Investigación Valdepeñas. Las conversaciones de los imputados

Volver al lugar del crimen, una práctica que descubre a sus autores

Los dos investigados trataron de comprobar si había presencia de la Guardia Civil en la finca en la que habían tirado, en un pozo, el cadáver del empresario Juan Miguel Isla. Fue su último error antes de ser arrestados

Imagen policial de Gaspar Rivera
Imagen policial de Gaspar Riverajmz

Volver al lugar del crimen, algo que parece reservado a la novela negra, pero que ocurre en realidad, como pudo acreditar la Guardia Civil durante las investigaciones que condujeron a la detención de los presuntos autores de la desaparición y muerte del empresario Juan Miguel Isla, tras haber cobrado una importante cantidad de dinero por la finca de finca en Manzanares (Ciudad Real).

A los dos presuntos autores, ya en prisión, Antonio Caba y Gaspar Rivera, no se les ocurrió otra cosa que acudir a las inmediaciones de la finca, en uno de cuyos pozos habían arrojado el cadáver de Isla, envuelto en una manta. Tal y como informó ayer LA RAZÓN en esta misma web, ambos se sentían vigilados y daban por supuesto que sus teléfonos estaban intervenidos judicialmente para facilitar la labor de los investigadores.

Gracias a ello, supieron que, en la adquisición de la finca, a nombre de una empresa creada por Caba y a bajo precio, lo que se formalizó cuatro días antes de la desaparición de Isla, lo importante es que en la misma hubiera pozos, pese a que Gaspar había advertido a Caba que probablemente tendrían poca agua.

El pasado 3 de marzo, tras dejar sus teléfonos en la localidad ciudarrealeña de Membrilla (en el coche de Gaspar), con el fin de que los investigadores no pudieran fijar sus posicionamientos, iniciaron la comprobación para determinar si la referida finca era objeto de vigilancia policial. Lo que no sabía Caba es que, en su automóvil, la Guardia Civil había instalado un aparato de escucha, en el quedó recogida la conversación de ambos cuando acudieron a la finca, algo que terminó por señalarles como presuntos culpables.

La conversación no tiene desperdicio y muestra el nerviosismo que sentían al sentirse descubiertos. LA RAZÓN ofrece un extracto de la misma.

-- GASPAR: Ten cuidado que hay por ahí...

--CABA: No, no, no van los guardias, es un vehículo especial...

--GASPAR:¿Cuánto queda para dar la vuelta?

--CABA: ¿La vuelta? Es que aquí se ve muy mal....)

--GASPAR: Vas a dar aquí la vuelta. ¿O no?

-- CABA: No, en el próximo.

--GASPAR: Ah si, donde está el arbolillo.

--CABA: Sí, mira, ahí.

--GASPAR: Ah, sí.

--CABA: Ahí, hay algo negro ahí. Ah, no, no. Esta...

--CABA: Nos acercamos ahora que no llevamos móviles, un momento.

--GASPAR: Yo creo que no hay nada ahí.

--CABA: Vamos a acercarnos un poco... Es que ahora mismo, viernes por la tarde...

--GASPAR: Lo que tu veas...

--CABA: Que no llevamos móviles ni na.

--GASPAR: Va, pero si ahí, de todas maneras, ahí no les habrá dado tiempo a hacer na todavía... Si tienen que hacer era venir a algo... Lo gue si hay \a lo mejor ahí es mucho rurales.

--CABA: ¿Rurales?

--GASPAR: Ahí hay dos, dos coches de la Guardia Civil, de estos de...

--CABA: ¿De Rurales?

--GASPAR: De medio ambiente. Si. Yo creo que no tenías que pasar...

--CABA: ¿Un viernes por tarde?

--GASPAR: Pienso yo, haz lo que tú quieras... Y se ha visto que no hay na.

-- CABA: Yo he visto ahí algo negro.

--GASPAR: No.

--CABA: ¿No había na?

GASPAR: No.

CABA: Pues vámonos, vámonos y ya está, que sea lo que Dios quiera.

Los investigadores sacaron la conclusión del contenido de la citada conversación de que que resultaba obvio que “la única finalidad que los conduce a desplazarse (…) es visualizar la parcela”.

“La motivación de este llamativo traslado, desde el punto de vista que de la propia conversación se desprende, es corroborar si los investigadores están practicando alguna actuación en la finca referida, ante la zozobra que les ha generado la transcendencia de su existencia, así como el vínculo que les une a dicha propiedad”.

Subarayan que en su “afán de verificar la posible presencia policial en la parcela, en el caso de Casa, le lleva a tratar de aproximarse al máximo, alegando que no portan sus teléfonos móviles y considerar el contexto temporal idóneo - viernes por la tarde-, si bien Gaspar le aconseja no dar ese paso, ante el peligro que tal acción puede suponer”.

Señalan también que “cuando el vehículo aludido se encuentra circulando (el de Casa) a la altura de la finca de interés, en las dos pasadas que realizan -una sentido Andalucía y, posteriormente, tras hacer un cambio de sentido en la misma vía, otra de regreso sentido Madrid-, se produce un significativo descenso de la velocidad (…) tratan de visualizar la propiedad” para comprobar si hay vigilancia de la Guardia Civil.

Hay un asunto importante que queda por dilucidar en las pesquisas. Cómo regresó Gaspar de Albacete, cuando fue a llevar el Renault Clío de Isla,, ya que la Guardia Civil ha determinado que no utilizó transportes públicos. De hecho, según ha trascendido recientemente, hay un tercer investigado.