La opinión de Antonio Pelayo
Sacerdotes felices
El Pontífice destaca que “la fraternidad es un estilo esencial de la vida sacerdotal”
Este era el título del encuentro internacional celebrado en Roma con ocasión del Jubileo de los sacerdotes al que han asistido unos dos mil presbíteros llegados de todo el mundo.
El jueves por la tarde en el Auditorio situado en la Via della Conciliazione el Papa se reunió con ellos y les dirigió un discurso sobre el sacerdocio en la más pura tradición de la Iglesia: "El sacerdote -dijo León XIV- es un amigo del Señor, llamado a vivir con Él una relación personal y confiada, alimentada por la Palabra, por la celebración de los Sacramentos y la plegaria cotidiana. Esta amistad con Cristo es el fundamento espiritual del ministerio ordenado, el sentido de nuestro celibato y la energía del servicio eclesial al que dedicamos nuestra vida”.
Desarrollando esta idea fundamental el Pontífice destacó que “la fraternidad es un estilo esencial de la vida sacerdotal” y que “formar sacerdotes amigos de Cristo significa formar hombres capaces de amar, escuchar, rezar y servir al mismo tiempo”.
Una de las palabras más repetidas por Prevost fue la de “gracias” y lo hizo en términos muy cordiales dirigiéndose a los sacerdotes presentes y a los ausentes. ”Gracias -reiteró- por lo que sois. Porque recordáis a todos que es hermoso ser sacerdote y que cada llamada del Señor es, por encima de todo, una llamada a su alegría. No somos perfectos pero somos amigos de Cristo, hermanos entre nosotros e hijos de su tierna Madre María y esto nos basta”.
Durante el encuentro reinó un ambiente muy festivo; un sacerdote español le pidió al papa si podía subir a saludarle y León XIV le respondió: "Si lo haces tú querrán hacerlo también todos” pese a lo cual intrépidamente subió las escaleras que le separaban del Santo Padre y le pidió que bendijera dos solideos blancos.