Cargando...

Windows 10

Windows 10 no quiere morir: recupera terreno frente a Windows 11 a un mes de su final

Microsoft quería que Windows 11 arrollase a Windows 10 durante la recta final de este, pero está sucediendo lo contrario

Pese a tener más de 10 años, Windows 10 continúa siendo enormemente popular larazon

Windows 10 parecía tener sus días contados. Con el soporte oficial programado para finalizar el próximo 14 de octubre de 2025, la lógica dictaba que los usuarios abandonarían poco a poco este sistema para saltar a Windows 11. Sin embargo, las cifras de agosto han dejado una sorpresa: Windows 10 ha recuperado cuota de mercado frente a su sucesor, al que ha comido terreno a poco más de un mes de su final.

El dato rompe con la tendencia de los últimos meses, en los que Windows 11 había superado por primera vez a Windows 10 a nivel global. Ahora, según los registros de statscounter, Windows 11 ha perdido varios puntos de cuota (-4,43%) mientras que Windows 10 ha aumentado su cuota de mercado (+2,65%). La diferencia resulta mínima, con Windows 11 con un 49,08% frente al 45,53% de Windows 10.

¿Por qué Windows 11 está fracasando?

El análisis de agosto refleja una caída de más de cuatro puntos en la presencia de Windows 11, que se sitúa en torno al 49% de cuota mundial. Windows 10, por su parte, sobrepasó el 45%, reduciendo la distancia entre ambos sistemas a poco más de tres puntos. Este movimiento resulta llamativo, porque contradice la narrativa de que Windows 11 estaba destinado a consolidar su liderazgo en la recta final de vida de Windows 10.

Cuota de mercado de sistemas operativos Windowsstatcounter

Las razones detrás de este retroceso pueden ser varias. Por un lado, hay usuarios que han decidido regresar a Windows 10 tras experimentar problemas de compatibilidad o rendimiento en Windows 11. Por otro, muchos equipos no cumplen con los requisitos exigidos por Microsoft —como el chip de seguridad TPM 2.0 o procesadores de última generación—, lo que dificulta la adopción. Esto deja a Windows 10 como la única opción viable en millones de ordenadores.

También influye el factor geográfico. Esta diferencia resulta a nivel mundial, pero las cifras bailan en las distintas regiones del planeta. Por ejemplo, en Estados Unidos, Windows 11 tiene un 59,28% de cuota de mercado frente al 37,65% de Windows 10; mientras tanto, en la India, el país más poblado del mundo, Windows 10 supera ampliamente a su sucesor, con una cuota del 57,22% frente al 41,25%.

Algo parecido sucede en España, donde nos resistimos a abandonar el sistema operativo, aunque a menos distancia que en la India: Windows 10 tiene un 54% de cuota de mercado frente al 42,61% de Windows 11.

Cuota de mercado de sistemas operativos Windows en Españastatcounter

Microsoft tiene un gran problema

Microsoft se enfrenta a una situación crítica. Por un lado, necesita que los usuarios migren cuanto antes a Windows 11, lanzado en 2021, para consolidar su apuesta tecnológica. Por el contrario, al mismo tiempo, millones de personas siguen dependiendo de Windows 10, que llegó en 2015, lo que obliga a la compañía a mantener un delicado equilibrio entre presionar por la actualización y no alienar a su base de usuarios más fiel.

Windows 11 25H2 en un equipo de un usuario del programa 'Windows Insider'Windows Central

El problema es que la estrategia de requisitos estrictos ha tenido un efecto contraproducente. En lugar de acelerar la transición, ha dejado fuera a una gran cantidad de ordenadores que todavía funcionan bien, empujando a los usuarios a resistirse al cambio. Este bloqueo técnico alimenta la percepción de que Microsoft fuerza una obsolescencia programada que no responde a necesidades de seguridad o innovación sino a un interés comercial.

Si Microsoft mantiene una postura inflexible, corre el riesgo de dejar millones de dispositivos expuestos a ciberataques, lo que podría dañar la confianza en la marca. No obstante, si flexibiliza su estrategia y prolonga el soporte, minará la adopción de Windows 11 y retrasará sus propios planes de transición tecnológica, pudiendo hacer que Windows 11 se solape con Windows 12, que apunta a llegar en 2026.

De hecho, la multinacional ha intentado por todos los medios derribar a Windows 10, incluso mediante la eliminación de programas clave que funcionaban sin problemas en el sistema operativo. Ello sin contar las innumerables pantallas que aparecen en Windows 10 para convencer a sus usuarios de actualizar a la nueva versión.

Microsoft camina sobre una cuerda floja. Debe convencer a los usuarios de que Windows 11 merece el salto, al tiempo que gestiona el desgaste de un Windows 10 que aguanta contra todo pronóstico. La recuperación de cuota del sistema veterano en agosto demuestra que la balanza no está tan clara como la compañía esperaba. Planificaban un trimestre final en el que el nuevo sistema operativo arrollase al antiguo, pero Windows 10 se resiste a morir.