La granja vertical de China: una pocilga del futuro que cría a 1,2 millones de cerdos al año

El objetivo de China de convertirse en un país autosuficiente que exporte más que importe no ha dejado a un lado el campo del consumo de cerdo. Consciente de que la epidemia de gripe porcina puso en riesgo la producción, China está dando pasos para solventar la situación. Desde 2018, las importaciones han pasado del 1% al 10% en el último trimestre, lo que se traduce en más de 2 millones de toneladas. Para solucionar el problema, se están construyendo dos rascacielos de hasta 26 plantas, capaces de sacrificar hasta 1,2 millones de cerdos al año.

Según informan varios medios, estos rascacielos están ubicados en la ciudad de Ezhou, en el margen sur del río Yangtze, y se trata de la granja más grande del mundo. Dentro del enorme edificio, técnicos uniformados "monitorean a los cerdos con cámaras de alta definición desde un centro de mando al estilo de la NASA". "Cada piso opera como una granja independiente que se ocupa de las distintas etapas de la vida de un cerdo joven: un área para las embarazadas, un cuarto de alumbramiento para los lechones, espacios de cría y un espacio de engorda para los cerdos jóvenes".

China es el mayor productor de carne de cerdo del mundo, con una producción de aproximadamente 47,5 millones de toneladas según datos de 2021. Sin embargo, el país quiere dejar de depender de otros países por completo. Como su territorio agrícola es limitado, Pekín ha decidido promocionar la construcción de estas granjas verticales para poder alimentar a una población que consume más cerdo que cualquier otra en el planeta.

Los problemas de este modelo no son muy diferentes de la ganadería intensiva actual. Uno de los peligros potenciales es la posibilidad de la rápida transmisión de enfermedades. "Criar tantos cerdos juntos en una sola instalación hace que sea más difícil prevenir la contaminación", afirma Brett Stuart, fundador de Global AgriTrends, una empresa de investigación del mercado agrícola. "Los granjeros de cerdos de EE. UU. miran las fotos de esas granjas en China, y simplemente se rascan la cabeza y dicen: 'Nunca nos atreveríamos a hacer eso'. Es demasiado arriesgado". Al gobierno chino no parece importarle.

Aunque esta granja es impresionante a primera vista, más allá del debate ético de criar a los cerdos en este tipo de entorno, el edificio parece más una empresa de tecnología que una pocilga, tanto por su limpieza como el equipamiento tecnológico. Cada planta opera de forma independiente y tiene un rol determinado en el proceso de crianza del animal, desde el embarazo de las hembras al último estado de su engorde antes del sacrificio.