Medicamentos

Sanidad tumba el primer fármaco basado en los hallazgos de Barbacid

Los pacientes con un tipo de cáncer de pulmón muy agresivo se quedan sin una alternativa terapéutica igual de efectiva pero mucho menos tóxica que los tratatamientos estándar

El científico español Mariano Barbacid.
El científico español Mariano Barbacid.Alberto R. RoldánLa Razón

En la sesión número 233 del Comité Interministerial de Precios de los Medicamentos (CIPM) –cuyo cometido es fijar el precio máximo para cada fármaco incluido o susceptible de estar dentro de la cobertura del Sistema Nacional de Salud– celebrada el pasado 13 de abril, se rechazó, de modo definitivo –lo cual significa que no se volverá a valorar en años– la inclusión de la molécula sotorasib como tratamiento en monoterapia para adultos con cáncer de pulmón no microcítico (CPNM) –también llamado de células no pequeñas (NSCLC)– avanzado, con mutación G12C en el gen KRAS y que hayan progresado tras una línea de tratamiento sistémico previo.

Este grupo de pacientes, si bien no es muy numeroso –representan el 6% de todos los cánceres de pulmón y el 8% de los CPNM– sí es crítico, ya que para ellos, la alternativa terapéutica a esta innovación son fármacos de hace medio siglo, de probada eficacia pero con unos efectos secundarios tan graves que les impiden un mínimo de calidad de vida.

Sotorasib (de nombre comercial Lumykras, de Amgen) fue aprobado por la Comisión Europea el 21 de mayo de 2021 como el primer inhibidor de KRAS G12C, desarrollado tras más de 40 años de trabajo para conseguir tratar farmacológicamente una mutación que se creía intratable. «Con respecto a este medicamento, la Comisión acuerda proponer a la Dirección General la no aceptación de las alegaciones y por tanto, la no inclusión de este medicamento en la prestación farmacéutica del SNS, teniendo en cuenta el valor terapéutico y social del medicamento, su beneficio clínico incremental y su relación coste-efectividad», reza el acta de la reunión.

40 años de investigación

Hasta aquí puede parecer un caso más de denegación de un fármaco por motivos que se encuentran dentro del ámbito lícito de decisión de este organismo. Sin embargo, la intrahistoria de esta molécula presenta una serie de características que la convierten en un hito científico.

Uno de los avances más significativos en oncología en los últimos años ha sido la capacidad de desarrollar tratamientos contra la mutación KRAS. KRAS es el oncogen –un gen que ha sufrido una mutación y que tiene el potencial de causar cáncer– mutado con mayor frecuencia en el cáncer, específicamente en el de pulmón de células no pequeñas (NSCLC), en el colorrectal y el de páncreas. De hecho, en el 25% de todos los tipos de tumores se producen mutaciones en KRAS.

Estas cuatro letras definen a una proteína fundamental en las vías de señalización celular que controlan la multiplicación, la maduración y la destrucción de las células. Sus mutaciones se vinculan con la transformación maligna y progresión tumoral. Durante mucho tiempo se lo consideró la «piedra filosofal» para los investigadores moleculares, ya que se pensaba que, poder inhibirlo, sería clave para tratar un gran número de tumores. De hecho, hasta hace escasamente 10 años se creía que esta molécula no se podía tratar. Fue el trabajo pionero del biólogo químico estadounidense Kevan Shokat, y su equipo, el que, en 2013, demostró que se podía interferir en KRAS.

La trayectoria del científico español más internacional, Mariano Barbacid, también esta inexorablemente ligada a este peculiar oncogén. Fue él quien lo descubrió, hace 41 años, y quizá sea él también la persona en todo el mundo que más conocimiento tiene sobre este enemigo implacable. «Sotorasib ha sido uno de los primeros agentes en demostrar que KRAS es realmente farmacológico. Supone la traducción del esfuerzo del trabajo concentrado en ciencia básica de muchos investigadores, no solo el mío, durante décadas, en soluciones para los pacientes. No es el único, hay otra molécula, adagrasib, de otro laboratorio farmacéutico, con un perfil similar», explica a LA RAZÓN Mariano Barbacid.

«Los resultados vienen de un ensayo clínico con 345 pacientes, publicado en ‘The Lancet’, que muestra que sotorasib aumento significativamente la supervivencia libre de progresión y tuvo un perfil de seguridad más favorable, en comparación con docetaxel –un taxano de probada eficacia, que lleva más de 50 años en el mercado y que tiene una toxicidad elevada– , en pacientes con NSCLC avanzado con la mutación G12C, y que habían sido tratados previamente con otros medicamentos contra el cáncer. No, es cierto, la supervivencia no la aumenta, pero ¿quién no quiere vivir mejor el tiempo que le queda de vida?», destaca el exdirector de Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. «Si le soy sincero, yo sabía que en España no lo iban a aprobar. Aunque parece mentira que un Gobierno socialista deje tratamientos como este al albedrío de quien se lo pueda permitir. Nos hemos quedado solos con Portugal excluyendo este avance, que ya es una realidad en la mayor parte de los países de nuestro entorno», añade.

Este tratamiento ya está en uso en Francia (a través de autorización temporal), Alemania, Eslovenia, Croacia, Austria, Dinamarca, Finlandia, Países Bajos, Noruega y Suecia. En Italia, está en proceso de autorización, con una evaluación positiva por parte de Agencia Italiana del Medicamento (AIFA, por sus siglas en italiano) y en fase de discusión del precio. Los pacientes consiguen el tratamiento por una vía de acceso temprana que su regulación permite. Otros países fuera de Unión Europea donde está disponible comercialmente son Australia, Reino Unido, Suiza, Estados Unidos, Canadá, Japón, Hong Kong, Corea, Singapur, Emiratos Árabes, Brasil, Israel, Jordania, Kuwait, Lituania, Arabia Saudí, Serbia y Turquía.

El argumento del precio como motivo para la denegación tampoco se sostiene, dado que, aunque el coste del tratamiento completo – unos dos o tres meses– es de 5.000 euros –diez veces más de lo que cuesta docetaxel– el público objetivo es muy restringido. «Esto no es como una inmunoterapia, que funciona en casi todos los tipos de tumor, así que el gasto no sería elevado» detalla Barbacid.

Los que podrían beneficiarse de esta innovación serían unas 2.000 personas cada año –un 6% de todos los nuevos casos de cáncer de pulmón que se detectan anualmente en España–. La apuesta por fármacos innovadores va más allá de sus resultados de supervivencia, dado que hablamos de un grupo de pacientes que se ven abocados a tratarse con terapias de hace 50 años, cuya toxicidad es tan grave que, en el 25% de los casos, les provoca la muerte.