
Investigación
La terapia electroconvulsiva reduce un 34% el riesgo de suicidio en depresión grave
En comparación con el tratamiento estándar con antidepresivos, ante el que entre el 30 y el 40% de los afectados no responde

Se estima que el trastorno depresivo mayor (TDM) afecta a 300 millones de personas en todo el mundo, y la cifra sigue aumentando, con un incremento aproximado del 20% entre 2005 y 2015. Cada año, casi 700.000 personas se suicidan, lo que lo convierte en la cuarta causa principal de muerte entre los 15 y los 29 años. Aproximadamente la mitad de los suicidios están relacionados con la depresión o trastornos del estado de ánimo relacionados. Las personas con estas afecciones tienen un riesgo 20 veces mayor de suicidio que quienes no las padecen.
Alrededor del 9% de las mujeres en España sufren depresión mayor, cifra que se reduce al 4% en los hombres. Suele empezar en la adolescencia, sobre todo en las mujeres, y luego se produce otro pico importante en los mayores de 55 años. En nuestro país hay cerca de tres millones de personas afectadas por este trastorno.
Para un alto porcentaje de personas afectadas por TDM, los tratamientos estándar no funcionan. Según los diferentes estudios, el 30-40% de quienes sufren una depresión podrían englobarse bajo el "paraguas" del concepto "resistente al tratamiento". Se calcula que en España la media es de 0,93 casos por 1.000 personas, lo que significa que cada año hay 44.000 personas nuevas que padecen esta forma de depresión. Al sufrimiento personal asociado a padecer una depresión severa, se suma el hecho de que, como mínimo, el paciente va a estar unas 8-12 semanas sin presentar mejoría, y, después, tendrá que cambiar a un nuevo tratamiento e incluso, en algunos casos, un cuarto o un quinto tratamiento.
En estos largos periodos de tiempo sin alivio de los síntomas, el riesgo de que la persona intente quitarse la vida se multiplica.
Ahora, un metanálisis exhaustivo de estudios de alta calidad ha dado nuevas pruebas de la eficacia de terapia electroconvulsiva (TEC) para reducir el riesgo de conductas autóliticas en este tipo de pacientes. Los que la recibieron, tuvieron un 34% menos de probabilidades de suicidarse en comparación con quienes recibieron alternativas estándar, como los antidepresivos. Los hallazgos también muestran que los pacientes que recibieron TEC tuvieron un 30% menos de muertes por cualquier causa, lo que sugiere beneficios para la salud más amplios que van más allá de la salud mental.
En este trabajo, investigadores de las Clínicas Psiquiátricas Universitarias de Basilea (Suiza) revisaron estudios de alta calidad sobre cómo diversos tratamientos de estimulación cerebral afectan los pensamientos y comportamientos suicidas en personas con depresión.
El investigador principal, Timur explica: "Hasta donde sabemos, este es el primer metaanálisis que demuestra un beneficio de la TEC para la supervivencia de las personas con depresión. Estudios recientes confirman que la TEC sigue siendo el tratamiento más eficaz disponible para la depresión grave. Nuestro trabajo demuestra que el suicidio y la mortalidad por cualquier causa también se reducen".
Tres técnicas de neuroestimulación
Los científicos examinaron cómo tres técnicas de neuroestimulación -terapia electroconvulsiva (TEC), estimulación magnética transcraneal repetitiva (EMTr) y estimulación del nervio vago (ENV)- influyen la conducta suicida en personas con depresión. De un conjunto inicial de 1.352 estudios científicos, el equipo seleccionó 26.
Once de estos se centraron específicamente en la TEC. Se comparó a un total de 17.890 personas tratadas con TEC con 25.367 personas que recibieron atención estándar. Hubo 208 muertes por suicidio en el grupo de TEC y 988 en el grupo de control. Además, hubo 511 muertes por todas las causas en el grupo de TEC, en comparación con 1.325 en el grupo de control. Por lo tanto, el estudio encontró que los pacientes tratados con TEC tenían un 34% menos de probabilidades de morir por suicidio y un 30% menos de riesgo de muerte por cualquier causa en comparación con los que recibieron tratamientos estándar. Además, las personas que recibieron TEC mostraron una reducción moderada en los pensamientos suicidas.
Para la EMTr, los datos disponibles fueron demasiado limitados para sacar conclusiones firmes. Los estudios a pequeña escala no mostraron un efecto significativo en los pensamientos suicidas o las tasas de suicidio.
Los pacientes tratados con VNS parecieron experimentar una reducción del 60% en la mortalidad por todas las causas, pero los pequeños tamaños de muestra limitan la fiabilidad de estos hallazgos. A diferencia de la TEC, que se utiliza clínicamente desde la década de 1930, la EMTr y la ENV son tratamientos relativamente nuevos, y la evidencia científica aún está en desarrollo.
"La TEC moderna parece ser más efectiva que en el pasado. Dado que nuestro análisis abarca varias décadas, es probable que la TEC actual ofrezca una protección contra el suicidio aún mayor que la reducción del 3 % que identificamos en general. La mayoría de los estudios incluidos fueron observacionales, no experimentales, lo que significa que la certeza de la evidencia es limitada", explicó Liwinski, según recoge Ep. "Sin embargo, dado que las personas con depresión grave y pensamientos suicidas son un grupo tan vulnerable, es improbable que en el futuro se puedan realizar estudios experimentales a largo plazo y de alta calidad", defendió.
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