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Cultura

Teatro

Una Yerma con dos ovarios

Pepa Gamboa presenta en Granada el título de Lorca remozado por Lola Blasco y protagonizado por María León

«La pasión de Yerma» larazon

«Todavía me considero un auténtico novel en el teatro, mi obra apenas está comenzando», decía Lorca en noviembre de 1935. Hacía unos meses que había estrenado «Yerma» y el autor de Fuente Vaqueros se consideraba un principiante. Hoy Laura García Lorca recuerda esas palabras para resaltar que «“Yerma” es todo lo contrario a una pieza de un novato». Así lo quieren demostrar desde el Centro Federico García Lorca con el estreno (producido junto a Seda) de este título el 13 de diciembre en Granada.

Un clásico de la dramaturgia española del XX que ahora ha remozado Lola Blasco en «La pasión de Yerma», dirigida por Pepa Gamboa y protagonizada por María León (junto a Críspulo Cabezas, Mari Paz Sayago, Lucía Espín y Digo Garrido). En palabras de la descendiente del poeta, «es una obra que me descubre una nueva Yerma, fundamentalmente en su relación con Juan, un personaje que, por fin, cobra sentido». Para la actriz, «se trata de una actualización en la que se ha respetado a Lorca y, además, se cuenta de los personajes más de lo que se pudo entonces, quizá, por la época en la que se escribió».

Yerma ya no tiene como motor principal de su vida el procrear, «ahora también quiere curiosear», apunta León. «Los dos ovarios que tiene le dan más cosas», prosigue: «Ganas de vivir, de amar, de ser libre...». La pasión por encima de todo y como revulsivo de una protagonista que busca «descubrirse».

Pepa Gamboa ha orientado la función hacia un lugar y una fecha sin determinar, «se ha tratado de una manera poética y depende de cómo lo perciba cada espectador. Esto es una obra de deseo», cuenta la directora. «La pasión de Yerma ya no es tener un hijo, tiene un conflicto mucho más profundo», explica de una versión que no se desprende de la esencia lorquiana, «está por todos sitios, aunque también hay frases de Lola [Blasco]».

Yerma no se llama así por casualidad, sino en referencia a su infertilidad: «La marchita», se autodenomina la protagonista de la obra. Sin embargo, como afirma la responsable de la versión, «el poeta andaluz va a dejar claro que, pese al título, el problema no reside en la mujer, sino en el marido». ¿Es una cuestión de infertilidad o de pasión?, se pregunta Blasco ante las palabras de la Vieja de la obra: «Los hombres tienen que gustar, muchacha. Han de deshacernos las trenzas y darnos de beber agua en su misma boca, quizá por ello no hayas parido». Así, «Yerma se quema», explica la dramaturga, «el suyo es un amor de los que duelen, un deseo de los que no se sacian, un padecimiento que solo acaba con la muerte, como acabaron los padecimientos de Cristo en la cruz».

Blasco ha trabajo pensando en el último Lorca, en el de «La casa de Bernarda Alba», para dotarle de un mayor protagonismo a los personajes femeninos y a sus universos privados: «Volvemos a profundizar en los conflictos que ya apuntara el poeta, nos adentramos en la tensión entre deseo y moralidad, maternidad y muerte, género y poder, pero lo hacemos desde la libertad que nos ofrece una visión contemporánea».

Dónde: Centro Federico García Lorca, Granada.
Cuándo: 13, 14 y 15 de diciembre.
Cuánto: 22 euros.
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