Drones
Científicos japoneses crean el primer dron capaz de producir relámpagos
No solo dispara rayos eléctricos, también puede guiar su caída y aprovechar la energía.
Cada minuto, unos 6.000 rayos caen sobre tierra firme. El problema es que no solo se trata de la frecuencia, también de la potencia de cada uno de ellos: un solo rayo puede incendiar bosques, romper hormigón, provocar sobretensiones que pueden terminar en apagones generalizados, derretir cableado eléctrico o quemar sistemas y dispositivos electrónicos sin posibilidad de reparación.
Si bien la instalación de pararrayos en edificios ofrece cierta protección, el grupo japonés NTT (siglas de Corporación Nippon de Telégrafos y Teléfonos) lleva años trabajando en una mejor solución para proteger sus equipos de comunicaciones. Y su último invento es un dron único en su clase.
NTT afirma haberlo probado bajo una nube de tormenta real. Y, el comunicado, titulado “Primer dron del mundo que ha logrado disparar y guiar con éxito un rayo”, cuenta la historia del que podría llamarse Dron Zeus.
El 13 de diciembre de 2024, mientras una tormenta se acercaba a una zona montañosa de la prefectura japonesa de Shimane, el dron desarrollado por NTT voló a una altitud de 300 metros, llevando consigo un cable conductor. Este cable conectaba el dron a un interruptor en el suelo y, al accionarlo, provocaba una sobretensión de energía eléctrica a través del cable, conectando el dron a tierra. Como resultado, esto supuestamente aumentó la intensidad del campo eléctrico circundante del dron, provocando y atrayendo un rayo.
Según el grupo NTT, el dron sobrevivió al rayo y siguió volando, aunque su cubierta protectora se derritió un poco. Esta no es la primera vez que los científicos utilizan algo distinto a un pararrayos para provocar y atraer un rayo del cielo. Recientemente, otros científicos descubrieron que podían alejar los rayos de infraestructuras críticas si disparaban láseres al cielo.
Este "señuelo" láser se propuso por primera vez en 1974, y se necesitaron décadas de trabajo de laboratorio y varios intentos fallidos con rayos reales para lograr su funcionamiento.
Sin embargo, a diferencia de un láser, un dron que atrae rayos debe estar protegido del daño eléctrico que absorbe. Para solucionar este problema, el grupo NTT encerró su dispositivo en una jaula de Faraday metálica, que guía la electricidad alrededor del dispositivo, reduciendo la interferencia electromagnética.
En las pruebas de laboratorio, el dron estuvo protegido en gran parte por esta jaula, incluso cuando los científicos de NTT le lanzaron un rayo artificial cinco veces más potente que el natural.
“NTT busca proteger a las ciudades y a las personas de los daños causados por rayos mediante drones voladores, diseñados para resistir la caída directa de rayos, para predecir con precisión las ubicaciones propensas a rayos, desencadenarlos activamente y alejarlos de forma segura”, afirma el comunicado.
Si bien los países en el trópico son los que más tormentas eléctricas experimentan, estudios recientes sugieren que la contaminación y el cambio climático también podrían aumentar el riesgo de daños por rayos en los próximos años.
Las nuevas tecnologías para reducir los daños de las tormentas eléctricas son más que bienvenidas; sin embargo, el grupo NTT va un paso más allá y afirma estar buscando maneras de aprovechar la energía de los rayos, dirigida al suelo por sus drones. Parece una gran idea, pero por ahora es completamente teórica. Las baterías para capturar cantidades tan grandes de energía y liberarlas lentamente en nuestros sistemas energéticos actuales aún no existen. Anteriormente, algunos científicos han calificado el concepto de recolectar energía de los rayos de "inútil".
Queda por ver si los nuevos anuncios del grupo NTT sobre drones resisten el escrutinio científico.De hecho, las afirmaciones no han sido revisadas por pares, pero si el dron logra hacer lo que la empresa japonesa afirma, la tecnología podría, en teoría, proteger ciudades e infraestructuras de los daños causados por rayos en todo el mundo. Y, gracias a sus cables, alimentar, por ejemplo, coches eléctricos.