
Evolución
El ser humano está evolucionando en tiempo real ante nuestros ojos y no nos hemos dado cuenta: hasta ahora
La evolución no es un capítulo cerrado para nosotros como especie, sino que ocurre constantemente, prácticamente a plena vista

Durante mucho tiempo dimos por hecho que la evolución humana era un capítulo cerrado, algo que quedó atrás con las primeras migraciones y el asentamiento que fue sucedido por el levantamiento de las civilizaciones. Sin embargo, en los últimos años, una oleada de investigaciones está demostrando todo lo contrario, que seguimos cambiando. Y no solo se trata de cambios genéticos, sino también a nivel fisiológico y adaptativo.
De hecho, estudios recientes han revelado patrones evolutivos en aspectos tan diversos como la tolerancia a nuevas enfermedades, la metabolización de alimentos modernos, la respuesta del cuerpo a contaminantes ambientales o incluso la forma en que nos adaptamos al estrés urbano. Esto, sin considerar adaptaciones más sutiles, como lo son las variaciones en la sensibilidad a la luz solar o las diferencias en la microbiota intestinal vinculadas el estilo de vida contemporáneo.
Claro está, entonces, que incluso en este momento nuestro entorno sigue generando cambios en nuestro organismo. Entre ellos, vivir a más de 3.500 metros de altitud parece que es equivalente a hacerlo en un mundo distinto donde el aire escasea, el corazón trabaja más y cada respiración cuesta un poco más que la anterior. Este escenario, que para la mayoría de nosotros sería insostenible durante mucho tiempo, es el hogar de las comunidades del altiplano tibetano y del Himalaya.
Después de miles de años asentados en estas alturas extremas, su cuerpo ha aprendido a responder de otra manera a la hipoxia, esa falta de oxígeno que para otros representaría un peligro inminente. Esta adaptación ha sido estudiada durante años por la antropóloga Cynthia Beall y su equipo. La más reciente se centra en 417 mujeres nepalíes que han pasado toda su vida por encima de los 3.500 metros.
Selección natural en curso
El estudio de la historia reproductiva de las mujeres estudiadas fue diversa en todo caso, pues algunas nunca haían concebido y otras ya tenían alrededor de catorce hijos, ha facilitado observar la evolución en tiempo real. Al analizar los datos, los invertigadores encontraron un patrón claro: las mujeres con más descendencia compartían un conjunto muy específico de rasgos fisiológicos que las ayudaban a prosperar en un entorno con oxígeno limitado.
Los niveles intermedios de hemoglobina y una saturación de oxígeno inusualmente alta resultron ser la combinación ganadora, ya que con estos valores, el cuerpo puede transportar suficiente oxígeno sin que la sangre se vuelva demasiado espesa, algo crucial para no sobrecargar el corazón. A esto, además, se suma un flujo sanguíneo pulmonar más eficiente y ventrículos izquierdos ligeramente más amplios, lo que mejora la distribución del oxígeno en cada rincón del organismo.
De acuerdo con lo publicado por Science Altert, los científicos han sostenido que las observaciones dan cuenta de la selección natural actuando frente a nuestro ojos. Pues las mujeres con estas características no solo sobrevivían mejor, sino que también tenían más hijos, lo que implica que los genes relacionados con estas adaptaciones están propagándose activamente dentro de la población.
El estudio, pubicado originalmente en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, representa una prueba contundente de que la evolución humana no pertenece únicamente a los libros de historia, sino que ocurre justo ante nosotros.
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