
Elon Musk Sam Altman
Sam Altman, CEO de OpenAI, completamente desconcertado con Elon Musk: "Es un idiota, no es un estilo que quiera para mí"
Walter Isaacson, biógrafo del fundador de Tesla y SpaceX, recoge algunos de los momentos del pasado común de ambos y la visión que le otorgaron al creador de ChatGPT

No es ninguna novedad que la relación entre Sam Altman y Elon Musk no atraviesa su mejor momento. A pesar de que tiempo atrás fueron de la mano en los pasos iniciales de OpenAI, el hecho de tomar caminos diferentes y confrontar comportamientos mutuos ha hecho que su rivalidad sea de dominio público.
A ello no han ayudado en los últimos tiempos ni los pasos que ha dado Elon Musk ni tampoco las respuestas del director ejecutivo de OpenAI, quien además ahora podría estar planteándose crear una red social con la que hacer frente entre otras a X.
Una amistad fallida
El transcurso de esa relación entre ambos lo desgrana Walter Isaacson en la biografía autorizada de Elon Musk publicada en septiembre de 2023. En ella, y dada la importancia en su desarrollo empresarial, no podía faltar la figura de un Sam Altman que no dejaba en buen lugar a Musk tras las dudas que éste levantó sobre el crecimiento de OpenAI.
Altman no dudó en calificar a Elon Musk ante su comportamiento en los años posteriores a dejar de ser socios: "Es un imbécil", le dijo Altman a la periodista Kara Swisher. "Tiene un estilo que no es el que yo quisiera tener. Pero creo que realmente le importa, y está muy estresado por cómo será el futuro de la humanidad", expuso tal como recoge Walter Isaacson en la biografía de Musk.
El comienzo de esas tiranteces está en 2015. En ese año Elon Musk tomó parte en la fundación de OpenAI, decisión que llegó tras su fracaso por evitar que Larry Page, cofundador de Google, adquiriera DeepMind. Sin embargo, en 2018, el canadiense abandonó OpenAI, en medio de controversias, incluyendo la contratación de ingenieros clave para sus propios proyectos.
La posterior alianza de OpenAI con Microsoft para hacer frente a la unión DeepMind – Google supuso un varapalo para Musk, especialmente preocupado por la vertiente política que esos proyectos pudieran generar desde sus chatbots y también por el temor del riesgo que podía suponer el avance de la IA para la integridad humana tal como vaticinan algunos expertos.
Elon Musk no quería ser el tercero en discordia en ese panorama y trató de entrar de lleno en ese debate, buscando ser la figura que diera seguridad en la inteligencia artificial abogando por la preservación de la humanidad ante esta. Pero lo hizo con unas formas que no fueron las correctas para Sam Altman, al que requirió los documentos fundacionales de OpenAI para ver si esta podía pasar de empresa sin ánimo de lucro a una compañía que ganaba (y gana) millones.
Sin embargo, tal como recoge Isaacson, el malestar de Sam Altman parecía legítimo y puro ya que en palabras del propio escritor: “A diferencia de Musk, él es sensible y no confrontativo. No estaba ganando dinero con OpenAI y sentía que Musk no había profundizado lo suficiente en la complejidad del tema de la seguridad de la IA. Sin embargo, sentía que las críticas de Musk provenían de una preocupación sincera”, apostilló en su libro.
Ahora que ambos están inmersos en una carrera por dominar el campo de la inteligencia artificial, está por ver si su relación todavía puede empeorar o tal vez acaben encontrando un punto en mitad del camino en que la colaboración sirva para el avance de ambos en beneficio de toda la humanidad.
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