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Tragedia en Valmayor

Dos jóvenes de 13 y 14 años mueren ahogadas en el embalse tras meterse en el agua sin saber nadar

Traslado de uno de los cadáveres
Traslado de uno de los cadávereslarazon

Diana y Joseline se refrescaban ayer a apenas diez metros de la orilla del embalse de Valmayor (El Escorial), cuando, «de repente, desaparecieron en el agua», según cuentan testigos presenciales. Eran primas, ecuatorianas, tenían 13 y 14 años respectivamente, pasaban un día de picnic con la familia, y no sabían nadar.

El pantano se las tragó y ni siquiera pudieron chapotear o gritar. «Los familiares dicen que las estaban viendo bañarse, dejaron de mirar y, simplemente, unos segundos más tarde ya no estaban», aseguran quienes vivieron la escena. De hecho, desgarrada por el dolor, la madre aún gritaba horas más tarde que, «¡De repente se me ahogó mi niña!».

El 112 Emergencias Madrid recibió la llamada de aviso a las 14:45 horas. Tres horas más tarde, los buzos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil encontraban los cuerpos de las pequeñas, y una posible explicación. A las 17:41, los agentes sacaban a la primera niña (a las 17:46 a la segunda) de una sima de unos 8 metros de profundidad, y que se hallaba a 10 metros de la orilla. «Casi seguro que que nunca se sabrá qué paso», comentaba un agente de la zona, pero «lo más probable, y dado que no sabían nadar, es que fueran andando hacia el fondo seguras de sí mismas porque hacían pie y se hundieran de repente». El pánico y las frías aguas del fondo harían el resto.

Ni los esfuerzos de muchos de los cientos de bañistas que pasaban el domingo en el pantano en el momento del suceso, ni las tres dotaciones de Bomberos enviadas al lugar con dos barcas, ni el perro especializado en rastreo de gente en agua de la Guardia Civil, ni las motocicletas del cuerpo armado que recorrieron toda la orilla, ni los cuatro helicópteros que se dirigieron a la zona (dos de la Comunidad de Madrid, uno de la Benemérita y uno del SUMMA) pudieron hacer nada por salvar la vida de las jóvenes. Antes de recuperar los cuerpos, los servicios sanitarios trataron de llevarse a los 13 familiares que acompañaban a las jóvenes, la mayoría aceptó (hubo que atender a cinco de ellos por diferentes crisis de ansiedad), pero los progenitores de ambas decidieron quedarse hasta que fueran sacados del agua y reconocieran el cadáver, momento en el que sufrieron un desmayo y fueron atendidas por los servicios sanitarios. Por deseo expreso de la familia y ante la negativa de acudir a un tanatorio para realizar la identificación, los agentes enseñaron los cuerpos a las familias en el mismo lugar por recomendación de los psicólogos, que consideraron que el impacto sería más limitado aceptando sus deseos.

Las escenas de dolor se sucedieron y el padre de una de ellas, que acompañó el cuerpo de su hija, tendido en una camilla, desde la orilla del pantano hasta que fue introducido en el coche de la funeraria, le pedía a la joven, en su desesperación, «levántate Joseline, por favor, levántate».

Está prohibido el baño

Aunque cientos de personas se acercan cada fin de semana a decenas de pantanos y ríos de la Comunidad de Madrid para refrescarse, lo cierto es que en la mayoría de ellos, como en este caso del embalse de Valmayor, está prohibido bañarse. Sólo en zonas específicas de seis pantanos de la Comunidad de Madrid se permite meterse en el agua porque el Gobierno regional controla la calidad de la misma y ofrece garantías de seguridad con socorristas y puestos de atención a los bañistas. Las fuertes corrientes y los drásticos cambios de temperatura del agua (la superficie está mucho más caliente que el interior) provocan frecuentes remolinos y movimientos que cada verano se cobran víctimas en estas infraestructuras.

Por eso, las autoridades recuerdan la importancia de cumplir la normativa en la que se prohíbe el baño. «El mar avisa, un pantano no», concluía uno de los agentes que cubría el suceso.