Sanidad

Sanidad rechaza el cribado de cáncer de pulmón con argumentos obsoletos

El Ministerio se opone a incluirlo en la sanidad pública pese a la evidencia de que, en población de alto riesgo, generaría casi 5 años de vida ganada adicionales por paciente

 La ministra de Sanidad, Mónica García
La ministra de Sanidad, Mónica GarcíaDaniel GonzalezAgencia EFE

No hay cribados de cáncer "de primera" y "de segunda", todos son igual de importantes a la hora de salvar vidas. Cada año se diagnostican 30.000 nuevos casos de cáncer de pulmón en España, de los cuales el 70% se encuentra en fases avanzadas (estadios III y IV), en las que los tumores ya no son operables. Es la segunda causa de muerte en nuestro país, con tasas de supervivencia a 5 años que apenas superan el 20%. Su incidencia ha crecido tanto en las mujeres en los últimos años que se estima que antes de 2028 será más letal para ellas que el de mama.

En septiembre de 2022, la Unión Europea instó a los Estados miembros a implementar programas de detección precoz del cáncer de pulmón en la sanidad pública. Diversos estudios a lo largo de los años han tratado de demostrar –y, de hecho, así lo han hecho– el valor de esta medida no sólo desde el punto de vida médico (las vidas que se podrían salvar) sino también económico (lo que se conoce como coste-eficacia).

Hace poco menos de un año, el Centro de Investigación Económica Aplicada a la Salud (CREA Sanita) presentó ante la Cámara de Diputados de Italia un informe que evaluaba los costes-beneficios y la sostenibilidad del cribado pulmonar. El modelo estimó que la puesta en marcha de un programa nacional de cribado de cáncer de pulmón en pacientes de riesgo (fumadores o exfumadores empedernidos mayores de 50 años), gracias a un diagnóstico oportuno, permitiría aumentar la supervivencia de los pacientes cribados casi 8 años (7,63) respecto a los no cribados, con una reducción de los costes sanitarios de 2.300 millones de euros en un horizonte temporal de 30 años.

En nuestro país, conseguir esos resultados sería posible si se implementara en el Sistema Nacional de Salud (SNS) el proyecto piloto Cassandra (Cancer Screening, Smoking Cessation and Respiratory Assessment), un programa asistencial multicéntrico de cribado de cáncer de pulmón y otras enfermedades vinculadas al tabaquismo. Cassandra surgió como iniciativa de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) junto con otras entidades como la Sociedad Española de Radiología Médica (Seram), la de Médicos Generales y de Familia (Semg), la Lung Ambition Alliance y The Ricky Rubio Foundation a finales de 2023. Desde entonces, se ha implantado en 13 hospitales españoles y ya ha reclutado a 1.000 pacientes.

Su objetivo es llegar a cuarenta hospitales de toda España, donde se llevarán a cabo entre 30.000 y 50.000 pruebas diagnósticas con tomografía computarizada de baja dosis (TCBD) en cinco años. Más de 1.000 pruebas serán en la Comunidad de Madrid, principal benefactora de este programa.

Ir contra la evidencia

Pese a la evidencia acumulada, lo demostrado por Cassandra y el éxito de este cribado en otros países de la Unión Europea (algunos con sistemas sanitarios mucho más débiles, como Polonia y Eslovenia) el Ministerio de Sanidad rechaza incluirlo en el SNS esgrimiendo argumentos que ya están obsoletos desde el punto de vista técnico y científico.

Estos provienen de un informe que el departamento que dirige Mónica García encargó al Servicio Canario de Salud y a la Agencia Gallega para la Gestión del Conocimiento en Salud, y que hizo públicos a principios de 2024. En él se señalaba que el cribado, probablemente, evitaría que 5 de cada 1.000 personas murieran por cáncer de pulmón en un plazo de 10 años,pero no recomendaba la puesta en marcha de un programa de cribado de cáncer de pulmón con TCBD en España por razones económicas.

Pese a las críticas que suscitó este trabajo debido a sus erróneas conclusiones por parte de hasta seis sociedades médicas implicadas en el abordaje del cáncer de pulmón y otras enfermedades respiratorias, y de las asociaciones de pacientes, el departamento de Mónica García aún lo mantiene colgado en su web. La conclusión final del trabajo era que "el cribado con TCBD provoca daños en comparación con el no cribado en términos de sobrediagnóstico, por los procedimientos diagnósticos invasivos y el tratamiento resultante (…)".

Argumentos desactualizados

En varias declaraciones públicas, la última hace escasas semanas, la propia Mónica García volvía a insistir en los "falsos positivos" y de los "sobrediagnósticos" que podían resultar de este tipo de cribado.

"Son conceptos completamente obsoletos, que la evidencia científica actual, resultante de programas de cribado con años de funcionamiento, ya ha desmontado", explica Juan Carlos Trujillo, cirujano torácico y miembro del Área de Oncología Torácica de Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).

«Los falsos positivos son muy limitados con la incorporación de la volumetría, con la que descienden del 20 al 2%, como demuestran los últimos trabajos científicos y los de cribados en distintos países. Sobre los sobrediagnósticos, el mismo concepto se ha demostrado que era sesgado. Del 18% que figuraba en el Estudio Nacional de Exámenes de Pulmón –el trabajo de referencia publicado en Estados Unidos hace 15 años– se ha pasado al 3% en este tiempo», explica.

Lo que solicitan las sociedades médicas a Sanidad son "análisis rigurosos, como el estudio de minimización de costes de Rosell et al. (2025), que demuestra que la detección precoz mediante cribado con TCBD en poblaciones de alto riesgo puede compensar hasta el 70,6% de los costes del programa al reducir los gastos de tratamiento mediante la detección precoz del cáncer en diferentes estadios, y el estudio de coste-efectividad de Gómez-Carballo et al. (2022), que concluyó que un programa nacional de cribado para poblaciones de alto riesgo generaría 4,8 años de vida ganada adicionales por paciente con un coste incremental de tan solo 2.345 € por año de vida", destaca Trujillo. Estaba previsto que Sanidad recibiera a representantes de la Separ el martes pasado para darles su valoración sobre Cassandra, pero la reunión se pospuso al próximo 9 de diciembre.

La consejera de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Fátima Matute, que es médico especialista en radiodiagnóstico, ha apoyado este proyecto desde su gestación. "En Reino Unido, los cribados han logrado detectar el 75% de los cánceres de pulmón en estadios iniciales, con lo que se han podido intervenir quirúrgicamente, con una cirugía muy poco invasiva, y el paciente se va a su casa sin cáncer. En España sólo un 15% de los tumores se diagnostican en estadios iniciales, y me circunscribo sólo a la parte del tumor, porque programas como Cassandra evalúan todas las patologías asociadas al tabaquismo, entre las que destacan el enfisema y la EPOC, las enfermedades intersticiales, las enfermedades coronarias y otros tumores relacionados causalmente al consumo de tabaco".

"Además –añade–, el programa de cribado obliga a la persona que entre en un programa de deshabituación tabáquica, es decir, que actúas para prevenir, para detectar la enfermedad antes de que de síntomas y en estadios iniciales y para ayudar a la persona a dejar de fumar. Se ha demostrado que esto es mucho más efectivo que la política de prohibiciones por la que apuesta el Ministerio de Sanidad", aclara, en referencia a la controvertida ley antitabaco.