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Crean el robot de 'Interstellar' en la vida real y desafía todo lo que sabíamos sobre el movimiento

Un equipo de investigadores le ha dado vida real con un prototipo capaz de caminar y rodar

Crean el robot de 'Interstellar' en la vida real y desafía todo lo que sabíamos sobre el movimiento
Crean el robot de 'Interstellar' en la vida real y desafía todo lo que sabíamos sobre el movimientoAditya SripadaNew Atlas

Una vez más, los avances tecnológicos nos acercan a ese futuro distópicodominado por robots e inteligencias artificiales. Eso sí, en esta ocasión no han optado por replicar al temido y letal Terminator de Arnold Schwarzenegger, sino por algo mucho menos alarmante (y bastante más entrañable): el famoso robot de Interstellar.

El robot TARS3D ha sido diseñado por ingenieros del Carnegie Mellon University y del equipo de Nimble.ai con la ambición de emular la sorprendente capacidad de locomoción del robot ficticio del cine de ciencia-ficción. A diferencia de la mayoría de robots humanoides, TARS3D combina movimiento por rodadura y por pasos, lo que le permite tanto desplazarse con ruedas como adaptarse a terrenos irregulares.

Mientras muchos robots siguen el modelo humanoide clásico, este diseño demuestra que las soluciones de movilidad pueden romper esquemas: rodar cuando el terreno es liso, caminar cuando requiere adaptación.

Según los desarrolladores, TARS3D podría servir en entornos industriales, almacenes o inspección remota donde los obstáculos, escaleras o estructuras complejas dificultan a los robots tradicionales


Cuando la ciencia ficción se convierte en ingeniería real

El avance técnico se apoya en cuatro pilares independientes que se transforman en una estructura en forma de “X” y se mueven mediante un sistema mecánico-digital que combina rotación, telescopía y ruedas sin llanta convencional. Gracias al aprendizaje profundo (deep reinforcement learning o DRL) y simulaciones, los investigadores lograron que el robot descubriera modos de locomoción no anticipados teóricamente.

Aunque el prototipo pesa apenas 990 gramos y mide unos 25 cm de alto, aún está conectado por cable y no es autónomo. Los investigadores advierten que queda camino por delante: mejorar la autonomía, escalar el tamaño, reducir coste y adaptar el sistema a entornos reales a gran escala.


Otro de los grandes interrogantes de esta invención (o reinvención, si tenemos en cuenta su origen cinematográfico) son sus posibles aplicaciones en el mundo real. Uno de sus creadores, Aditya Sripada, reconoce que aún no existen respuestas directas o inmediatas, pero sí plantea varios usos potenciales.

En entornos industriales (como almacenes o fábricas) sería capaz de moverse rápido por pasillos y, cuando el terreno se complica, caminar sobre huecos o estructuras para llegar a sensores, revisar inventarios o realizar inspecciones. También podría utilizarse en ámbitos veterinarios o ganaderos gracias a su movimiento silencioso, útil para hacer comprobaciones en puertas, bebederos o zonas controladas, además de permitir observación remota en refugios o clínicas.

A más largo plazo, su tecnología incluso podría aplicarse a tareas de exploración espacial o a dispositivos de asistencia, como exoesqueletos, aprovechando su locomoción estable y adaptable.