Tecnología militar

“Nuestros satélites son capaces de ver las ruedas de un avión desde 500 km de altura”

Entrevistamos a Gonzalo García-Muñoz, vicepresidente senior global de operaciones de ICEYE, líder mundial en operaciones por satélite con radar de apertura sintética (SAR).

tecnología satelital
Satélite con tecnología SAR de ICEYEICEYEICEYE

En la última semana, las imágenes satelitales que permiten conocer la eficacia de los ataques en Oriente Medio, se han hecho no solo públicas, también virales. Para saber si es posible detectar detalles que se reducen a centímetros de resolución, hablamos con Gonzalo García-Muñoz, vicepresidente senior global de operaciones de ICEYE, líder mundial en operaciones por satélite con radar de apertura sintética (SAR).

“Nuestra empresa está enmarcada en lo que se llama defense tech – nos explica García-Muñoz en conversación telefónica -. El origen fue un proyecto de una universidad: los responsables lograron miniaturizar una tecnología que se llama radar de apertura sintética, o SAR, por sus siglas en inglés, en la que, básicamente, fueron capaces de montar en un satélite que en las primeras versiones pesaba 70 u 80 kilos, un radar con el que puedes tomar imágenes de la Tierra. Es un tema revolucionario, no porque la tecnología fuera nueva, porque la tecnología de radar en satélites existía ya, pero existía a nivel gobierno, defensa y secreto”.

En términos básicos, un radar de apertura sintética (SAR) es una tecnología de teledetección que utiliza un radar para crear imágenes de alta resolución de la superficie terrestre. A diferencia de la imagen óptica tradicional, que depende de la luz solar, el SAR utiliza iluminación activa con energía de microondas, lo que le permite operar de día o de noche y en diversas condiciones climáticas. La clave de la alta resolución del SAR reside en su capacidad para sintetizar una gran apertura de antena combinando señales de radar de una plataforma móvil, como una aeronave o un satélite.

Detalle de una imagen de Madrid tomada con un satélite de ICEYE
Detalle de una imagen de Madrid tomada con un satélite de ICEYEICEYEICEYE

“Una de las diferencias respecto a otras tecnologías – confirma García-Muñoz – es que los anteriores satélites pesaban una tonelada y media, dos toneladas, tardaban cinco años en construirse, que costaban 500 millones de euros. Pasar de eso a 70 kilos, de cinco años, a 18 meses y que cuesta muchísimo menos… Ahora cada 18 meses más o menos ponemos en órbita una nueva generación. Y tienen unas prestaciones que han ido evolucionando de forma exponencial. A eso hay que sumarle que hemos tardado menos de cuatro meses en que firmamos el contrato en poner el satélite en órbita”.

García-Muñoz asegura que ICEYE cuenta con la constelación de satélites, es la más grande del mundo en este tipo de tecnología de radar.

“Lo que hace nuestra constelación de satélites es tomar imágenes de nuestra prueba de constelación y las une junto con datos de terceros - añade García-Muñoz -. Tenemos un equipo de más de 60 científicos de datos, gente que hace AI, Machine Learning, etc. Hemos desarrollado modelos y productos que están muy centrados en temas de catástrofes naturales. Por ejemplo, tenemos un producto que se dedica a entender qué pasa con las inundaciones. Cuando tienes una inundación, como por ejemplo el caso de la Dana, podemos entender cuál es la extensión del agua, qué profundidad tiene en cada lugar, inferir, por tanto, el daño, qué edificios están más dañados, dónde hay que mandar las acciones de rescate, etc. Algo similar tenemos en temas de incendios y de fuego, por ejemplo. Tenemos un equipo de meteorólogos que está continuamente monitoreando qué sucede en cuanto a este tipo de catástrofes naturales en el mundo”.

Las imágenes obtenidas con esta tecnología permiten tener una medida de precisión mucho mayor: los satélites orbitan a unos 550 km. de altura y cuentan con una resolución de 25 centímetros, formas de objetos, relieves, movimientos.

“Gracias a esto podemos detectar qué sucede bajo el follaje de los árboles de un bosque, las huellas de vehículos en el campo o cambios en los niveles de humedad – confirma García-Muñoz -.Puedes detectar muchas cosas que a veces parecen casi de ciencia ficción. La realidad es que al final la mayoría de los casos de uso que tiene esta tecnología es realmente entender y monitorear lo que sucede en un lugar concreto de manera lo más permanente posible y ver esos cambios y tratar de tener toda la inteligencia”.

Claro que tener una tecnología tan avanzada, implica ciertas responsabilidades, por así decirlo. Su implicación con inteligencia y defensa hace que los socios de ICEYE no puedan ser revelados.

“Nosotros trabajamos con las naciones aliadas a la actual OTAN – señala confirma García-Muñoz -. Y eso se extiende no solo a lo que trabajamos o al tipo de trabajo que hacemos, sino también a dónde podemos reclutar a los equipos, qué tipo de componentes y proveedores usamos, etc. Tenemos que demostrar que no usamos componentes, por ejemplo, de origen chino en los satélites o en el hardware. Hablo de China por decir un ejemplo, pero todas las naciones no aliadas, básicamente, están prohibidas”.

Los satélites que llevan a cabo estas tareas son lanzados por Space X (el más confiable y económico, según ICEYE) y la cantidad de ellos que están en órbita (información confidencial me confirma García-Muñoz) permite cubrir no solo gran parte del planeta o todo (otro secreto que se guarda ICEYE) permite tener lo que se conocemo como tiempos de revisita, imágenes del mismo sitio en un tiempo muy breve, por ejemplo, una hora.

“Hay organizaciones que utilizan nuestras imágenes para entender cómo va evolucionando la deforestación, por ejemplo, en una zona muy concreta – señala García-Muñoz -. En otras situaciones, por ejemplo, queremos entender cómo un buque va en altamar, o en este puerto o tal. En esos casos no solo podemos tomar una imagen, sino que ya podemos grabar vídeos de cómo se mueve una embarcación. Entonces, esto ya te empieza a dar muchísima más información, porque ya puedes identificar cuál es el rumbo que tiene la embarcación, a qué velocidad se mueve. No solo dónde está. Y todo ello con una resolución que nos permite ver las alas de un avión en pleno vuelo. Y hasta las ruedas”.

Dos conclusiones. Es obvio que se puede confirmar o desmentir en detalle qué ha ocurrido en determinada región. Y con gran detalle. Y la segunda conclusión es que, si vemos imágenes en las que no queda claro si se ha producido un bombardeo, por ejemplo, es que no estamos viendo las imágenes “reales” disponibles. Ver a 550 km. de altura y con una resolución de 25 centímetros, raramente deja lugar a dudas.