprescindibles, aunque eso implique cansancio o estrés.

Tener planificados todos los días del viaje

A diferencia de lo que podría suceder con la clase alta, que podría destinar todas sus vacaciones a gozar de sus días libres, la mentalidad de la clase media prioriza otro tipo de intereses. En muchos casos. el propósito no es descansar sino más bien conocer otra cultura. Esto suele suceder en su mayoría con lugares nunca antes visitados, como países europeos. Pues, por ejemplo, aquellos que cuentan con una segunda residencia en la playa o simplemente quieren salir de su zona de comfort, sí que pueden seguir este ritmo de vida más relajado.

Comprar souvenirs en las tiendas para turistas

Esta acción es una forma de materializar y prolongar la experiencia vivida, especialmente porque estos viajes no son frecuentes y suelen representar un esfuerzo económico significativo. Los recuerdos físicos, como camisetas, tazas o figuras típicas, cumplen una función simbólica: son pruebas tangibles del viaje, tanto para uno mismo como para compartir con familiares y amigos. Además, en muchos casos, también se obtienen con el fin de regalarlos a familiares y amigos para compartir la experiencia. Siempre queda bien un imán de Roma en la nevera, incluso si nunca has estado en la ciudad eterna.

Llevar la maleta hasta arriba

El turista casual es muy precavido y está al tanto de todos los posibles imprevistos que puedan suceder a lo largo del viaje, por remotos que sean. Por lo que este gesto indica el espíritu nervioso con el que se preparan las cosas antes de partir. Asimismo, al no conocer ciertos aspectos de la localidad que visita, este acto evita la posibilidad de olvidarse algo. La mentalidad es clara: "es mejor llevar mucha ropa y usar poca que lamentarse por no haber traído ese abrigo de más".