La Razón solidaria

Tras los cubos, ahora los perros ladran a la ELA

Una campaña busca dar visibilidad a la enfermedad a través del mundo canino

EN LAS REDES. Un perro de «disc dog» en apoyo a #PatasPorLaELA
EN LAS REDES. Un perro de «disc dog» en apoyo a #PatasPorLaELAlarazon

Todo el que haya asistido como público a alguna competición canina en los últimos tiempos ha podido verlos. Son corredores de modalidades como el «canicross» o el «bikejoring» o cuidadores que participan con su perro en modalidades como el «disc dog» o el «agility» y que siempre llevan algo naranja mientras compiten. No es por imperativo de las normas de la competición, ni por exigencia del club al que puedan pertenecer. Simplemente es una muestra de apoyo para hacer ver a los más de 4.000 afectados de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) en España que corren junto a ellos. «Queremos decirle a los afectados que sabemos que existe la ELA y que nos acordamos ellos. Porque si sabes que existe, sabes que hay gente que la está padeciendo. Algunos ya no pueden hablar, pero tienen un brillo en los ojos que impresiona», afirma Israel González, el promotor de la idea. Las competiciones caninas se han teñido de naranja, y ha sido gracias a un ferviente amante de los animales y a un judoca que lucha por la vida como lo hacía en el tatami. Cuando Israel y Fernando Mogena se conocieron comenzaron algo que años después está llegando muy lejos. Israel llegó a representar a España en el Campeonato del Mundo de IPO (Rastreo, Obediencia y Protección) junto a su pastor alemán Waho y hace 15 años comenzó, junto a Nuria Máximo, el programa Animales al Servicio de la Humanidad en la Universidad Rey Juan Carlos para normalizar el mundo del perro en la sociedad. A Fernando, guardia civil y deportista profesional, le diagnosticaron ELA hace unos años, y en este tiempo su cuerpo ha ido perdiendo facultades pero no ha dejado que por ello merme su carácter batallador. Sin ir más lejos, el jueves recibió, de parte de la Asociación Española de ELA, un premio por la labor divulgativa de la enfermedad rara con la que convive. Y gracias a un amigo común, los caminos de ambos se cruzaron. «Después de conocer cómo luchan Fernando, su mujer Miriam y toda su familia nos propusimos conseguir que los afectados de ELA y su entorno cambien el chip y sonrían», reconoce Israel.

Contagiado por la energía de Fernando, decidió aprovechar su papel en el mundo canino y universitario para iniciar el Desafío Mogena con el objetivo de recaudar fondos para los afectados de ELA y así ayudar a Fernando. «En este país no hay fondos y las investigaciones las están pagando los mismos afectados. Después de tres años, un Vicerrectorado de la Universidad ha acogido el Desafío y ahora se ha convertido en mi trabajo. Que un perro de deporte esté vinculado con una enfermedad no se había visto hasta ahora, y en los últimos tiempos se ha disparado todo». Como resultado, la campaña #PatasPorLaELA está inundando las redes sociales para que cualquiera muestre su apoyo a través de los animales.

Sin embargo, el puntal de su proyecto anima a los deportistas a que formen equipo junto a sus perros con los enfermos y sus familias, y ya se han formado cerca de una veintena. Por supuesto, él forma equipo con Fernando. «Desde el momento en que nos conocimos tuvimos muy buena conexión y desde septiembre del año pasado nos pusimos a trabajar muy rápido. Cada día nos cuenta todo lo que le ocurre a los perros, hablamos por WhatsApp, nos etiqueta en redes sociales...a través de los animales consigue transmitirnos emoción. Son mis manos, mis pies y también mis patas», relata Fernando. Pero eso no es todo lo que Israel hace por los afectados de ELA. El Desafío Mogena, que celebrará una edición de su acto central el 7 y 8 de noviembre, tiene en cuenta las iniciativas de los voluntarios que se unan a la causa. Para mañana, Día Mundial de la ELA, Israel comenta que no tienen organizado nada en concreto: «Tengo varias reuniones para convencer a más gente de que se unan a esta iniciativa. Queremos llegar al mayor número de personas y hacer mucho ruido para que la visibilidad de la ELA no sea una moda que desaparezca».